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Conoce Castilla y León
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Miguel Delibes Setién [1920-2010]
Sus novelas son un reflejo fiel de las gentes y las tierras de su Castilla natal, pero también un alegato en defensa de la naturaleza y de lo más valioso de la tradición rural. Escritor y periodista, Miguel Delibes Setién vino al mundo en una casa de la vallisoletana Acera de Recoletos el 17 de octubre de 1920.
En 1936 ingresaba en la Escuela de Comercio y dos años después, en plena Guerra Civil, se enrolaba voluntario como marinero en el crucero “Canarias”, episodio trágico que reproducirá en su novela Madera de héroe. Al finalizar la contienda, Delibes regresa a su ciudad y, gracias a un «préstamo sobre el honor a estudiantes» de 10.000 pesetas, termina sus estudios de Comercio y, más tarde, los de Derecho. En 1941 entra como caricaturista en El Norte de Castilla y firma con el pseudónimo «Max»: la «M» de Miguel, la «A» de Ángeles, su mujer, y la «X» del todavía incierto futuro de la pareja. Además, en 1942 gana unas oposiciones e ingresa en el Banco Castellano; tres años más tarde logrará la Cátedra de la Escuela de Comercio.
En el periódico, Delibes es redactor en 1944, subdirector en 1953 y director en 1958. Así hasta 1963, año en el que la confluencia de diversos factores políticos le obliga a dejar el cargo. Algunos meses después será nombrado delegado del Consejo en la Redacción. Y en 1976 declina la oferta de dirigir el recién creado diario El País.
Periodismo y literatura se encuentran íntimamente unidos en la trayectoria del escritor. En 1947 obtiene el Premio Nadal con La sombra del ciprés es alargada, novela que cimenta su fama literaria; el Nacional de Literatura llega en 1955 con Diario de un cazador, y el de la Crítica en 1962 con Las Ratas.
Entre tanto había publicado Aún es de día (1949), la alegre El camino (1950), Mi idolatrado hijo Sisí (1953), y otras como Siestas con viento sur (1957), Diario de un emigrante (1958), La hoja roja (1959), Viejas historias de Castilla la Vieja (1964), Cinco horas con Mario (1966), para muchos su obra maestra; Parábola del náufrago (1969), su novela más vanguardista y amarga; La mortaja (1970), El príncipe destronado (1973), de gran éxito en su versión cinematográfica; y Las guerras de nuestros antepasados (1975). En 1975 ingresa en la Real Academia Española.
Un año antes había muerto su esposa, Ángeles de Castro, circunstancia que le sumió en una profunda crisis y le arrebató las ganas de escribir. Fueron tres años de paréntesis marcados por la nostalgia. Hasta que en 1978, la experiencia de las primeras elecciones democráticas suscita El disputado voto del señor Cayo, obra que le devuelve a la literatura y muestra la superioridad de la cultura rural milenaria sobre la seudocivilizada cultura urbana. Luego le seguirían Los santos inocentes (1981), otro éxito cinematográfico; Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso (1983), El tesoro (1985), 377A, madera de héroe (1987), Pegar la hebra (1990), y galardones como el Príncipe de Asturias de las Letras (1982), el Nacional de las Letras (1991) y, desde luego, el Cervantes (1993).
En los 90 novela la muerte de su esposa en Señora de rojo sobre fondo gris (1991) y publica Diario de un jubilado (1995), El último coto (1996) y El hereje (1998), su primera novela de carácter histórico con la que consiguió el Premio Nacional de Narrativa en 1999. En 1998, a raíz de diagnosticársele un cáncer de colon, Delibes se repliega en su familia. En 2002 vio la luz Miguel Delibes y Joseph Vergés, Correspondencia, 1948-1986, y en 2004, su recopilación de artículos España 1939-1950. Muerte y resurrección de la novela española. La Tierra herida, ¿qué mundo heredarán nuestros hijos? (2005), escrita junto a su hijo, Miguel Delibes de Castro, es un grito desesperado en pro de la conservación del planeta.
Antes de su muerte, ocurrida en Valladolid el 12 de marzo de 2010, fue propuesto en varias ocasiones para el Premio Nobel de Literatura. Doctor Honoris Causa por las Universidades de Valladolid (1983), Complutense de Madrid (1987), del Sarre (1990), de Alcalá de Henares (1996) y Universidad de Salamanca (2008), fue nombrado Hijo Predilecto de Valladolid en 1986. Recibió la Medalla de Oro de la Provincia vallisoletana en 1993, la Medalla de Oro del Mérito en el Trabajo en 1999, el Premio Vocento 2006 a los Valores Humanos y la Medalla de Oro de Castilla y León en 2009, entre otros muchos galardones.
