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Conoce Castilla y León
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Álex Grijelmo [1956]
Burgalés nacido el 26 de febrero de 1956, Alejandro María Grijelmo García, más conocido como Álex Grijelmo, escribió su primer artículo en 1972, con 16 años, en La Voz de Castilla, periódico local donde luego hizo sus prácticas durante las vacaciones hasta 1976, poco antes de su cierre. También colaboraba entonces en diversas actividades culturales que se organizaban en la capital burgalesa. Destaca, a este respecto, su participación en el grupo de ‘Orégano’, junto con Cristina Echevarrieta, Javier Prada, Joaquín González, José García Hernando, José Francés y Enrique Gandul. Este grupo recibió en 1982 el premio Villalar de los Comuneros por su difusión de la música tradicional castellana, y en 2016 celebró sus 40 años en los escenarios.
No pudo terminar Periodismo en la Universidad de Navarra, al ser expulsado tras terminar el segundo curso (en 1975) por sus actividades antifranquistas y por dirigir una crítica revista universitaria, Ya era hora (1974-1975). Se trasladó entonces a la Universidad Complutense, donde completó la carrera mientras trabajaba en diversos medios. En 2012 se doctoró con una tesis publicada bajo el título La información del silencio (Taurus) Es también titulado en Dirección de Empresas (PADE) por el IESE Business School de la Universidad de Navarra y posee el grado honorario en Administración de Empresas por la fundación universitaria ESERP.
Su carrera profesional comenzó en 1977 en la agencia Europa Press, donde permaneció seis años hasta que entró a trabajar en El País, en cuya Redacción desempeñó diversos cargos y fue el responsable desde 1990 del Libro de estilo. En el año 2000 asumió la dirección de la cadena de diarios locales y regionales del grupo Prisa, etapa en la que fundó El Día de Valladolid (posteriormente adquirido por el grupo Promecal). También dirigió el suplemento dominical que acompañaba a todos esos diarios, La Mirada.
En 2002 pasó a ser director general de Contenidos del grupo Prisa en América, por lo que fue el responsable periodístico de emisoras como "Radio Caracol" (Colombia) o "W Radio" (México), entre otros medios.
En 2004 fue nombrado presidente de la Agencia EFE, cargo que ejerció hasta 2012. En 2005, dentro de EFE, creó la Fundación del Español Urgente (Fundéu), patrocinada por el BBVA, para promover el uso correcto del lenguaje en los medios periodísticos. Durante tres años, de 2007 a 2010, presidió el Consejo Mundial de Agencias. En 2012 se reincorporó a Prisa como directivo, y en 2013 pasó a desempeñar el cargo de adjunto al director de El País, Javier Moreno.
También ha sido profesor en la Fundación para un Nuevo Periodismo Latinoamericano, creada por Gabriel García Márquez, con quien codirigió un taller de reporterismo en 1998; y asimismo ha impartido la docencia en la Escuela de Periodismo Universidad Autónoma de Madrid-El País, de la que en 2018 fue nombrado director. En 2020 regresó a la Redacción del periódico como subdirector, y desde 2013 publica una columna dominical en El País, bajo el epígrafe "La punta de la lengua".Álex Grijelmo es un autor de referencia en facultades de Periodismo de España y Latinoamérica, y ha publicado El estilo del periodista (1997); Defensa apasionada del idioma español (1998); La seducción de las palabras (2000); La punta de la lengua (2004); El genio del idioma (2004); La gramática descomplicada (2006); Palabras moribundas (2011, junto a Pilar García Mouton); La información del silencio (2012); Palabras de doble filo (2015); Propuesta de acuerdo sobre el lenguaje inclusivo (2019) y Con la lengua fuera (2021). En 2019 dio a la imprenta su primera novela, titulada El cazador de estilemas.
También es autor de una Guía turística de Castilla y León (1987).
En 1998 obtuvo el premio de Periodismo ‘Miguel Delibes’. Ha recibido, además, la Antena de Oro 2006 por su colaboración semanal en el programa radiofónico No es un día cualquiera, de RNE. En 2011 participó como vocal en la Comisión de Modernización del Lenguaje Jurídico. En 2015 fue elegido académico correspondiente de la Institución Fernán González, y en 2018 ingresó en la Academia Colombiana de la Lengua.
