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Conoce Castilla y León
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José Vela Zanetti [1913-1999]
Célebre a escala internacional por sus murales y obras de gran formato, José Vela Zanetti es burgalés de nacimiento y leonés de adopción. Nació el 27 de mayo de 1913 en Milagros, un pueblecito de Burgos. Con apenas un año su familia se traslada a León, donde el padre ejerce como veterinario mientras él estudia en el colegio de la ciudad. Nicóstrato Vela Esteban animó las inquietudes artísticas de su hijo: en 1927, al poco de terminar el bachillerato en el Instituto Provincial de León, lo envió unos meses a Madrid para que contemplara exposiciones y visitara el Museo del Prado. En la capital española vivió de pensión y asistió a las famosas tertulias del café de La Granja del Henar.
Enseguida, su padre lo condujo ante Manuel Bartolomé Cossío, una de las primeras personas que confió en el joven pintor además de darle a conocer la pintura mural. Cossío lo recomendó al pintor José R. Zaragoza, del que Vela fue aprendiz y discípulo.
Consumado deportista, ciclista y futbolista, militante de las Juventudes Socialistas en 1930 y ‘acompañante’ de Ortega y Gasset en su candidatura política por León (1931), Vela Zanetti ensayó sus primeros murales en 1932, en la taberna leonesa «El Bodegón» y en la Casa del Pueblo, de los que no queda huella, al ser destruidos durante la Guerra Civil. En 1933 viajó a Italia becado por la Diputación Provincial, donde se entusiasmó por la pintura mural gótica y renacentista, especialmente por la obra de Giotto, Masaccio, Mantegna y Piero della Francesca.
Sin embargo, el estallido de la Guerra Civil afectó de lleno a la familia, cuya militancia socialista era sobradamente conocida: en 1933, padre e hijo se habían afiliado a la Delegación Leonesa de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética, y un año más tarde, Vela Zanetti era encarcelado por insultar a un guardia civil que interrogaba a un obrero a raíz de los sucesos revolucionarios de octubre. Fusilado su padre en 1936, el pintor se entrega a la causa republicana, participa en los combates de Madrid y Teruel, dirige las revistas Hierro, Nuevo Ejército y Fronteras y se encarga del Servicio de Recuperación y Conservación de Bienes Culturales.
Una vez terminada la guerra emprendió el camino del exilio. En 1939, después de abandonar la militancia en las Juventudes Socialistas, se dirige a la República Dominicana, donde inicia su verdadera actividad como muralista con más de un centenar de obras, además de dirigir, en 1951, la Escuela Nacional de Bellas Artes.
Durante veinte años estuvo en México, Santo Domingo, Francia y Estados Unidos, un largo exilio durante el que retrató un mundo de campesinos castellanos, de manos descritas hasta la perfección, gallos, jarras, apóstoles, religiosos de rostro sincero, personajes medievales, indios... Participa en la famosa exposición neoyorkina Doce artistas españoles (1951), celebrada en la galería Shaeffer, junto a Picasso, Juan Gris y Miró, confecciona el mural La ruta de la libertad para la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, impactante condena al racismo y a la guerra; se establece en México, gana el Premio de Dibujo de la Bienal Hispano-Americana (1955) y coloca El trabajo en el trópico en la sede de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de Ginebra.
Regresa a España en 1960. Primero a Madrid, y ocho años después a su casa natal en Milagros. Compatibiliza el mural con el pequeño formato aunque decrece el primero. Recibe premios y pinta para Burgos y León; sus composiciones reflejan la vida cotidiana, hombres y mujeres arrojados a un mundo rural casi siempre miserable, queriendo reflejar la tierra que encontró a su vuelta. También se pinta a sí mismo, agazapado detrás de San Pedro, como en el boceto de La Última Cena (1965) o en La negación (1997). En total, 60 murales y paneles y más de 3.000 obras durante toda su vida, diseminados por medio mundo.