Antonio Gamoneda [1931]
Referente indiscutible de la poesía castellana y leonesa, Antonio Gamoneda nació en Oviedo el 30 de mayo de 1931, pero con 3 años se trasladó con su madre a León. De 1936 datan sus primeros escarceos con la poesía, cuando descubrió un libro escrito en 1919 por su padre, fallecido al año de nacer él.
Vivió la Guerra Civil en el barrio leonés del Crucero: «Pasaban los trenes en la tarde y su tristeza permanece en mí», ha escrito. Comenzó a escribir poemas con 16 años, y pronto, hacia 1949, contactó con el entonces inevitable grupo Espadaña, impulsado por Antonio González de Lama y gran dinamizador de la literatura local. A finales de los 60 ejerció como crítico de arte en periódicos, revistas y libros. Trabajador desde 1945 de una entidad bancaria, en 1969, año en que entró a trabajar en la Diputación Provincial leonesa, se lanzó con éxito a la promoción de la cultura provincial dando a luz diversos artículos y libros que él mismo denomina «de encargo»: Los jóvenes (1970) junto a Bernardino M. Hernando, Zamora (1970); El agua en la poesía hispánica (1972), y Echauz: la dimensión ideológica de la forma (1978).
Hasta 1977 dirigió los servicios culturales de la Diputación, desde donde promovió la creación de la Institución Fray Bernardino de Sahagún y la Colección de Poesía Provincia. Coordinó la revista Tierras de León y promovió el premio «Bienal de Poesía», «Bienal Provincial de León». Posteriormente (1979) pasó a dirigir la Fundación Sierra Pambley, vinculada en su origen (1887) a la Institución Libre de Enseñanza.
En 1987, la publicación de su poesía completa bajo el título Edad le valió el Premio Nacional de Literatura. Fue entonces cuando comenzó a ser conocido a escala nacional. El libro recoge los anteriores volúmenes: La tierra y los labios (poemas de 1947-1953), Sublevación inmóvil (1960), Blues castellano (colección de poemas escritos entre 1961 y 1966, cuya publicación se demoró hasta 1980 debido a la censura franquista), Pasión de la mirada (poemas de 1963-1970), Descripción de la mentira (1975-1976) y Lápidas (poemas escritos entre 1977 y 1986).
Ha publicado el poemario Libro del frío (1992, por el que le nominaron al Premio Europa 1993), el Libro de los venenos (1995), El vigilante de la nieve (1995), y la antología Sólo luz (2000), además de El cuerpo de los símbolos (1998), miscelánea de ensayos sobre la poesía, la lectura y el disfrute del arte.
En 2003 salieron a la luz Arden las pérdidas y una reedición del Libro del frío, con la incorporación de veinte poemas nuevos procedentes del libro de arte ¿Tú?, realizado en colaboración con Antoni Tàpies. Al año siguiente publicó Reencuentro y Cecilia.
Tras Reescritura (2004) publicaría, en 2005, Esta luz. Poesía reunida (1947-2004). Extravío en la luz (2009) reúne seis poemas inéditos con grabados de Juan Carlos Mestre, y Canción errónea, publicado en 2012 con poemas posteriores a 2004, quedó finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León 2013. Hasta el momento ha publicado dos volúmenes de sus memorias: Un armario lleno de sombra 2009) y La pobreza (2020). Suyos son también diversos estudios monográficos sobre escultores, como los de José Luis Sánchez (1981) y Julio Hernández (1981), y de pintores como Francisco Echanz (1978) y Juan Barjola (1980).
Doctor Honoris Causa por la Universidad de León, aparte del Prix Europeen de Litteérature Nathan Katz y del Premio de Literatura por la Comunidad de Madrid, ambos recibidos por el conjunto de su obra, en 2006 fue galardonado con el Premio Cervantes y con el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Es Hijo Adoptivo de León (2007) y en 2008 recibió la Medalla de Oro de la Provincia leonesa.
Claudio Rodríguez [1934-1999]
Es considerado uno de los principales exponentes de la generación poética de los 50, poeta de expresión personal y altura inigualable. Hijo del matrimonio formado por Claudio Rodríguez y María García Moralejo, Claudio Rodríguez nació en Zamora el 30 de enero de 1934, y fue en su propia casa donde recibió las primeras influencias literarias.
Estudió Primaria en la escuela de Los Bolos y Bachillerato en el Instituto Claudio Moyano. «Todo un as del balón», recuerdan algunos de sus antiguos compañeros de clase. Leves recuerdos de la Guerra Civil, la muerte de su padre, ocurrida cuando él tenía 13 años, y una caída de la bicicleta, cuanto contaba apenas 11 años, que le dejó temporalmente en coma, influyeron dramática y decisivamente en su producción.