José Luis Puerto [1953]
Salmantino de La Alberca, donde nació el 19 de marzo de 1953, el poeta José Luis Puerto Hernández estudió en la Universidad de Salamanca, donde se licenció en Filología Románica. Ha ejercido la docencia como catedrático de Lengua y Literatura de Instituto de Enseñanza Secundaria en Sevilla, Segovia y León.
Atesora una dilatada y brillante trayectoria en el ámbito literario de Castilla y León. En Segovia, codirigió Encuentros. Revista de Literatura, de la que se publicaron 22 números, y fundó y dirigió la colección poética «Pavesas. Hojas de Poesía», donde han aparecido poemas de personalidades como Juan Ramón Jiménez, José Ángel Valente, Antonio Colinas y Aníbal Núñez, entre muchos otros, junto a traducciones de autores como Celan, Keats o Mallarmé.
Como poeta y secretario de Rafael Alberti participó en cursos de verano de El Escorial (Universidad Complutense de Madrid) y de otras Universidades. Ha leído sus poemas en varios foros (Círculo de Bellas Artes, universidades, instituciones públicas y privadas, etc.), ha impartido conferencias sobre literatura y etnografía, y es asiduo colaborador de revistas y publicaciones literarias, con trabajos de creación propia y otros de análisis y crítica de autores como San Juan de la Cruz, María Teresa León, Leopoldo Alas Clarín, fray Luis de León, José Ángel Valente, Eugenio G. de Nora, Antonio Gamoneda, José Jiménez Lozano y Antonio Colinas.
En León puso en marcha la colección literaria ‘Cuadernos del Noroeste’ y ha dirigido ‘Plástica & Palabra’, colección de arte y literatura editada por la Universidad de León, y ahora ‘Caligramas’. Su actividad literaria se complementa con una amplia investigación etnográfica, la crítica de arte y la traducción de destacados poetas portugueses, como Eugénio de Andrade, Jorge de Sena, José Bento, Fernando Echevarría, Herberto Helder y Nuno Júdice.
En su poesía, hay afinidades con poetas tan dispares como José Ángel Valente, Antonio Colinas, Claudio Rodríguez o Paul Celan, así como con otros líricos como Hölderlin o Rilke; la naturaleza, el espacio del origen, el mundo de la memoria son temas de una poesía intensa y vibrante; también se ha distinguido por la obsesión central por el tiempo; pero a la vez, en su poesía de los últimos años, denota una vertiente más meditativa que concibe la poesía como un instrumento de reflexión e interpretación del mundo. Su poesía ha sido traducida al inglés, francés, portugués, italiano y árabe.
Entre su libros de poesía y de prosa poética destacan El tiempo que nos teje (1982); Un jardín al olvido (1987); Paisaje de invierno (1993); Estelas (1995); Señales (1997); Las sílabas del mundo (1999); De la intemperie (2004); Memoria del jardín. Antología poética 1977-2003 (2006); Proteger las moradas (2008); Trazar la salvaguarda (2012); Melodías del padre (2014); La protección de lo invisible (2017, finalista del Premio Nacional de la Crítica); y Abecevarios (2018).
Es autor de obras de creación en prosa, como Las cordilleras del alba (1991), El animal del tiempo (1999), Un bestiario de Alfranca (2008) y La casa del alma (2015).
Ha escrito varios libros de ensayo literario, como Poesía renacentista: San Juan, Fray Luis (1989); Hondo oficio de inocencia (2000); El cuento literario en Castilla y León (dos tomos, 1999 y 2002); El camino de Santiago en la literatura: la ruta imaginada (2004); o una edición y estudio de la revista segoviana Manantial (2004).
Es autor, además, de una obra etnográfica y de temas de folclore, con títulos como Ritos festivos (1990); Guía de la Sierra de Francia (1992); El tiempo de las fiestas (1994, en colaboración con María Campos); Paseos por las Hurdes (1995 y 2001, junto con Ramón Grande del Brío); Cuentos de tradición oral en la Sierra de Francia (1995); Teatro popular en Sierra de Francia: las loas (2001); Fascinación del mundo: motivos legendarios tradicionales (2006); Rumor de la palabra: tradiciones orales de la comarca leonesa de Rueda (2014); Romances y cantares narrativos de tradición oral en la Sierra de Francia (2016), o Leyendas de tradición oral en la provincia de Salamanca (2018).
