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Conoce Castilla y León
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José Antonio de Saja Sáez [1940-2017]
Era un pionero en la investigación aplicada en Física de los Materiales y un gran defensor de la presencia de la Física en el desarrollo empresarial de su entorno, así como de la figura del físico como profesional determinante en la innovación y la tecnología de la industria española. José Antonio de Saja Sáez, burgalés nacido en Miranda de Ebro el 5 de noviembre de 1940 y fallecido en Valladolid el 20 de noviembre de 2018, era catedrático de Física de la Materia Condensada, Cristalografía y Mineralogía en Facultad de Ciencias de la Universidad de Valladolid.
En el Instituto de su localidad natal estudió el bachiller y con 14 años se trasladó a Tarazona (Zaragoza). Luego pasó a Tarragona, en cuya Universidad Laboral finalizó su bachiller y se formó como tornero-fresador, profesión en la que trabajó durante una temporada en Frankfurt am Main. Gracias a una beca pudo cursar la carrera de Ciencias Químicas en la Universidad de Valladolid.
Realizó su doctorado en Física en las Universidades de Valladolid y de Montreal y lleva vinculado a la Universidad vallisoletana desde 1965, año en que obtuvo su puesto de profesor agregado. La cátedra la consiguió en 1981.
Miembro de la Real Sociedad Española de Física desde el año 1969, en 1984, con el apoyo de la Junta de Castilla y León, fundó el Laboratorio de Ensayos Industriales de Castilla y León (LEICAL), concebido en apoyo de la pequeña y mediana empresa. Así, realizó proyectos para empresas como Grupo Antolín, Repsol, Alucoil, Grupo Aciturri , Microcel, etc.
Durante años, su grupo de investigación fue líder en España en el campo de la espectroscopia vibracional aplicada al estudio de cristales moleculares y polímeros. También trabajó sobre materiales compuestos con matriz polimérica y cargas minerales y fibras orgánicas, materiales celulares, etc., y era pionero en España en investigaciones relacionadas con películas nanoestructuradas de materiales moleculares, fundamentalmente ftalocianinas, perilenos y polímeros conductores. Especial mención merecen también los trabajos relacionados con la espectroscopía Raman y Raman amplificado en superficie.
El profesor de Saja poseía una amplia experiencia en la cooperación y dirección de proyectos de carácter académico-industrial, nacionales e internacionales. Fue, en efecto, coordinador científico en tres Proyectos en el marco de los programas de la Union Europea (V,VI y VII FP), en cuatro proyectos de la Unión Europea y en otros cuatro de carácter internacional (European Agency of Space, NATO, etc…), investigador en 31 proyectos científicos nacionales financiados por el Gobierno español y en otros diez financiados por otras Instituciones internacionales, y coordinador de cuatro redes de Excelencia financiadas por la Unión Europea.
Miembro del “Scientific Board” de siete Conferencias Internacionales, fue chairman de la “IX European Conference on Organised Films” (ECOF7) (Valladolid, 2004), organizador del Erasmus Intensive Course “Surfaces and Interfaces Characterization and Phenomena” (1997), y responsable del Grupo español en el programa ERASMUS/UVa (Universidades de Valladolid, Pisa, Bangor, Lisboa, Montpellier, Potsdam), entre 1992 y 1997.
Su labor de captación de recursos para financiar investigaciones no fue menos muy relevante. Así, hasta 2007 impulsó 46 proyectos finalizados, en los que se incluyen europeos, nacionales, regionales y contratos con empresas por un montante de 5,3 millones de euros, y en los últimos años venía trabajando en otros 20 proyectos por valor de 2,4 millones de euros.
Autor o coautor de 12 libros y de más de 350 artículos en revistas científicas internacionales sobre temas relacionados con polímeros, materiales compuestos, materiales celulares poliméricos y metálicos, películas delgadas y sensores en el campo de la alimentación, José Antonio de Saja había sido profesor invitado en doce universidades extranjeras, organizó y participó en numerosos eventos científicos de relevancia, además de ser miembro del comité científico de congresos internacionales, revisor de artículos para revistas internacionales y colaborador en grupos de investigación universitarios y empresas nacionales e internacionales. Era coautor de siete patentes, cuatro de las cuales fueron licenciadas a empresas, y había dirigido y co-dirigido 27 tesis doctorales.
Doctor Honoris Causa por la Universidad de Galati (2003), entre los numerosos galardones recibidos destacan el Premio TALGO a la innovación 2006, el Premio ADHBIO 2009, el Premio Nacional Física, Innovación y Tecnología de la Real Sociedad Española de Física 2010, y el Premio Consejo Social de la Universidad de Valladolid, también en 2010. Al jubilarse, la Universidad de Valladolid le nombró profesor emérito vitalicio.