Abrumado por el dolor físico, la soledad, el miedo y las difíciles relaciones con su madre, a Claudio Rodríguez sólo le salvaba el contacto con la naturaleza experimentado en la finca de su abuela materna, situada cerca de la estación zamorana. En 1951 se trasladó a Madrid para cursar Filosofía y Letras en la Universidad Central, licenciándose en Filología Románica seis años después. En la capital española residió, gracias a una beca, en el Colegio Mayor «José Antonio». En 1948 ensayó sus primeras composiciones poéticas y al año siguiente publicó su primer poema en el diario El Correo de Zamora, titulado Nana de la virgen aría. Enseguida fijó su residencia en la capital española (1951-1958), donde frecuentó a Vicente Aleixandre, su amigo y maestro, desde 1953.
Allí coincidió con un grupo de poetas y críticos en el que confluían distintas generaciones, destacando J. Ferrán, J. A. Valente, Ignacio Aldecoa, Francisco Brines, Blas de Otero y, sobre todo, Carlos Bousoño. En 1957 leía su tesis doctoral, titulada El elemento mágico en las canciones infantiles de corro castellano, y dos años más tarde contraía matrimonio con Clara Miranda. Pero antes habían tenido lugar los famosos conflictos universitarios de 1956, en los que, junto a Enrique Múgica y Ortiz Cañabate, figuró como secretario del suspendido Congreso de Escritores Jóvenes.
Ayudado por Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre partió a Inglaterra, donde fue lector de español en Nottingham (1958-1960) y en Cambridge (1960-1964). Profundizó en los románticos ingleses y, sobre todo, en la obra de T.S. Eliot y Dylan Thomas, autor decisivo en su quehacer poético. Pero la estancia inglesa también le permitió lanzar una nueva mirada sobre los valores –y desvalores– de la sociedad española del momento, lo que favorecerá la aparición de tonos críticos, a menudo de gran crudeza, en Alianza y condena (1965), libro escrito en su mayor parte en Inglaterra. Regresó a España en 1964, decidido a dedicarse la enseñanza universitaria, a la poesía y a sus amigos.
Su poemario más importante lo componen Don de la ebriedad (1953), premio Adonais y obra que impresiona al mismo Vicente Aleixandre; Conjuros (1958), Alianza y condena (1965), El vuelo de la celebración (1976), Desde mi palabra (1983), que fue seguida por una recopilación de su obra anterior (Desde mis poemas); y Casi una leyenda (1991), meditación profunda sobre la muerte.
Fallecido en Madrid en julio de 1999, su labor ensayística, publicada a través de artículos en periódicos y revistas y dada a conocer en 2004 bajo el título La otra palabra, es más desconocida para el gran público. En resumen, obra breve pero esencial la de Rodríguez, que fue reconocida con el Premio de la Crítica de 1965, el Nacional de Literatura en 1983, el Reina Sofía de Poesía Española e Iberoamericana en 1993 y el Príncipe de Asturias de las Letras de ese mismo año.
Julián Marías Aguilera [1914-2005]
Filósofo de cabecera para varias generaciones españolas, discípulo de Ortega y Gasset y referente intelectual de quienes durante la Transición propugnaban una convivencia democrática basada en la reconciliación, Julián Marías nació en Valladolid, en el número 8 de la calle Colmenares, el 17 de junio de 1914.
Apenas tenía cinco años cuando su familia tuvo que trasladarse a Madrid, y sólo 10 cuando despertó su afición por la literatura. Alumno tardío del Colegio Hispano (entró en 1923, con 8 años), en 1925 comienza los estudios de Bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros, graduándose con el doble título de Ciencias y Letras y concluyendo en 1931.
Posteriormente se matricula en la sección de Químicas de la Facultad de Ciencias, pero enseguida descubre que su vocación va por otro lado: en 1932 inicia la carrera de Filosofía en la Facultad de Letras de la Universidad madrileña, donde conoce a colegas y profesores determinantes en su devenir. Y no tardará en entablar amistad con su gran maestro, José Ortega y Gasset.
Éste le encargó algunas traducciones para la Revista de Occidente, al tiempo que colaboraba en Cruz y Raya y participaba en las tertulias de José Bergamín, donde entre 1933 y 1936 conoció a Ramón Gómez de la Serna, Federico García Lorca, Miguel Hernández y Pablo Neruda, entre otros. Se licenció en junio de 1936, poco antes de estallar la Guerra Civil. Militarizado al servicio de la República, con Arturo Soria y otros compañeros puso en marcha un Servicio Español de Información, escribió habitualmente en las ediciones de ABC y Blanco y Negro publicadas en el Madrid de la guerra, y ejerció como «traductor del Ejército de Tierra».