Fue finalista del Premio Adonais de Poesía 1986 con Un jardín al olvido. Ganador, en 1990, del Premio Ciudad de Segovia de poesía por Paisaje de invierno. En 1997 se hizo con el prestigioso Premio Gil de Biedma con Señales.
Vicente Rives Arnau [1952]
Nacido en Castellón el 11 de septiembre de 1952, Vicente Rafael Rives Arnau lleva muchos años desempeñando una destacada labor en el campo de la Química Inorgánica. Sus trabajos vienen generando un impulso renovador muy importante en el campo de la Química del Estado Sólido, especialmente en lo referido a los sistemas laminares.
Licenciado (1974) y doctorado (1978) en Ciencias Químicas por la Universidad de Sevilla, en ambos casos con Premio Extraordinario, una vez defendida la tesis doctoral disfrutó de una beca de la Fundación Cañada-Blanch, gestionada por el British Council, que le permitió una estancia de 10 meses en la Universidad de East Anglia (Reino Unido) con el profesor Norman Sheppard, donde desarrolló estudios sobre poliacetileno adsorbido sobre dióxido de titanio por espectroscopia Raman.
Tras desempeñar labores docentes en las Universidades de Sevilla y Córdoba, concretamente en las licenciaturas de Farmacia y Ciencias Químicas, en diciembre de 1981 se incorporó como profesor agregado de Química Inorgánica a la Universidad de Salamanca, donde dos años después obtuvo la plaza de Catedrático. En Salamanca sobresale su implicación en la puesta en marcha de la docencia en Ciencia de Materiales para las titulaciones de Licenciado en Química, Ingeniero Industrial, Grado en Química y Licenciado en Física. Asimismo, ha ocupado la dirección del Departamento de Química Inorgánica durante 17 años (1981-1985, 1987-1995 y 2005-2009) y, durante quince meses, la dirección del Colegio Mayor Hernán Cortés.
Ya como investigador consolidado, Vicente Rives Arnau fue director de una Unidad Asociada de investigación con el CSIC a través de IRNASA, en la que se aplicaron conocimientos, técnicas y modelos desarrollados para sólidos en general, y en el estudio de los procesos de degradación (y de conservación) de materiales pétreos utilizados en la construcción de edificios emblemáticos del Patrimonio Histórico y Cultural de Castilla y León (edificios en piedra de Villamayor en la ciudad de Salamanca y los distintos tipos de granito en la Catedral de Ávila, entre otros). Además, en la Universidad de Salamanca logró nuclear un grupo de acreditados investigadores que ha mantenido contacto con otros destacados en Sevilla y Córdoba, además de realizar importantes colaboraciones a nivel internacional.
Junto a sus estudios desarrollados en la preparación, caracterización y uso de óxidos mixtos, mezclas homogéneas de óxidos y óxidos soportados en procesos de oxidación selectiva y parcial y de fotocatálisis, son de destacar sus trabajos sobre sistemas laminares, especialmente los denominados hidróxidos dobles laminares con estructura tipo hidrotalcita, que le han propiciado un reconocido prestigio internacional en el estudio de estos materiales. De hecho, por la amplia experiencia alcanzada en este terreno fue invitado por la editorial estadounidense NOVA y actuó como editor de la primera monografía publicada en el mundo sobre hidróxidos dobles laminares.
Es autor de cerca de 500 publicaciones científicas, 430 de ellas en revistas internacionales, y de 90 capítulos de libros. Ha participado como investigador principal en 40 proyectos de investigación (financiados por empresas o con financiación por instituciones de ámbito regional, nacional o europea) y en otros tantos como miembro del equipo investigador. Ha editado un libro y coeditado otros cinco, ha impartido conferencias en distintos ciclos y cursos en diversos centros de investigación y universidades españolas y en otros de Francia, Italia, Turquía y Marruecos. Ha sido responsable de estancias de varios años en Salamanca de profesores visitantes y cortas de estudiantes de países europeos, latinoamericanos y norteafricanos.