Enrique Seco San Esteban [1938]
Pintar y escribir son sus dos pasiones y a ellas se dedica en cuerpo y alma; hasta tal extremo, que algunos lo califican como «un asceta del siglo XXI». Nacido en el barrio de Carrascal de Zamora en 1938, Enrique Seco San Esteban cree en la pintura de lo que él denomina lo auténtico, lo sencillo pero básico, que él encuentra en el paisaje y las gentes del campo zamorano.
De formación autodidacta, vino al mundo en un hogar humilde. Su padre era maestro chocolatero y su madre, modista. De pequeño jugaba y pintaba, pues ya entonces sentía pasión por las artes creativas. Él mismo reconoce que podría haber sido escultor o poeta.
Comenzó a pintar en 1963 y al año siguiente ya exponía en su Zamora natal, concretamente en la sede de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca. Ávido de aprender, en la década de los 60 viajó a París en busca de las vanguardias y las tendencias artísticas más avanzadas. Allí permaneció entre 1966 y 1973. Entonces renunció a imitar a los grandes maestros y decidió apostar por un estilo propio. Él mismo cuenta que le ofrecieron pintar falsificaciones de Matisse, entre otros grandes pintores, a lo que siempre se negó.
En 1973 regresó a su Zamora natal, convencido de que para hacerse un hueco en el mundo de la pintura no era necesario hacer cola en Madrid. Desde entonces se adentra en el paisaje y los personajes de la vieja Castilla, los aperos, las construcciones, los animales y las gentes del campo, los grandes monumentos de su Zamora natal y el río Duero. Es donde dice que habita la poesía. Los especialistas definen su estilo como costumbrista e impresionista, apegado a la realidad y con gran fuerza expresiva; Enrique Seco pinta, según él, «de primera intención», con pinceladas sueltas, apostando por la fuerza del instante.
Hasta el momento, su obra ha sido expuesta en 36 ocasiones desde aquella pionera muestra zamorana. En Madrid, por ejemplo, ganó la medalla de Plata del Concurso Nacional de Educación y Descanso de 1965, y ha expuesto en dos ocasiones más, en 1984 (Sala de Arte Ingres) y 1991 (Salón Cano).
Ha prodigado su arte en Asturias y Cantabria, con numerosas exposiciones en la Sala Murillo de Oviedo desde los años 70, así como en la Galería Monticelli de Gijón (1982 y 1985) y en la Espi de Torrelavega (1974, 1977 y 1989). Lo mismo ha hecho en Zaragoza (Sala Barbasan), Valladolid (Galería de Arte Rafael) y, sobre todo, en su Zamora natal, especialmente en la Galería de Arte Espacio 36. En 2014 volvió a exponer en Madrid después de 18 años, concretamenteen la galería de Arte Puerta de Alcalá, y en 2015 hizo otro tanto con 80 obras en la galería Sala Murillo de Oviedo.
Autor del Cartel de la Semana Santa de Zamora de 2005, que representa a la Virgen del paso de La Lanzada, propiedad de la Cofradía del Santo Entierro, la pintura de Enrique Seco puede contemplarse, además, en las Cortes de Castilla y León, en la Diputación Provincial de Zamora, en el Ayuntamiento y en el Museo de Semana Santa de esta misma ciudad, lo mismo que en colecciones privadas en España y en el extranjero (Estados Unidos, Francia y Colombia).
Tiene su estudio en su casa del barrio zamorano de Carrascal, donde nació y donde desde 2008 cuenta con una calle a su nombre. Es, de hecho, una persona carismática y muy querida por sus vecinos, humilde en el trato y sencillo en su estilo de vida. De hecho, en 2008 la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos de Zamora le nombró Vecino del Año por su constante implicación en la vida del barrio, donde ha organizado concursos de pintura y otros eventos de carácter cultural, muchos de ellos destinados al público infantil. Ese mismo año recibió el Premio a la Cultura del Semanario ‘La Voz de Zamora’, y en 2012, el Premio Excelencia Cultural de la Fundación Científica Caja Rural de Zamora.
Además de la pintura, Seco San Esteban frecuenta la poesía, su segunda gran afición, que inició a finales de los 80 sin otra experiencia académica que rebuscar en sus sentimientos. «Incluyo, dentro de mi obra pictórica, mi vocación poética, aunque no se bautizara en el mismo día por ser vocación tardía», reconoce. Hasta el momento ha escrito 14 libros de poesía.
Andrés Trapiello [1953]
Es escritor en el más amplio sentido, pues ha cultivado casi todos los géneros, novela, ensayo y poesía, si bien sus diarios siguen siendo lo más admirado y comentado de su abundante producción literaria. Leonés nacido en La Vega de Manzaneda el 10 de junio de 1953, Andrés Trapiello se crió en el seno de una familia de diez hermanos. Su padre, que comenzó trabajando en la finca La Vega, pasaría a regentar junto a su esposa una tienda de ultramarinos y coloniales.