Al finalizar la contienda, en el mismo año de 1939, Julián Marías es acusado falsamente por un amigo íntimo y encarcelado tres meses, de mayo a agosto. Marginado de la Universidad, tuvo que vivir de su escritura. Aunque en 1941 publica una Historia de la Filosofía que no tarda en convertirse en un best-seller, al año siguiente, las inquinas universitarias hacia su condición de intelectual de conocido talante liberal hicieron naufragar su tesis doctoral sobre el Padre Gratry.
Pese a ello, publicó su tesis suspensa y ésta se agotó. En 1947 recibió el Premio Fastenrath de la Real Academia de la Lengua por su libro Unamuno, y al año siguiente fundó, junto a Ortega y Gasset, el Instituto de Humanidades de Madrid, que llegará a dirigir en 1955.
En 1951 logra doctorarse en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid gracias al aperturista decanato de Francisco Javier Sánchez Cantón.
Académico de la Lengua desde 1964, en este mismo año participó como invitado a algunas sesiones del Concilio Vaticano II. Colaboró en la creación del periódico El País (1976), fundó y presidió, entre 1978 y 1979, la Fundación de Estudios Sociológicos (FUNDES), fue senador Real entre 1977 y 1979, y participó activamente en las Cortes Constituyentes y en la elaboración de la Constitución. Fue recuperado para la Universidad española en 1980 al creársele, en la UNED, la Cátedra «Ortega y Gasset» de Filosofía Española.
Cientos de obras llevan su firma; entre ellas, La filosofía española actual. Unamuno, Ortega, Morente, Zubiri (1948), Ortega y la idea de la razón vital (1948), El método histórico de las generaciones (1949), Imagen de la vida humana (1988), Una vida presente (1989-90), Acerca de Ortega (1991), La educación sentimental (1992), Tratado de lo mejor. La moral y las formas de vida (1995), y Tratado sobre la convivencia (2000). Fallecido en Madrid en diciembre de 2005, recibió el Premio Ramón Godó de Periodismo (1975), el Mariano de Cavia (1985), el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación (1996), el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2002) y la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (2001), entre otros muchos reconocimientos y galardones.
José Jiménez Lozano [1930-2020]
Definido como un escritor profundo y a contracorriente, el periodista y ensayista José Jiménez Lozano nació en la localidad abulense de Langa el 13 de mayo de 1930. Se crió en un ambiente familiar presidido por la humanidad de su madre, Sofía Lozano, ‘directora espiritual’ de sus primeras aficiones literarias, y la presencia protectora de su padre, Eugenio Jiménez, secretario del Ayuntamiento; así como la no menos decisiva influencia del abuelo materno.
José Jiménez Lozano cursó los estudios primarios en su pueblo natal, el bachillerato elemental en Ávila y el superior en el Instituto Zorrilla de Valladolid como alumno libre, circunstancia que acentuó su autodidactismo y potenció su pasión por la literatura.
En 1951 comenzó la carrera de Derecho en la Universidad vallisoletana, que compaginó con los estudios de Filosofía y Letras en esta misma ciudad y en Salamanca. Licenciado en 1956, decidió trasladarse a Madrid con la intención de preparar oposiciones a judicaturas. No tardaría en abandonar esta inclinación inicial hacia el Derecho.
Su amor por la literatura nació con los libros de la adolescencia y las historias que oía contar a la gente. Católico de talante liberal, la obra de Jiménez Lozano se enmarca dentro de las tendencias de autocrítica intelectual nacidas, precisamente, en el seno del catolicismo español de los años 50 y 60.
En El Norte de Castilla, periódico en el que había entrado en 1962 de la mano de Miguel Delibes, escribió artículos que compaginó con colaboraciones en la revista Destino. En el decano de la prensa destacó su labor como corresponsal en el Concilio Vaticano II (fue uno de los pocos seglares invitados), fruto de la cual fueron unas interesantes crónicas que reflejaban el cúmulo de esperanzas suscitadas por dicho evento en los ambientes católicos más tolerantes y abiertos.
Su Cristiano en rebeldía (1963), primer ensayo publicado sobre esta temática, da buena cuenta de dicho talante. A ese mismo contexto y con similar intención responde Meditación española sobre la libertad religiosa (1966).
Ya entonces era redactor del rotativo vallisoletano, del que fue nombrado subdirector en 1978 y director en 1992, cargo que ejerció hasta su jubilación, en 1995. Además, junto al sacerdote José Velicia pergeñó la idea originaria de la exposición Las Edades del Hombre, estrenada en Valladolid en 1988. Como escritor reconocía la influencia de Shakespeare, Azorín, Juan Ramón Jiménez, Dante, Unamuno y Gabriel Miró, pero también de Dostoievsky y de los poetas ingleses. Residió en la localidad vallisoletana de Alcazarén hasta su fallecimiento, ocurrido el 9 de marzo de 2020.