Su amplia experiencia en la evaluación investigadora queda reflejada a través de su participación en numerosos paneles de diversos ministerios (ANEP, PETRI, AECI, CDTI, PROFIT, Infraestructura, Torres Quevedo, Plan Nacional, etc.), Universidades (Córdoba, Jaume I, Valencia, Jaén) y Agencias de Investigación regionales (Aragón, Andalucía, Valencia, Asturias, Madrid, País Vasco), extranjeras (Argentina, Rumania, Portugal, Hungría, República Checa) y de la Unión Europa. Es reseñable su paso por la ACSUCyL en los inicios de esta Agencia para la evaluación del profesorado y de la investigación. Durante 12 años ha sido editor o editor asociado de tres revistas internacionales y “referee” de más de 1.350 artículos científicos.
También ha participado en diversas acciones de transferencia de conocimiento, sobre todo como titular de varios contratos suscritos al amparo del Art. 83 de la LOU con la Fundación CARTIF, FASA Renault, Iberdrola, Antolín Ingenieros, Crystalpharma, Aquimisa, Gaiker, RAGA, Euroconsult y otros.
Vicente Rives Arnau recibió en 2008 el Premio “María de Maeztu” de la Universidad de Salamanca a la Excelencia Científica, en 2011 fue nombrado Académico Correspondiente de la Real Academia Sevillana de Ciencias, donde tomó posesión dos años después, y en 2015 se le hizo entrega de la Placa de Honor de la Asociación Española de Científicos.
Grupo de piragüistas de Castilla y León
Al igual que ha ocurrido a lo largo de la historia con diferentes deportes o pruebas deportivas, el piragüismo comenzó siendo un medio de transporte utilizado en diferentes partes del mundo. Distintas civilizaciones y culturas lo usaron, desde Mesopotamia hasta algunas culturas prehispánicas de América o los inuit, en el ártico.
Sin embargo, como deporte es una práctica reciente que tiene su antecedente en las navegaciones fluviales que practicara John MacGregor por toda Europa en el último tercio del siglo XIX. A partir de ahí comenzó a popularizarse en Centroeuropa, principalmente en Suiza y Alemania, donde comenzaron las primeras prácticas deportivas.
En 1924, las asociaciones de Canotaje de Austria, Dinamarca, Alemania y Suecia se unieron en la primera Federación Internacional, llegando a ser deporte de exhibición en los Juegos Olímpicos de París. En Berlín, en 1936, ya era deporte olímpico, y en 1938 se organizó el primer Campeonato Mundial de Piragüismo en Aguas Tranquilas. En 1946 cambió su nombre a International Canoe Federation (ICF), que es el que sigue manteniendo hoy en día. La Federación Española nació en 1959 al ser solicitada por doce clubes y segregarse de la de remo.
La práctica deportiva del piragüismo en Castilla y León goza de una gran popularidad y atesora una profunda raigambre, con el río Duero como nexo de unión común. Impulsada con fuerza desde los primeros años de la década de los años sesenta, su foco más relevante se encuentra en el triángulo que forman las ciudades de Palencia, Valladolid y Zamora. Fue en octubre de 1985 cuando comenzó a funcionar la Federación de Piragüismo de esta comunidad autónoma, a partir de una serie de reuniones entre representantes de clubes de Zamora, Burgos, León, Valladolid y Palencia.
Junto a la proliferación de clubes y la pujanza creciente de la afición, es preciso resaltar la importante nómina de piragüistas que han obtenido medallas en los Juegos Olímpicos y en los Campeonatos del Mundo absolutos en modalidad olímpica, como son Juan José Román Mangas, Guillermo del Riego Gordón, Narciso Suárez Amador, Juan Manuel Sánchez de Castro, Emilio Merchán Alonso, Diego Cosgaya Noriega y Carlos Garrote Ballestero. Es también muy destacable el éxito del piragüismo femenino en la persona de Belén Sánchez Jiménez, en esas mismas modalidades, o la de Eva Barrios Marcos en la modalidad de maratón.