Aficionado a la lectura a raíz de la influencia de su tío, el sacerdote César Trapiello, con apenas ocho años compró su primer libro, una edición de El Quijote de Edelvives para escolares, con ilustraciones de Doré. Estudió el bachillerato en el colegio de la Virgen del Camino, de los dominicos, y el preuniversitario con los Maristas de Palencia. Luego trabajó dos meses como camarero en la hospedería de la Sainte Beaume, cerca de Marsella, y a finales de 1970 entró como novicio en el convento de Santo Domingo, en Caleruega (Burgos), de donde le expulsaron al poco tiempo por, según su propio testimonio, «falta notoria de espiritualidad y descreimiento general».
Expulsado igualmente de casa con 17 años por leer Mundo Obrero, órgano oficial del Partido Comunista, pasó cinco meses en Madrid antes de trasladarse a Valladolid, donde inició la carrera de Filosofía y Letras, que no llegaría a terminar, y trabajó para la delegación del diario Pueblo. Además, en la capital del Pisuerga militó hasta 1974 en la oposición de extrema izquierda al Franquismo; al año siguiente regresó a Madrid para trabajar primero como redactor para una revista de arte y hasta 1978 en el programa de TVE “Encuentros con las Letras”.
A partir de entonces se dedicaría en exclusiva a su vocación, la poesía y la literatura. Con Juan Manuel Bonet dirigió, en 1980, las Entregas de la Ventura, y él solo, la revista de poesía "Número". Refundó la editorial Trieste con Valentín Zapatero entre 1981 y 1987, y dos años después, invitado por los responsables de la editorial granadina Comares, Miguel Ángel del Arco y Mario Fernández Ayudarte, fundó y empezó a dirigir La Veleta. En 2021 fundó junto a su mujer y sus dos hijos la editorial Ediciones del Arrabal para publicar sus famosos diarios.
Hasta el momento suma trece títulos de poesía entre libros y antologías, desde Junto al agua (1980) hasta la antología Oficio Parvo (2006), género que le ha valido el Premio de la Crítica por su obra Acaso una verdad (1993). En 1991, reunió sus primeros poemarios en la antología Las tradiciones. Sus libros más recientes en este género son Un sueño en otro (2004) y Segunda oscuridad (2012).
La preocupación por el pasado late en su faceta como novelista, que estrenó en 1988 con La tinta simpática, a la que siguió El buque fantasma (1992), que obtuvo el VIII Premio Internacional de Novela Plaza y Janés. Tras La malandanza (1996), Días y noches (2000) y Mar sin orilla (2002), obtuvo el Premio Nadal por Los amigos del crimen perfecto (2003), que además ha sido reconocida como Mejor Novela Extranjera en China. Otras novelas suyas son Al morir Don Quijote (2004), que obtuvo el Prix Europèen Madeleine Zepter a la Mejor Novela Extranjera, Los confines (2009), Ayer no más (2012), que aborda el espinoso asunto de la memoria histórica, y El final de Sancho Panza y otras suertes (2014), segunda parte de la citada Al morir Don Quijote.
Pero ha sido sin duda su labor como ensayista la que le ha deparado mayor renombre. Trapiello ha rescatado del olvido a autores españoles del siglo XIX y de las primeras décadas del XX, ha indagado en la figura del autor de El Quijote en Las vidas de Miguel de Cervantes (1993), y su tono discursivo es perceptible en Clásicos de traje gris (1990), Viajeros y estables (1993), Las armas y las letras (1994), Los nietos del Cid (1998) y El arca de las palabras (2006). Por su parte, Los vagamundos (2011) consta de 49 artículos, prólogos y ensayos sobre escritores como Unamuno, Juan Ramón Jiménez, Baroja, los Machado, Chaves Nogales y Agustín de Foxá. En 2015 publicó una edición del Quijote traducida al castellano actual, en 2018 El rastro. Historia, teoría y práctica, y en 2019 Un poco de compañía. Impromptu barojiano. Al año siguiente vio la luz Madrid, un libro en el que entrecruza sus memorias personales con la memoria de la ciudad.
Sus diarios, iniciados en 1990 bajo el título genérico de Salón de los pasos perdidos. Una novela en marcha, constituyen la obra que más lectores le ha deparado. Hasta el momento acumula 23 volúmenes plagados de reflexiones e inconfesables debilidades plasmadas con un singular e irónico registro.
Como editor ha desempolvado obras y autores marginados, como Manuel Machado, Sánchez Mazas, José Gutiérrez Solana o Leopoldo Panero, sin olvidar a Unamuno, Bergamín o Ramón Gómez de la Serna, entre otros, mientras que su producción crítica y como articulista aparece reunida en la serie titulada Los desvanes, que hasta el momento suma trece títulos desde Más de mil (1985-1995), publicado en 1995, hasta Los baluartes (2006), de 2009.