Jiménez Lozano cultivó la narrativa en obras como Historia de un otoño (1971); El sambenito (1972); La salamandra (1973); El santo de mayo (1976); Duelo en la casa grande (1982); Parábolas y circunloquios de Rabí Isaac Ben Jehuda (1225-1402) (1985); El grano de maíz rojo (1988, Premio Nacional de la Crítica); Sara de Ur (1989); Los grandes relatos (1991); El mudejarillo (1992); La boda de Ángela (1993); Los lobeznos (2001); El viaje de Jonás (2002), Carta de Tesa (2004); Las gallinas del licenciado (2005); Libro de visitantes (2007); Agua de noria (2008), Un pintor de Alejandría (2010); Abram y su gente (2014); y Se llamaba Carolina (2016). En 2018 publicó Memorias de un escribidor, una fábula metafórica en la que Jiménez Lozano ironiza sobre el mundo literario y la España de su tiempo. Y al año siguiente (2019), vio la luz el libro de cuentos La querencia de los búhos.
A lo largo de los últimos 25 años ha sistematizado la publicación de sus diarios: Los tres cuadernos rojos (1986); Segundo abecedario (1992); La luz de una candela (1996), Los cuadernos de letra pequeña (2003), Advenimientos (2006), Los cuadernos de Rembrandt (2010), Impresiones provinciales (2015) y Cavilaciones y melancolías (2018). En ensayo, destacan Nosotros los judíos (1961); Un cristiano en rebeldía (1963); Los cementerios civiles y la heterodoxia española (1978); Sobre judíos, moriscos y conversos (1982); Guía espiritual de Castilla (1984); Ávila (1988); Retratos y naturalezas muertas (2001); Fray Luis de León (2001); Dos historias de otro tiempo (2003); El narrador y sus historias (2003); Las llagas y los colores del mundo. Conversaciones literarias con José Jiménez Lozano (2011); Obstinación del almendro y de la melancolía (2012), Siete parlamentos en voz baja (2015); y, junto a Teófanes Egido, Sobre Teresa de Jesus (2015).
También ha cultivado la poesía, género que inició en 1992 con la publicación de Tantas devastaciones, libro al que siguieron títulos como Un fulgor tan breve (1995), El tiempo de Eurídice (1996), Elegías menores (2002), La estación que gusta al cuco (2010) y Los retales del tiempo (2016).
Está en posesión del Premio Nacional de la Crítica por El grano de maíz rojo (1989), el Premio Nacional de las Letras Españolas (1992), el Premio Provincia de Valladolid a la Trayectoria Literaria (1996), la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (1999), y el Premio Cervantes en 2002. En 2012 fue nombrado Hijo Adoptivo de Ávila, y en 2018 recibió la Medalla de Oro de la Provincia de Ávila.
Colaborador de El País, Informaciones y ABC, en 1994, un año de antes de su jubilación como periodista, obtenía el Premio Luca de Tena por el artículo «El retablo eterno de las maravillas». No sería el último galardón en la profesión: en diciembre de 2000, su artículo «Sobre el español y sus asuntos»le procuraba el V premio Nacional de Periodismo ‘Miguel Delibes’.
Francisco Pino [1910-2002]
Poeta vanguardista, innovador constante en el oficio y artífice de empresas literarias de enorme impronta, Francisco Pino nació en Valladolid el 18 de enero de 1910, en el seno de una familia de extracción burguesa, profundamente católica y dedicada a los negocios.
Encuentra su afición poética mientras estudia en el Colegio Nuestra Señora de Lourdes (1918-1924), la afianza en el Instituto Zorrilla de su ciudad natal de la mano de Narciso Alonso Cortés, la cultiva en viajes periódicos a Francia e Inglaterra y, sobre todo, la enriquece departiendo con Jorge Guillén en tertulias vanguardistas que, en 1927, también reunían a José María Luelmo, Francisco Martín Gómez, José María de Cossío y Luciano de la Calzada, entre otras figuras de la literatura del momento.
Posteriormente, mientras estudia la carrera de Derecho en la Universidad vallisoletana, Pino moviliza a los amigos y funda revistas de alcance nacional: en 1928, "Meseta", junto a José María Luelmo y Juan R. Ribó, en honor a José María Cossío; en 1931 la archiconocida "DDOOSS", y tres años más tarde "A la nueva ventura", donde colaboraron poetas como Jorge Guillén, Federico García Lorca o Rafael Alberti.