Museo Nacional de Escultura
El origen del Museo Nacional de Escultura, de titularidad estatal, se remonta a 1842, cuando el renacentista Colegio de Santa Cruz, hoy sede del rectorado de la Universidad, nació como Museo Provincial de Bellas Artes para acoger el patrimonio del clero regular que, seis años antes, la desamortización de Mendizábal había nacionalizado. En la provincia vallisoletana, el proceso desamortizador afectó a una ingente cantidad de esculturas de madera policromada, incluido un importante conjunto de figuras de pasos procesionales. Inaugurado el 4 de octubre de 1842, su impulsor fue Pedro González, director de la Real Academia de Bellas Artes. Varios eruditos e historiadores investigaron sus fondos, contribuyendo a la consolidación del Museo: José Martí y Monsó, Esteban García Chico o Juan Agapito y Revilla. La Junta del Patronato se creó el 24 de julio de 1913.
Su contenido principal es de tema devocional y abarca un arco temporal que arranca de la Baja Edad Media y llega hasta finales del siglo XVIII, con especial énfasis en el Siglo de Oro. Destacan grandes tallistas de la madera policromada del ámbito castellano y del norte de la Península, entre 1520 y 1650, como Alonso Berruguete, Juan de Juni o Gregorio Fernández, aunque hay que tener en cuenta la dimensión europea de la colección, ya que muchos artistas —Bigarny, Leoni, Fray Rodrigo de Holanda, Jorge Inglés o el propio Juni— proceden de Borgoña, Italia, Flandes o Alemania, lo que da a sus fondos una dimensión europea que refuerza su riqueza y su atractivo.
En el siglo XX, el Museo experimentó un relanzamiento espectacular, impulsado por la renovación del conocimiento de los maestros de la escultura hispana, realizados por el investigador Ricardo de Orueta, uno de los miembros más destacados, junto a Gómez Moreno o Elías Tormo, del Centro de Estudios Históricos, una «colmena de abejas estudiosas», muy preocupada por la educación popular.
Este reconocimiento culminó durante la Segunda República, cuando un decreto elevaba el Museo al rango de nacional y lo especializaba en el arte de la escultura. Será el propio Ricardo de Orueta (1868-1938), por entonces Director General de Bellas Artes, el que ponga en marcha esta iniciativa, adoptada por Azaña, visitante asiduo del Museo vallisoletano. Orueta decide trasladar el Museo al Colegio de San Gregorio y encomienda la rehabilitación al arquitecto Emilio Moya, quien, junto al subdirector del Museo del Prado, Sánchez Cantón, y a Constantino Candeira, instala la colección con una museografía reconocida internacionalmente por su modernidad. Se inauguró el 3 de julio de 1933.
El Colegio se había fundado a fines del siglo XV, en un momento de auge constructivo, dinamismo político y prosperidad económica del Reino de Castilla. Su promotor, el obispo dominico Alonso de Burgos, muy vinculado a los Reyes Católicos y confesor de la Reina, sufragó su construcción, y lo destinó a la formación teológica de los Dominicos hasta ser reputado como «el mayor taller de hombres doctos que tienen las religiones». Entre sus profesores destacaron predicadores, inquisidores, teólogos y juristas, de la talla de Luis de Granada, Bartolomé de las Casas o Francisco de Vitoria.
El edificio es un deslumbrante monumento tardogótico, con un marcado carácter civil y urbano, encargado a maestros del norte de Europa, como Juan Guas, Felipe Bigarny o Simón de Colonia. Se distingue por su exuberancia ornamental, su refinamiento y la decoración fantasiosa y preciosista, que se intensifica en algunos elementos: la escalera, el claustro y, sobre todo, la portada, realizada probablemente por Gil de Silóe y concluida en 1499: un desconcertante escenario habitado por salvajes peludos, figuras caballerescas, animales y escenas fantásticas, que, en medio de la naturaleza virgen, habitan una frondosa cabaña de cañas y troncos trenzados, componiendo una especie de «jardín de las delicias».
Las ricas colecciones de este Museo, ampliadas con el paso del tiempo a partir de ese núcleo fundamental de escultura policromada, abarcan desde el siglo XIII hasta el XVIII, y permiten seguir la evolución de la escultura española, singularmente la castellana, a la que pertenecen tres grandes maestros: Alonso Berruguete, Juan de Juni y Gregorio Fernández, principales polos de atracción del Museo.
De Berruguete, por ejemplo, son los elementos del enorme retablo de la iglesia de San Benito (1526-1532), con piezas tan conocidas como San Sebastián, el Sacrificio de Isaac o La Adoración de los Magos. A Juan de Juni, precursor de la teatralidad barroca, se deben el imponente Entierro de Cristo, un encargo de fray Antonio de Guevara, así como el busto relicario de Santa Ana y San Antonio de Padua. Gregorio Fernández, por su parte, es autor de La Piedad con los dos ladrones, del Bautismo de Cristo, San Pedro y Santa Teresa, así como del conmovedor Cristo yacente.