Traducido a 14 idiomas, entre los numerosos premios recibidos, y no citados, destacan el Don Juan de Borbón 1995 por Las armas y las letras, el Premio de las Letras 2002 de la Comunidad de Madrid por toda su obra, el Premio de la Fundación José Manuel Lara 2005 por Al morir Don Quijote, el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes 2005 por el artículo «El arca de las palabras», publicado en La Vanguardia el 23 de abril de 2005, el Premio Julio Camba 2007, el Premio Unicaja 2009, el Premio Francisco Valdés 2009 y el Premio de los Libreros 2021 por Madrid. Además, en 2021 recibió la Medalla de Oro de Madrid.
Justino Duque Domínguez [1927-2015]
Su trayectoria humanista al servicio del Derecho, su vocación docente y sus valiosas aportaciones al Derecho Mercantil explican que Justino Duque Domínguez, nacido en Valladolid el 14 de abril 1927, creara una valiosa escuela universitaria en dicha especialidad.
Su vocación para la docencia le llevó a iniciar la carrera de Magisterio en la Escuela Normal vallisoletana una vez finalizado el bachillerato en el Instituto Nacional de Enseñanza Media “José Zorrilla”. Obtuvo el título de Maestro Nacional en 1945, y ese mismo año comenzó la licenciatura en Derecho por la Universidad vallisoletana, que finalizó en 1950 con Premio Extraordinario.
Doctorado en 1957 también con Premio Extraordinario, su tesis llevaba por título La tutela de la minoría. La impugnación de acuerdos lesivos. Seis años antes se había incorporado al célebre Seminario de Derecho Mercantil creado por José Girón Tena como profesor ayudante de clases prácticas, puesto en el que se mantuvo hasta 1955, cuando obtuvo la plaza de profesor ayudante de Derecho Mercantil.
En 1964 logró la cátedra de esta misma disciplina, que desempeñó en las Universidades de La Laguna (marzo a noviembre de 1964) y Salamanca (1965-1970), Universidad esta última donde también ejerció los cargos de comisario de Protección Escolar y director de la Escuela de Práctica Jurídica. Regresó a la Universidad de Valladolid en 1970 para ocupar la cátedra que había dejado vacante el citado Girón Tena; en ella ha permanecido hasta su jubilación.
A partir de ese momento se dedica con especial atención al Derecho de Sociedades y al Derecho Marítimo, al tiempo que no oculta su atracción por todo lo que implica actualidad o interés general, circunstancia que le lleva a frecuentar materias diversas (Derecho Cambiario, Derecho Concursal, Derecho Cooperativo, protección de los consumidores, etc.).
Desempeñó numerosos cargos en la Universidad vallisoletana, de la que fue elegido rector por sufragio ponderado en 1982, responsabilidad que ejerció durante dos años. También fue decano en funciones para la creación y apertura de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, cargo en el que fue confirmado en 1974; cuatro años después fue nombrado decano honorario perpetuo de dicha Facultad. En diversas épocas ha sido secretario y vicedecano de la Facultad de Derecho, secretario del Servicio de Publicaciones de la Universidad, Presidente de las Comisiones de Integración de las Escuelas Profesionales de Comercio de Burgos y Santander y director del Departamento del Derecho Mercantil, Derecho del Trabajo y Derecho Internacional Privado. Ayudó a crear el Centro de Documentación Europea, que también dirigió, y el Instituto de Estudios Europeos.
En los últimos momentos del Franquismo, en los que la Universidad de Valladolid fue centro de una importante conflictividad social y política, hasta el extremo de llegar a ser cerrada por el gobierno en 1975, Duque se ganó el reconocimiento de buena parte de los estudiantes por su compromiso democrático. Asimismo, formó parte del grupo fundador del Instituto Regional de Castilla y León, creado en 1976, una de las organizaciones regionalistas pioneras en la Comunidad durante la Transición Democrática. También participó en la Junta Electoral Provincial de 1977 y en la primera Comisión Mixta de Transferencias Estado-Comunidad Autónoma de Castilla y León.
Su actividad académica, ingente, trascendió la propia Universidad de Valladolid, de la que tras su jubilaciñón fue nombrado profesor emérito. Fue asimismo profesor de la Facultad Internacional de Derecho Comparado de Estrasburgo entre 1965 y 1980. Impartió cursos en la Escuela Libre de Economía y Derecho de Madrid, fue vocal de la Cámara de Comercio e Industria de Valladolid, miembro del Consejo Académico de Colegio Mayor Ménendez Pelayo y del Patronato de la Fundación General de la Universidad de Valladolid.
También fue vocal del Consejo de Dirección de numerosas revistas especializadas, miembro de la Sección Española de la Asociación Internacional de Derechos de Seguros y vocal de su Consejo Directivo, miembro de la Internacional Law Association, de la Asociación Internacional de Derecho Marítimo y de la Asociación Española para el Estudio del Derecho Europeo y de AUDESCO, vocal de la Comisión de Mediación y Arbitraje de la Propiedad Intelectual, del Tribunal Español de Arbitraje de Seguros y presidente de la Comisión de designaciones de la SEAIDA. Como vocal permanente de la Sección de Derecho Mercantil de la Comisión de Codificación participó en la discusión y redacción de los más importantes anteproyectos de las Leyes Mercantiles.