En abril de 1931 se afilia a la Federación Universitaria Española (FUE), de la que llega a ser tesorero, e inicia un fecundo periplo por el extranjero. Se empapa de las vanguardias en París y Anguleme, donde contacta con los surrealistas; en Londres, donde reside entre 1933 y 1935, revive su interés por el catolicismo después de estudiar en el University College Hall, mientras preparaba una oposición a agregado comercial.
El 19 de julio de 1936, un día después de estallar la Guerra Civil, es detenido por tropas republicanas cuando salía de Misa en la iglesia madrileña de la Concepción del barrio de Salamanca, junto a su amigo Díaz de Jove y otros asistentes al oficio religioso. Fueron conducidos a una cochera cercana a la Dirección General de Seguridad. Se salvaron de ser fusilados en el acto gracias a la intervención de un teniente de asalto.
Preso en las cárceles Modelo y Ventas, la dramática experiencia de las «sacas» y los «paseos» que acaban con la vida de algunos colegas de presidio inspiró los libros El Alzamiento (1939), Saludo y arco de triunfo (1939), y Asalto a la cárcel Modelo (1939). Ya entonces había conocido a María J. Aguirre, su futura esposa.
Una temprana libertad, conseguida gracias a las influencias de su padre, se vio truncada en 1937, cuando volvió a ser encarcelado, esta vez a manos del Servicio de Información Miliar: estuvo en la prisión literaria del Panteón de Hombres ilustres en la Basílica de Atocha, en la cárcel de Porlier y en los calabozos del Ministerio de Marina. Liberado al finalizar la guerra, hasta 1947 vivió a caballo entre Madrid y Valladolid. A partir de 1940 se hizo cargo del negocio familiar en la tienda «HG», de la capital del Pisuerga, hasta su jubilación en 1984.
Además de las revistas citadas anteriormente, fundó "Meseta de la poesía española" (1939) y "Cancionero, pliegos de poesía" (1941), y permaneció en régimen vigilado por haber estado en la cárcel con republicanos y experimentar con las vanguardias. «Refugiado» desde 1947 en el vallisoletano Pinar de Antequera, en la finca «Yuste de Villa María», se dedica a la creación poética. Hasta el final de sus días no dejó de crear, de experimentar. Su primer libro de difusión nacional, Antisalmos, fue publicado en 1978 por la editorial Hiperión. Nueve años después, una fuerte depresión a raíz de la muerte de su esposa pareció alejarle de la poesía; sin embargo, del dolor extrajo el libro de poemas Hay más, escrito durante la enfermedad y tras la muerte de María J. Aguirre.
Entre su prolífica obra destacan Espesa rama (1942), Versos religiosos (1954), Vida de San Pedro Regalado. Sueño (1956), Vuela pluma (1957), Cinco preludios (1966), Vía Crucis (1966), Concierto de la Virgen Joven (1967), Desamparo (1968), Textos económicos (1969), Solar (1970), Concierto de la Virgen Vieja (1971) y el citado Antisalmos (1978). Poco antes de su muerte, ocurrida en 2002, publicó Claro decir, Canto a la vejez (2002). Su poesía hasta 1990 aparece recogida en los tres volúmenes de Distinto y junto. Poesía completa (1990).
Recibió el premio Sarmiento en 1980 y cuatro homenajes del Ateneo de Valladolid, también la Medalla de Oro del Círculo de Bellas de Madrid (1989) y el Premio de la Academia Castellano Leonesa de Poesía por el conjunto de su obra (2000). Miembro de la Real Academia de la Purísima Concepción desde 1985, en 2000 fue nombrado Hijo Predilecto de Valladolid.
Rosa Chacel [1898-1994]
Considerada la gran maestra española de la literatura íntima, la vida de la vallisoletana Rosa Chacel es en sí misma una novela. Se llamaba en realidad Rosa Clotilde Cecilia María del Carmen Arimón, y nació en la calle vallisoletana de Teresa Gil, el 3 de junio de 1898. Hija de Francisco Chacel, barbero con vocación literaria, desde muy pequeña recibe en su familia el gusto por leer y escribir. Su madre, Rosa-Cruz Arimón, era maestra, y con tres años ya la había iniciado en sus primeras letras.
Tras unos brevísimos estudios en el colegio de las Carmelitas (septiembre-diciembre de 1904), en el otoño de 1906 ingresó, extraoficialmente, en la Academia de Arte vallisoletana. Ya por entonces lee a Víctor Hugo, Walter Scott, Alejandro Dumas y, sobre todo, a Julio Verne.
En 1908, la familia se traslada a Madrid y se instala en la casa de la abuela materna en el barrio de Maravillas, localización de sus mejores novelas. Dos años más tarde era matriculada en la Escuela de Artes y Oficios, donde recibió las enseñanzas de Fernanda Francés. En 1911, el traslado de ésta a la Escuela del Hogar y Profesional de la Mujer impulsó la matriculación de Rosa Chacel, entusiasmada con las clases de Antropología Artística de José Parada.