Fallecido en Burgos en enero de 1999, fue Académico de Número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando desde 1984, Hijo Adoptivo de la ciudad de León en 1996 y Doctor Honoris Causa por la Universidad de Burgos, en 1997. Recibió galardones como la Medalla de Oro de la República Dominicana (1944), el Premio de la V Bienal Ciudad de Trujillo (1950), el Premio de la Fundación Guggenheim (1952), el Premio de Dibujo de la Bienal de Arte Hispanoamericano de Barcelona (1952), la Medalla de Oro Eugenio D’Ors de la Asociación de la Crítica de Madrid (1952), el Gran Premio de Dibujo de la III Bienal Hispanoamericana (1955) y la Medalla de Oro de la Asociación Española de Críticos de Arte (1964). Desde 1997 una fundación leonesa lleva su nombre.
Julián Marías Aguilera [1914-2005]
Filósofo de cabecera para varias generaciones españolas, discípulo de Ortega y Gasset y referente intelectual de quienes durante la Transición propugnaban una convivencia democrática basada en la reconciliación, Julián Marías nació en Valladolid, en el número 8 de la calle Colmenares, el 17 de junio de 1914.
Apenas tenía cinco años cuando su familia tuvo que trasladarse a Madrid, y sólo 10 cuando despertó su afición por la literatura. Alumno tardío del Colegio Hispano (entró en 1923, con 8 años), en 1925 comienza los estudios de Bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros, graduándose con el doble título de Ciencias y Letras y concluyendo en 1931.
Posteriormente se matricula en la sección de Químicas de la Facultad de Ciencias, pero enseguida descubre que su vocación va por otro lado: en 1932 inicia la carrera de Filosofía en la Facultad de Letras de la Universidad madrileña, donde conoce a colegas y profesores determinantes en su devenir. Y no tardará en entablar amistad con su gran maestro, José Ortega y Gasset.
Éste le encargó algunas traducciones para la Revista de Occidente, al tiempo que colaboraba en Cruz y Raya y participaba en las tertulias de José Bergamín, donde entre 1933 y 1936 conoció a Ramón Gómez de la Serna, Federico García Lorca, Miguel Hernández y Pablo Neruda, entre otros. Se licenció en junio de 1936, poco antes de estallar la Guerra Civil. Militarizado al servicio de la República, con Arturo Soria y otros compañeros puso en marcha un Servicio Español de Información, escribió habitualmente en las ediciones de ABC y Blanco y Negro publicadas en el Madrid de la guerra, y ejerció como «traductor del Ejército de Tierra».
Al finalizar la contienda, en el mismo año de 1939, Julián Marías es acusado falsamente por un amigo íntimo y encarcelado tres meses, de mayo a agosto. Marginado de la Universidad, tuvo que vivir de su escritura. Aunque en 1941 publica una Historia de la Filosofía que no tarda en convertirse en un best-seller, al año siguiente, las inquinas universitarias hacia su condición de intelectual de conocido talante liberal hicieron naufragar su tesis doctoral sobre el Padre Gratry.
Pese a ello, publicó su tesis suspensa y ésta se agotó. En 1947 recibió el Premio Fastenrath de la Real Academia de la Lengua por su libro Unamuno, y al año siguiente fundó, junto a Ortega y Gasset, el Instituto de Humanidades de Madrid, que llegará a dirigir en 1955.
En 1951 logra doctorarse en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid gracias al aperturista decanato de Francisco Javier Sánchez Cantón.
Académico de la Lengua desde 1964, en este mismo año participó como invitado a algunas sesiones del Concilio Vaticano II. Colaboró en la creación del periódico El País (1976), fundó y presidió, entre 1978 y 1979, la Fundación de Estudios Sociológicos (FUNDES), fue senador Real entre 1977 y 1979, y participó activamente en las Cortes Constituyentes y en la elaboración de la Constitución. Fue recuperado para la Universidad española en 1980 al creársele, en la UNED, la Cátedra «Ortega y Gasset» de Filosofía Española.