Autor de seis libros de autoría propia, 60 colaboraciones en obras colectivas, 20 participaciones en diccionarios y enciclopedias, 51 artículos en revistas y publicaciones periódicas y director de 15 tesis doctorales, en 1985 se le concedió la Medalla de la UVa y estaba en posesión de la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort. Falleció en Valladolid el 31 de agosto de 2015.
Programa del coche eléctrico de RENAULT ESPAÑA
Es una apuesta de futuro que, en plena crisis económica, ha hecho posible que Castilla y León se convierta en la primera Comunidad Autónoma en fabricar vehículos dotados de una tecnología que protege el medio ambiente.
La fabricación en Valladolid del coche eléctrico Twizy, de Renault España, permitirá desarrollar actividades industriales que mantendrán miles de empleos, e introducir sustanciales cambios en la conciencia social respecto del uso de la energía y el tráfico en las grandes ciudades. Además, Castilla y León, gracias a este programa, se coloca en vanguardia de la automoción, sector vital para su economía, y da un paso decisivo en el respeto al Medio Ambiente y en la reducción de emisiones de gases contaminantes.
Comercializado desde marzo de 2012, el Twizy es fruto, al mismo tiempo, de la profunda crisis económica que sufre Europa y el sector de la automoción desde 2007, así como de una apuesta por el llamado “crecimiento verde”, que contempla el futuro desde las premisas del consumo de energías limpias.
De hecho, el proyecto de fabricar el coche eléctrico vino a solucionar los problemas internos por los que atravesaba la empresa vallisoletana, tal ycomo se escenificó con la celebración en Valladolid, el 6 de octubre de 2009,de una “cumbre del automóvil” que escenificaba la continuidad de la factoría.
En ella participaron el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, Jean-Pierre Laurent por parte de Renault, y el ministro de Industria en ese momento, Miguel Sebastián. En dicha cumbre se rubricó un plan industrial que incluía una inversión global de 500 millones de euros en cuatro años para la fabricación de un vehículo eléctrico, un modelo convencional y un motor ecológico. El primero, el famoso Twizy, comercializado desde marzo de 2012, significa, en palabras de los máximos especialistas, una nueva revolución en la era del automóvil, pues con él Renault marca un nuevo hito al convertirse en la primera fábrica de automóviles del sur de Europa en lanzar el vehículo eléctrico.
Una vez adjudicado el modelo para la factoría de Carrocería-Montaje de Valladolid en octubre de 2009, tuvo que transcurrir un año para asistir a la revelación del diseño definitivo y del nombre del vehículo, Twizy. También fue necesario iniciar todo el proceso de preindustrialización, que culminó en octubre de 2011 con la inauguración de la nueva Nave Z.E. Ello exigió acondicionar el antiguo almacén CKD de la factoría, que hasta entonces no se utilizaba, y que ocupa un total de 9.000 metros cuadrados.
En enero de 2011 se construyó la primera batería desarrollada en las propias instalaciones de Carrocería-Montaje de Valladolid, y se puso en marcha el primer vehículo precursor Twizy, de forma totalmente artesanal.
La inauguración de la nave Z.E. tuvo lugar el 17 de marzo de ese mismo año por el Príncipe de Asturias, que descubrió una placa conmemorativa de la nueva instalación y visitó la cadena de montaje de baterías y la línea para el ensamblaje final del vehículo.
En el diseño del mismo se tuvo en cuenta la necesidad de adaptarse a la ciudad, lo que implica la máxima agilidad de movimientos y el mínimo espacio para aparcar. El Twizy es innovador: el pasajero se sienta detrás del conductor y las puertas se abren hacia arriba. Y también es extremadamente sencillo, pues al volante solo posee lo esencial (acelerador, freno, conmutador de marcha adelante/atrás, mando de luces y una instrumentalización digital que en las versiones superiores incluye económetro).
Su batería le permite una autonomía de 100 kilómetros, y para la recarga se conecta a cualquier enchufe de la red eléctrica. La versión más potente puede llegar a los 80 kilómetros por hora, y la más básica, que alcanza los 45 km/h, puede conducirse sin carnet. En el primer año tras su salida al mercado, Renault comercializó más de 11.000 unidades de Twizy en Europa.
A las ventajas que proporciona el vehículo hay que sumar, además, la oportunidad que representa para las empresas con espíritu innovador, pues su fabricación implica la necesidad de crear y desarrollar una industria paralela de infraestructuras eléctricas de carga, redes de servicio y mantenimiento, así como un tejido industrial que va desde la fabricación de baterías y materias primas asociadas, a los equipamientos específicos y la industria del reciclaje.
En definitiva, todo un universo de posibilidades, de trabajo y de desarrollo en I+D al alcance de empresas interesadas en invertir en la integración de estas nuevas tecnologías en los vehículos.