Con objeto de estudiar escultura, en 1915 ingresa en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde conoce a Valle-Inclán, y al año siguiente entra en contacto con el pintor Timoteo Pérez Rubio, con quien contrae matrimonio en 1921. Tres años antes había abandonado la Academia. Es en Madrid donde Rosa Chacel contacta con el mundo de la vanguardia literaria.
En 1922 publica en La Esfera, su primer escrito, «El amigo de voz oportuna»; entonces su marido consigue una beca en la Academia de España en Roma y desde ese año hasta 1927 reside en la ciudad italiana. Allí conoce las vanguardias y escribe su primera novela, la famosa Estación. Ida y vuelta, publicada en 1930 (su primer capítulo fue adelantado, en 1927, en Revista de Occidente merced a José Ortega y Gasset, a quien ella consideraba su maestro). A su regreso a España, en 1927, colabora en revistas, da a luz a su hijo Carlos, escribe la biografía novelada Teresa (1936) y el libro de poemas A la orilla de un pozo. Traba amistad con los integrantes de la generación del 27 y es asidua de las reuniones y las tertulias literarias que se celebran en el Ateneo de Madrid y en la Residencia de Estudiantes.
Con la llegada de la Segunda República, en abril de 1931, Timoteo Pérez es nombrado subdirector del Museo de Arte Contemporáneo. Pero ella, inmersa en una profunda crisis a raíz de la muerte de su madre, se desplaza a Berlín (1933). Comprometida con el gobierno del Frente Popular, en plena contienda pasó de Barcelona a Valencia, hasta que en 1937 partió con su hijo hacia París, donde permaneció hasta el otoño de 1938. Entretanto, su esposo seguía en España al frente de la Junta de Defensa del Tesoro Artístico Nacional.
Una vez finalizada la contienda, la pareja Pérez-Chacel se encuentra en Ginebra y enseguida, previa estancia en París, parte hacia Sudamérica. Por fin, gracias a la ayuda dispensada por la dama de Azcona, el matrimonio fija su residencia en Río de Janeiro. Pero Rosa Chacel viaja constantemente a Buenos Aires, donde estudia su hijo. Escribe entonces Memorias de Leticia Valle (1945), Sobre el piélago (1952), La Sinrazón (1960) y Ofrenda a una virgen loca (1961). Además, en 1959 se desplaza a Nueva York con una beca de la Fundación Guggenheim, estancia de la que nacerán más tarde sus libros La confesión (1971) y Saturnal (1972).
En 1974, gracias a una beca otorgada por la Fundación Juan March para terminar Barrio de Maravillas, regresó definitivamente a España. Al año siguiente se instaló en Madrid. También publicó Desde el amanecer (1972), la famosay citada Barrio de Maravillas (1976) Novelas antes de tiempo (1980), el diario personal Alcancía. Ida-Alcancía. Vuelta (1982), Ciencias Naturales (1988) y el volumen póstumo Estación Termini (1998). Murió en Madrid, en julio de 1994.
En 1976 obtuvo el Premio de la Crítica por Barrio de Maravillas; luego vendría el Nacional de las Letras Españolas (1987), para el que ni siquiera sabía que estaba nominada, y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 1993. En 1989 fue investida Doctora Honoris Causa por la Universidad de Valladolid, ciudad de la que también era Hija Predilecta. A pesar de haber sido candidata varias veces, nunca consiguió el Premio Cervantes ni un sillón en la Academia de la Lengua, algo por lo que siempre se sintió dolida.
Carmen Martín Gaite [1925-2000]
Fue la primera mujer en obtener el Premio Nacional de Literatura y se caracterizó por su polifacético oficio literario, que la llevó a cultivar prácticamente todos los géneros. Carmen Martín Gaite nació en Salamanca, en la calle de los Bandos, el 8 de diciembre de 1925. Sus primeros estudios los realizó en su propia casa con profesores particulares, pues su padre no era partidario de enviarla a una escuela religiosa.
El bachillerato, que comenzó en el Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de Ciudad Rodrigo, lo finalizó en el Femenino de Enseñanza Media de su ciudad. Aquí, profesores como Rafael Lapesa y Salvador Fernández Ramírez, y su compañera Sofía Bermejo estimularon una afición literaria que ya su padre había despertado en ella a base de múltiples y dispersas lecturas de historia, arte y literatura.