Pero el Museo Nacional de Escultura exhibe otras obras capitales de otros periodos artísticos, como el retablo de la Vida de la Virgen, del último gótico, realizado en Amberes; la silla de coro de Rodrigo Alemán, hacia 1500; el relieve renacentista de La Sagrada Familia, en madera sin policromar, de Gabriel Joly; la gran sillería de coro del monasterio de San Benito, realizada hacia 1525, diseñada por Andrés de Nájera, y en la que colaboraron escultores como el mismo Siloe, Felipe Bigarny y Vasco de la Zarza; las estatuas orantes de los Duques de Lerma, ya de comienzos del siglo XVII, obra de Pompeo Leoni; y otras de estilo tardobarroco como la Cabeza de San Pablo de Juan Villabrille (1707), el Crucifijo de Luis Salvador Carmona, obras de Salzillo o de Espinabete. Un papel destacado corresponde a la escultura andaluza con obras de Alonso Cano, Pedro Roldán, José de Mora o Pedro de Mena, con su espléndida Magdalena penitente. Una de sus joyas más apreciadas del museo es su espectacular Belén Napolitano del siglo XVIII, con más de 600 piezas, reinstalado en 2015.
A todo lo anterior hay que sumar diversos grupos procesionales del siglo XVII encargados por distintas cofradías vallisoletanas, como Camino del Calvario de Gregorio Fernández y Pedro de la Cuadra, o Preparativos para la Crucifixión, de Juan de Ávila. Y entre los fondos pictóricos, procedentes igualmente de monasterios desamortizados, sobresale el Retablo de San Jerónimo, atribuido a Jorge Inglés a finales del XV, o la Santa Faz de Zurbarán, así como obras de autores como Lucas Jordán, Pedro Berruguete, Felipe Gil de Mena, Vicente Carducho, Pedro Machuca, Antonio Moro, Rubens, Ribalta, Juan Pantoja de la Cruz y Luis Meléndez.
A partir de los años 90 del pasado siglo, el Museo emprendió una política de expansión, rehabilitaciones arquitectónicas (2001-2006) y crecimiento de sus fondos escultóricos, que culminó en 2009 con una nueva presentación de su colección en un rehabilitado Colegio de San Gregorio, y en 2011 con la incorporación integral de las colecciones del extinguido Museo Nacional de Reproducciones Artísticas de Madrid, fundado a finales del siglo XIX, en la llamada Casa del Sol. De igual manera, el Museo destina una tercera sede, el Palacio de Villena, a exposiciones temporales, actividades educativas y programas públicos.
Tras su primer director, Pedro González Martínez, se han sucedido al frente del Museo Pedro González Soubrié (1850-1853), Agapito López de San Román (de manera interina hasta 1873), José Martí y Monsó (hasta 1910), Ángel María Álvarez Taladriz (hasta 1919), Francisco de Cossío (hasta 1923), Juan Agapito y Revilla (1923-1931), de nuevo Cossío (1931-1961), Federico de Watenberg (1961-1967), Eloísa García de Watenberg (1967-1996), Jesús Urrea (1996-2008), y María Bolaños (desde 2008).Aclad
ACLAD, Asociación de ayuda al Drogodependiente, es una organización sin ánimo de lucro con estructura jurídica de asociación. Fue constituida, en octubre de 1979, por padres de hijos con graves problemas con el consumo de heroína e impulsada por Rafael del Río Sendino, entonces comisario de Policía y, posteriormente, presidente de Cáritas Española. Desde un primer momento, tomaron las riendas de la Asociación el matrimonio formado por Julio Martín-Calero y María Gutiérrez-Cortines como presidente y como directora general respectivamente. Tras el fallecimiento de Martín-Calero, en marzo de 2010, asumió la presidencia María Gutiérrez-Cortines, que en 2018 fue relevada por Luis Iglesias. Declarada de Utilidad Pública en Consejo de Ministros el 2 de abril de 1982, ACLAD es la asociación más antigua de España dedicada a la población drogodependiente. Se encuentra asentada en Valladolid, León, Burgos y Palencia. Su principal objetivo es promover, de manera solidaria y comprometida, la salud biopsicosocial de personas en riesgo de exclusión.