José María Martín Patino [1925-2015]
Promotor del diálogo y la concordia, como “mano derecha” del cardenal Tarancón fue testigo y actor privilegiado de episodios decisivos en el devenir de la cultura religiosa en nuestro país. José María Martín Patino, salmantino nacido en Lumbrales, provincia de Salamanca, el 30 de marzo de 1925, fue secretario del cardenal Vicente Enrique y Tarancón en los años de la Transición democrática y estrecho colaborador en la tarea de adaptación de la Iglesia a los tiempos venideros. Su trayectoria encarna la tolerancia y el espíritu de diálogo, la comprensión entre los contrarios y el fomento de los lugares de encuentro que permitan afianzar la convivencia democrática.
Nacido en el seno de una familia de profundas convicciones religiosas, su madre era maestra y su padre dirigía la Escuela Graduada del pueblo e impartía clases nocturnas de adultos y en los círculos de Acción Católica. Él era el tercero de seis hermanos. «Mi memoria de seis años mantiene vivo el día de la proclamación de la República. Mis padres, los dos maestros y fervientes católicos, nos encerraron en casa para rezar por España. Todavía recuerdo la audacia de escaparme, con mi mayor amigo de la infancia, para contemplar desde la carretera que atraviesa al pueblo, la bandera republicana que ondeaba en el balcón de la oficina de correos», recuerda él mismo.
En 1957 se ordenó sacerdote y tres años después ingresó en la Compañía de Jesús. Es hermano del famoso director de cine Basilio Martín Patino. Posee tres licenciaturas, en Filosofía Eclesiástica por la Universidad Pontifica de Comillas, en Filosofía Clásica por la Universidad de Salamanca y en Teología por la Sant Georgen de Fráncfort, disciplina por la que se doctoró en la Universidad Gregoriana de Roma. Imbuido del espíritu renovador del Concilio Vaticano II, participó activamente en la Comisión de Liturgia.
Junto a Tarancón, a quien conoció siendo obispo de Oviedo, tuvo gran protagonismo en las negociaciones con el Gobierno y otras instituciones tras la muerte de Franco, contribuyendo a afianzar el compromiso de la mayor parte de la jerarquía eclesiástica española con la democracia.
Secretario de la Comisión Episcopal Española de Liturgia, durante el mandato de Tarancón al frente de la Archidiócesis de Madrid (1971-1983) ejerció como provicario general, y también a instancias de él fue nombrado director del Secretariado Nacional de la Liturgia, responsabilidad que ejerció entre 1965 y 1973. Designado en 1970 consultor de la Sagrada Congregación para el Culto Divino, también desarrolló una importante labor docente al frente de la Cátedra de Liturgia de la Universidad de Comillas.
Creador, en 1985, de la Fundación Encuentro, institución que presidió hasta su fallecimiento, a partir de ella promovió el diálogo y la comprensión entre diversos sectores sociales y se ha revelado como un privilegiado lugar de diálogo de las personalidades de todas las tendencias políticas. Además, a través de la misma presidió el Foro de la Escuela Virtual dentro del Programa EducaRed, que hasta 1990 publicó 17 volúmenes y estudios sobre aspectos relevantes de la sociedad, como el envejecimiento y el mundo rural en Castilla y León, y el presente y el futuro del turismo en la Comunidad.
También dirigió la revista Sal Terrae y promovió el proyecto "Raya Duero", cuyo objetivo es promover el desarrollo socioeconómico de algunos municipios del medio rural de Castilla y León mediante el uso del las tecnologías de la información y la comunicación. Una iniciativa que se desarrolla en la zona fronteriza del Duero en las provincias de Zamora y Salamanca.
No menos intensa fue su participación en los medios de comunicación. En efecto, Martín Patino recibió el Premio Ondas 1978 por la contribución ético-religiosa realizada diariamente, durante doce años, en la Cadena SER, el periódico Pueblo le declaró en 1978 "figura religiosa" del año, fue asesor del director general de Radio Televisión Española entre 1977 y 1982, dirigió el famoso programa de TVE “Últimas preguntas” de 1983 a 1986, y entre 1975 y 1982 colaboró semanalmente en La Gaceta Ilustrada. También ha colaborado en El País y ABC.
Entre los numerosos reconocimientos recibidos se encuentran la Cruz de Saint Jordi, el Premio Fernando Abril Martorell, el Premio Fundetec, la Cruz de Oro de la Solidaridad Social, concedida por el gobierno español en 2009, y el Premio Eduardo Lourenço 2012, otorgado por el Centro de Estudios Ibéricos en reconocimiento a su importante labor al desarrollo socioeconómico y la cohesión territorial en la zona transfronteriza entre Portugal y España. Fallecido en Madrid el 30 de marzo de 2015, en varias ocasiones fue miembro del Jurado del Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional.