Cientos de obras llevan su firma; entre ellas, La filosofía española actual. Unamuno, Ortega, Morente, Zubiri (1948), Ortega y la idea de la razón vital (1948), El método histórico de las generaciones (1949), Imagen de la vida humana (1988), Una vida presente (1989-90), Acerca de Ortega (1991), La educación sentimental (1992), Tratado de lo mejor. La moral y las formas de vida (1995), y Tratado sobre la convivencia (2000). Fallecido en Madrid en diciembre de 2005, recibió el Premio Ramón Godó de Periodismo (1975), el Mariano de Cavia (1985), el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación (1996), el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2002) y la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (2001), entre otros muchos reconocimientos y galardones.
Julio González González [1908-1991]
Ha pasado a la historia como uno de los mejores medievalistas de España, riguroso archivero y destacado editor de fuentes. Nació el 7 de octubre de 1908 en la localidad palentina de Villorquite del Páramo, pedanía del Ayuntamiento de Saldaña, donde se crió en el seno de una familia de agricultores. Licenciado en Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid, primero fue auxiliar del Archivo Histórico Provincial de Palencia para, en 1933, pasar a trabajar en la Biblioteca Municipal de Salamanca.
Al año siguiente ingresaba por oposición en el Cuerpo Facultativo de Archiveros y Bibliotecarios: la plaza lograda no suponía un cambio de residencia sino de lugar de trabajo, de la Biblioteca salmantina al Archivo de Protocolos. Entre 1941 y 1944 permaneció en la capital española como secretario del Archivo Histórico Nacional de Madrid.
Doctor en 1942 con la tesis Alfonso IX, dirigida por Antonio Ballesteros Beretta y publicada en dos volúmenes por el CSIC (1944-1945), en 1944 ganó por oposición la cátedra sevillana de Historia de España. En 1947 ingresó en el Cuerpo de Facultativos y Archiveros con destino en el Archivo General de Indias, puesto que simultaneó, una vez más, con la Universidad.
Se especializó, como investigador, en la segunda mitad del siglo XII y la primera del XIII en la Corona castellana y leonesa, tarea que completó con su reconocido trabajo sobre el Repartimiento de Sevilla. En el curso 1960-61 se trasladó a la Universidad Complutense de Madrid como catedrático de Historia General de España, centro donde se jubiló a finales del curso 1977-78. En la capital española falleció el 22 de agosto de 1991.
Su prestigio como medievalista le valió el Premio del CSIC de 1943 y el Nacional de Historia de 1987 por su obra Reinado y diplomas de Fernando III (1980-83 y 1986), y le llevó a colaborar con Claudio Sánchez Albornoz, maestro de medievalistas españoles, a quien prologó el libro Sobre la libertad humana en el reino asturleonés hace mil años (1976). Sus obras han sido de gran utilidad para investigadores, eruditos e historiadores, especialmente los Índices del Archivo Histórico de Protocolos de Salamanca (1942), la edición del estudio introductorio del Repartimiento de Sevilla (1951) y su estudio sobre la Repoblación de Castilla la Nueva (1975-76).
Suyo es asimismo el capítulo «Época de Fernando III» del primer volumen de la prestigiosa Historia de España de Menéndez Pidal (1990), y entre otras muchas obras publicadas destanca Regesta de Fernando II (1942), El maestro Juan de Segovia y su biblioteca (1944), Las conquistas de Fernando III en Andalucía (1946), Planes de ciudades iberoamericanas y filipinas existentes en el Archivo de Indias (1951), El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII (1956-1960), y una Historia de Palencia escrita bajo su dirección (1985), en la que elaboró el capítulo «Años de Reconquista».
La Universidad Complutense de Madrid le rindió homenaje en 1986, del que nació la obra Estudios dedicados al profesor Don Julio González González. Divulgador de la historia de su pueblo, en 2001, el Ayuntamiento de Saldaña acordó poner su nombre a una calle.