ACLAD persigue promover el bienestar y calidad de vida de personas en riesgo y/o en situación de exclusión social, en especial aquellas con trastornos por consumo de sustancias, jóvenes, mujeres, personas con VIH y sus familiares. Esta entidad focaliza su trabajo en facilitar su incorporación social y laboral, proporcionándoles atención sanitaria, psicológica y social; así como orientación y asesoría jurídica. Para la consecución de estos fines, desarrolla programas sostenibles, con equipos profesionales, comprometidos, en constante aprendizaje y con una sólida y eficiente estructura organizativa.
Desde principios de los años 80, ACLAD atesora una dilatada historia solidaria jalonada de hitos clave. Comenzó su actividad atendiendo a familias y personas con problemática asociada al consumo de sustancias a través del ‘Programa de Familias’ y ‘Grupo de Padres’, al que luego se sumó el Servicio de Acogida Inmediata, Información y Sensibilización. Poco después, con objeto de facilitar la inserción laboral de los jóvenes atendidos, se iniciaron talleres prelaborales.
La intervención de María Gutiérrez-Cortines en el famoso programa televisivo ‘La Clave’ supuso para ACLAD su primer gran impulso asociativo, ya que en ese momento muchas familias en España sufrían en silencio y con vergüenza la drogodependencia de sus hijos. No existían profesionales formados en este campo y no se conocían las causas ni las consecuencias de este fenómeno. María afrontó esta problemática desde el reconocimiento público de la situación que estaba viviendo y la búsqueda de soluciones.
En 1985, aparece el SIDA. En aquel momento, cerca del 70% de los afectados eran consumidores de drogas por vía parenteral. Por ello, ACLAD se implicó con este colectivo promoviendo el Comité Ciudadano Antisida de Valladolid y, posteriormente, el de Burgos, Palencia y León.
Tras la creación de la Asesoría Jurídica, en 1990, comenzó a funcionar en Valladolid el primer ‘Centro de Día’ (1991), con el objetivo de propiciar la integración social y laboral de las personas drogodependientes ya desintoxicadas; actuación que se combinó con el ‘Programa de intercambio de jeringuillas entre los jóvenes’, en plena calle, para prevenir el SIDA. Pese al rechazo de los vecinos, en 1994, comenzó a construirse el local del barrio vallisoletano de la Pilarica; que se consiguió gracias al apoyo dispensado por el Ayuntamiento, asociaciones de vecinos y la parroquia del barrio. Poco después, comenzarían a funcionar los servicios de captación, motivación y apoyo al tratamiento y programas en los centros penitenciarios de las provincias de Burgos, Palencia, León y Valladolid.
1996 supuso otro jalón histórico importante, ya que se inauguró en Valladolid la Casa de Acogida ‘Miguel Ruiz de Temiño’ para enfermos de SIDA, seguida dos años después de la Casa de Acogida de León. Gestionadas por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y con apoyo económico de la Dirección General de Salud Pública, estas Casas han atendido, hasta la fecha, a más de 320 personas.
En 1996, ACLAD empezó a trabajar de forma más específica con las mujeres drogodependientes que ejercían la prostitución en los alrededores de los poblados en situación de extrema precariedad e indefensión, ya que debido a su condición de “mujer” sufrían muchos episodios de violencia, mayor deterioro físico y psíquico y un menor apoyo por parte de la familia y de la sociedad en su conjunto.
En 1997, ACLAD consiguió la creación del Servicio Médico, gracias al convenio con la Consejería de Sanidad y Bienestar Social de la Junta de Castilla. También logró la acreditación como ‘Centro de Atención Ambulatorio’ (CAD), dirigido a personas con graves problemas por consumo de sustancias. Esto supuso una mejora en la eficacia del tratamiento al drogodependiente, pues por primera vez se introducen los tratamientos farmacológicos. A partir de este momento, el abordaje de la drogodependencia se plantea desde una visión multidisciplinar: médica, psicológica, social y legal, dando respuesta a un fenómeno complejo y multicausal.