Es autor de importantes obras sobre liturgia y las relaciones entre fe y cultura; entre ellas, El Breviarium mozarabe de Ortiz: su valor documental para la historia del oficio catedralicio hispánico (1963); Liturgia viva de la palabra (1965); Criterios conciliares de la renovación litúrgica (1965); Nuevas formas de la misa: ordenación general del Misal Romano (1969); La eucaristía en la vida religiosa (1971, en colaboración); El católico ante el desarrollo constitucional (1980); La Iglesia en España (1999, en colaboración); y Las culturas hispánicas y la fe cristiana hoy (2003, en colaboración).
Eloísa García de Wattenberg [1923-2017]
Es uno de los nombres más relevantes de la Comunidad Autónoma vinculados al patrimonio y su conservación, una referencia por su dedicación a conseguir que los museos sean vistos como obra al servicio de la sociedad. Eloísa García de Wattenberg, llamada en realidad Eloísa García García, nació en Valladolid el 7 de abril de 1923 y constituye un modelo de referencia en el ámbito de la archivística y la conservación de museos.
En las clases de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid, que comenzó en 1941, coincidió con Federico de Wattenberg, figura nacional de la arqueología, con el que contraería matrimonio en 1949. Al contrario que él, Eloísa se decantaría por la archivística y la museología y su carrera discurriría como funcionaria del Cuerpo de Auxiliares de Archivos, Bibliotecas y Museos, y, más tarde, del de Conservadores de Museos.
Su carrera profesional la inició en 1959 en el Archivo General de Simancas, hasta que en 1967, tras la muerte de su marido, retomó su trabajo en el Museo Arqueológico Provincial de Valladolid. A ella se debe, de hecho, la conclusión del traslado de sus fondos a su actual ubicación en el Palacio de Fabio Nelli. Nombrada directora del Museo Nacional de Escultura, consiguió hacer realidad la modernización y actualización de los montajes expositivos.
En efecto, además de llevar a cabo la gran exposición celebrada con motivo del V centenario del matrimonio de los Reyes Católicos (1969), realizó una profunda reestructuración museográfica e incorporó al museo la iglesia de La Pasión como sede de exposiciones permanentes, lo que permitió la realización, a través del mismo, de una intensa actividad cultural (exposiciones, concursos, conferencias…). También puso en marcha, de manera pionera, un departamento didáctico, origen del actual Departamento de Educación y Acción Cultural del Museo.
En 1973 se hizo cargo de la asignatura de Museología en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid y en 1977, tras la creación del Cuerpo de Conservadores de Museos y aprobada la plaza de conservadora, fue confirmada como directora del Museo
Pero su labor trascendió al propio Museo Nacional de Escultura. Así, colaboró igualmente con el Museo del Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana, las casas museo de Colón y Zorrilla, el Museo Diocesano y Catedralicio, el museo del convento de Santa Isabel, la iglesia museo de San Antolín, en Tordesillas y el Museo Provincial, cuya dirección tuvo encomendada durante nueve años.
Decisiva fue igualmente su colaboración, junto a José Velicia, José Jiménez Lozano y Pablo Puente, en el montaje de las primeras exposiciones de Las Edades del Hombre, en 1988, y posteriormente en los certámenes de Burgos, León, Salamanca, Amberes, El Burgo de Osma y Palencia. Todo ello sin olvidar su labor como organizadora del pabellón de la Nunciatura Apostólica en España en la Exposición Universal de Sevilla, en 1992, así como las exposiciones del V centenario del Tratado de Tordesillas, en 1994, y del VII centenario de la Universidad Complutense.
Entre 1979 y 1986 fue vocal de la Junta Superior de Museos y tuvo a su cargo la Secretaría de ICOM en España, a través de la cual participó, como miembro del Comité Consultivo Internacional del Diccionario Museológico, en las numerosas reuniones de trabajo que para su elaboración se celebraron en Budapest. Además, colaboró activamente en diversas actividades culturales: pregonera de la Semana Santa de Valladolid de 1976, académica de número de la Real de Bellas Artes de la Purísima Concepción, donde fue nombrada, a su jubilación, en 1987, directora honoraria, secretaria de la Junta de Semana Santa de Valladolid y, desde 1988, Comisionada de Patrimonio en la Comisión Territorial de Patrimonio de esta ciudad. Falleció en Valladolid el 11 de julio de 2017.
Era autora de cerca de una veintena de publicaciones entre artículos y guías de museos, y recibió numerosos premios y menciones honoríficas, como la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes (1997), la Encomienda con Lazo de Dama de la Orden de Isabel la Católica, la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice de la Santa Sede, y la Orden Diocesana con Medalla de Oro de la Iglesia de Amberes. Era asimismo colegial de honor del Colegio Mayor Santa Cruz, a cuyo Patronato pertenecía, y poseía la distinción de Guardia Urbano de Honor que le fue concedida por este Cuerpo de Policía Municipal vallisoletana.