En 1998, se inicia el servicio de atención y asesoramiento en materia de drogodependencias en los juzgados (SOAD) de Valladolid y, con posterioridad, en Burgos y León. Asimismo, se puso en marcha el ‘Centro de Emergencia Social’ (CES) para la atención sociosanitaria de personas que estaban en la calle o con alojamientos precarios y en situación grave de exclusión social, cuyo objetivo era la cobertura de sus necesidades básicas y la motivación para el abandono del consumo de sustancias tóxicas.
Un año más tarde veía la luz, promovida también por ACLAD, la Empresa de Inserción dedicada a la Jardinería, Hortojardín, S.L., que, sin embargo, se vio obligada a cerrar en 2009 por falta de recursos económicos y por una legislación inadecuada. Mucho más triste fue lo ocurrido entre 2000 y 2002 en Valladolid, cuando la presión vecinal impidió a ACLAD construir un edificio que centralizara todos sus programas en los terrenos que le había cedido el Ayuntamiento en el barrio de las Delicias.
Posteriormente, en 2002, la Asociación comenzó a prestar servicio en el Centro Regional Zambrana, centro de menores en privación de libertad. También, con el apoyo del Plan Regional sobre Drogas, en 2003, inició eXeO, un programa de disminución de los riesgos y reducción de los daños en espacios festivos donde se concentran jóvenes que consumen sustancias tóxicas.
Por otro lado, en 2005 se puso en marcha LUA, programa destinado a mejorar la salud biopsicosocial de las personas que ejercen la prostitución, con el apoyo de la Dirección General de la Mujer.
El impacto de la crisis económica, sobre todo a partir de finales de 2008, redujo drásticamente el apoyo económico y obligó a cerrar la Casa de Acogida para enfermos de SIDA en León, clausurar la actuación del programa LUA en Salamanca, así como el servicio de asesoramiento jurídico que se venía prestando en Burgos, León, Valladolid y Palencia, el Centro de Emergencia Social en Burgos y Palencia, los Centros de Día de León y Palencia y el programa LUA en estas dos mismas provincias.
Aun así, ACLAD ha seguido trabajando en su cometido fundacional, reformando con eficacia su estructura técnica y de gestión y logrando, en 2011, la Certificación de Calidad ISO 9001-2008. Tras retomar el programa LUA, y ligado a este, desde el año 2016 comenzó a trabajar en la detección de trata de seres humanos, formando parte de la Red de Atención de Trata de Castilla y León en los lugares donde se ejerce prostitución, gracias al apoyo de la Dirección General de la Mujer.
Desde sus inicios, ACLAD siempre ha estado comprometida con la prevención con diversos programas. Recientemente, ha configurado un dispositivo específico de prevención y reducción del daño: DRD (Educan2, Épsylon, Exeo e Ícaro alcohol), para aglutinarlos todos. En estos años de experiencia en el campo de la prevención, han mejorado las técnicas y herramientas utilizadas, lo que ha permitido mejorar los resultados obtenidos y poder evaluar la eficacia de la intervención.
Actualmente, cuenta con un equipo de más de 40 profesionales y 35 voluntarios. En el año 2018 se atendieron a más de 30.000 personas en Castilla y León correspondientes a los siguientes colectivos: 1746 drogodependientes, 1050 mujeres vulnerables, 119 personas con VIH, 365 reclusos, 991 inmigrantes, 146 indomiciliados y 27.685 jóvenes.
Entre los numerosos premios y reconocimientos obtenidos, destacan el “Piñón de oro” de la Casa Regional de Valladolid en Madrid (1997); el “Premio para actividades comunitarias en Atención Primaria”, concedido por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMPYC) en 1999; el “XI Premio Servir” del Rotary Club Valladolid en reconocimiento a su labor humanitaria (2000); la “Cruz Blanca al mérito del Plan Nacional sobre Drogas” (2002); el II Premio FIPSE en investigación social sobre sida (2006); el “Premio Social Caja España” al Centro de Emergencia Social de Valladolid (2009); la “Cruz de Plata de la Orden Civil de la Solidaridad Social”, concedida por la Secretaría General de Política Social y Consumo del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad en 2011; y el Premio Estatal al “Voluntariado Social 2017”, concedido a la que era entonces su presidenta, María Gutiérrez-Cortines Corral, por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.