Isaac Viciosa Plaza [1969]
Ha sido uno de los mejores mediofondistas españoles de todos los tiempos y forma parte de una generación irrepetible en el atletismo español. Isaac Viciosa Plaza, palentino de Cervatos de la Cueza, donde nació el 26 de diciembre de 1969 en el seno de una familia humilde, sorprendió a propios y extraños cuando a mediados de los 80 hizo aparición en las primeras carreras a nivel local. Era, según los entrenadores de aquel momento, un auténtico portento para el medio fondo.
Hombre de profundas convicciones religiosas, estudió EGB en los Carmelitas de León y en Valladolid en el Instituto Politécnico Cristo Rey, de los jesuitas. Su enorme potencial para el atletismo se hizo notar disputando, como mero aficionado, algunas de las millas ‘Pilar Fernández Valderrama’ de la ciudad del Pisuerga. Enseguida, Eladio Barredo, su entrenador de toda la vida, se fijó en él y lo condujo, de manera progresiva, hacia una rutina de entrenamientos que desembocaría, en los años 90, en el atletismo profesional.
En 1988 fichó por el Club de Atletismo Melgar, de Valladolid, y un año después ya era campeón de España promesa en los 1.500 metros. Cuarto en el Campeonato de Europa indoor de 1992, al año siguiente ganaba el de España absoluto de 3.000 metros en pista cubierta. Miembro de una brillante generación formada, entre otros, por Fermín Cacho, Anacleto Jiménez, Luis Javier González, Reyes Estévez, Mateo Cañellas, Andrés Díaz, Alberto García y Manuel Pancorbo, el palentino saltó a la fama tras hacerse con la medalla de plata en el Europeo de ese mismo año de 1994, disputado en Helsinki, por detrás de Fermín Cacho.
Entonces fichó por el Larios y comenzó una progresión ascendente, confirmada ese mismo año de 1994 con el récord nacional de 3.000 metros en pista cubierta, logrado en la reunión internacional de Sevilla al parar el crono en 7:41,46, mejorando en casi cinco segundos la marca de Fermín Cacho.
Viciosa se hizo un hueco entre los mejores del panorama atlético nacional e internacional entre 1994 y 1998. En 1995 triunfaba en las prestigiosas Millas de Nueva York y Madrid, batía a Fermín Cacho en la prueba de 1.500 metros del Campeonato de España, haciéndose con la victoria, y disputaba la final de esa misma distancia en el Mundial de Gotemburgo.
En los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996, los únicos en los que ha participado (en los de Barcelona 92 no pudo hacerlo por una anemia y en los de Sidney 2000 se lo impidió una mononucleosis), fue semifinalista en la prueba de 1.500 metros (sexto en su serie). Pero su gran salto en la elite internacional se produjo en la reunión de Oslo de 1998, donde batió el récord de Europa de los 3.000 metros con un tiempo de 7:29,34, en una prueba lanzada a ritmo de récord del mundo y ganada por el etíope Haile Gebreselassie. Dos años después perdería esta marca de manos de Mourhit, un atleta africano nacionalizado belga que luego daría positivo en un control antidopaje.
Lo cierto es que 1998 fue su año: si en Montecarlo logró la cuarta mejor marca española en los 1.500 metros con 3:30,94, entrando por delante de Reyes Estévez y Fermín Cacho, en Roma firmó la tercera de los 5.000 con 13:09,53, una distancia a la que se acomodó a la perfección y que ese mismo año le deparó el primer puesto en el Campeonato de Europa disputado en Budapest.
Al año siguiente fichó por el Club Airtel y siguió obteniendo éxitos en otras pruebas de gran prestigio a escala nacional e internacional; en la San Silvestre Vallecana, por ejemplo, cuya victoria en 1996 reeditó en 2000, 2001 y 2002, o en la Jean Bouin, de Barcelona, que ganó en 1996, 1997, 1998 y 2002.
Todo ello sin olvidar su primer puesto en la citada Milla de Nueva York, que reeditó de manera consecutiva entre 1996 y 1998. Asimismo, Viciosa ganó en dos ocasiones, 1996 y 1997, el prestigioso cross internacional de Venta de Baños.
Hasta 2006, año de su retirada, pasó por los equipos Navegalia, Puma Chapín Jerez, J’Hayber Playas Castellón, Universidad de Burgos Campos Incesa y CD Parquesol. Viciosa acumula, en total, 19 internacionalidades absolutas, entre las que destaca una participación olímpica (Atlanta 1996) y cinco Mundiales (1993, 1995, 1997, 1999 y 2001), una Superliga Europea (Madrid 1996) y dos participaciones dentro del equipo de Europa en la Copa del Mundo (1994 y 1998); y en pista cubierta un Mundial (1995) y dos Europeos (1992 y 1998).
Desde su retirada de las pistas, Viciosa, que posee el título de Entrenador Nacional de Atletismo, dirige en Valladolid una Escuela de Atletismo que lleva su nombre, iniciada junto al también ex atleta Teodoro Cuñado y que forma a atletas de entre 6 y 18 años, así como un centro de fisioterapia. En 2023 recibió el Premio Gesta Histórica del atletismo español.