Gran aficionada a la historia y la literatura, en 1943 comenzó la carrera de Filología Románica en la Facultad de Filosofía y Letras madrileña, donde conoció a su gran amigo, Ignacio Aldecoa, y a Agustín García Calvo. Tres años después obtenía las primeras becas para acudir a los Cursos de Verano de las Universidades de Coimbra (1946) y Cannes (1948). Licenciada en 1949 e instalada su familia en Madrid, enseguida entró en contacto con la vanguardia literaria del momento: fue Ignacio Aldecoa quien la introdujo en aquel grupo de jóvenes escritores, tan aficionado a las tertulias, formado por Josefina Rodríguez, Rafael Sánchez Ferlosio, Alfonso Sastre, Medardo Fraile y el propio Aldecoa. Era el germen de la famosa generación de los 50.
A raíz de su influencia, Carmen Martín Gaite abandonó los proyectos de dedicarse a la enseñanza media para entregarse de lleno a la actividad literaria. Sus artículos comenzaron a leerse en revistas y periódicos capitalinos.
En 1953 contrajo matrimonio con Rafael Sánchez Ferlosio, del que se separaría en 1970, y dos años más tarde ganaba el Premio Gijón de novela corta con El balneario, que suponía su debut en la narrativa. En 1958, su famosa Entre visillos conseguía el Premio Nadal.
Sus obras narrativas siguientes, Las ataduras (1960), Ritmo lento (1962), Retahílas (1974) y Fragmentos de interior (1978) exploran la senda iniciada con Entre visillos, pero en El cuarto de atrás (1978), distinguida con el Premio Nacional de las Letras, emprendió un camino distinto y reivindicó la soberanía de la fantasía como el territorio más propio y fructífero de la literatura.
Doctorada en 1972 con la tesis Lenguaje y estilos amorosos en los textos del siglo XVIII español, dirigida por Alonso Zamora Vicente, no desdeñó nunca el ensayo histórico y literario, magistralmente cultivado en títulos como El proceso de Macanaz. Historia de un empapelamiento (1969), Feijoo (1970), y Macanaz, otro paciente de la Inquisición (1975). A rachas (1976) significó, además, su salida a la luz como poetisa.
En los años 80, una larga sequía narrativa motivada por la muerte de su única hija (1985) dio paso a los cuentos infantiles El castillo de las tres murallas (1981) y El pastel del diablo (1985); a la colaboración con Víctor García de la Concha en el guión de la serie televisiva Teresa de Jesús, y a dos importantes ensayos: Desde la ventana (1987), y Usos amorosos de la posguerra española (1987), fruto de su tesis doctoral y galardonado con el premio Anagrama. Luego vendrían Caperucita en Manhattan (1990) y el guión de la serie televisiva Celia (1992).
De ese tiempo son también sus novelas más brillantes y perfectas: Nubosidad variable (1992), La reina de las nieves (1994), Lo raro es vivir (1996) e Irse de casa (1998). Su labor ensayística prosiguió con Agua pasada (1993), Esperando el porvenir (1994), y la reedición de La búsqueda del interlocutor (2000). En 1999 estrenó La hermana pequeña, obra teatral escrita en 1959 que nunca había sido representada. En 2001 salió Los parentescos, novela que su muerte dejó inacabada.
Ella misma se definía como un «todoterreno con alma de periodista», y lo demostró en bastantes ocasiones al inicio del periódico Diario 16 con sus trabajos de «reportera». En 1988 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Literatura, que compartió con el poeta José Ángel Valente; en 1994, el Premio Miguel Delibes y, por segunda vez, el Nacional de las Letras, en esta ocasión por el conjunto de su obra. Además, estaba en posesión de la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes, concedida en 1997, y de la Pluma de Plata del Círculo de Escritura, otorgada en junio de 1999. Fallecida en Madrid en julio de 2000, desde ese año una estatua suya preside la Plaza de los Bandos de Salamanca.
José María Valverde Pacheco [1926-1996]
Biólogo
Filósofo, traductor, ensayista y poeta, José María Valverde nació el 26 de enero de 1926 en la localidad cacereña de Valencia de Alcántara. Hijo de Carmen Pacheco y del notario, aduanero y poeta José María Valverde, autor de un Calendario sentimental publicado en 1928, enseguida partieron hacia Madrid, donde pasó su infancia y asistió a los horrores de la Guerra Civil en la capital.
En 1938, la familia se traslada a Valencia, ciudad donde los republicanos encarcelan al padre por haber militado en la CEDA. Allí quedará confinado hasta el final de la guerra. A causa de ello, su mujer y sus hijos abandonan la ciudad, atraviesan la frontera francesa y llegan, a través de Irún, a la zona nacional. José María va a parar a casa de unos familiares lejanos, en Segovia. En la ciudad castellana permanece hasta 1939.
Nada más terminar la guerra, la familia vuelve a Madrid y Valverde finaliza sus estudios de bachillerato en el instituto «Ramiro de Maeztu», donde recibe la decisiva influencia del profesor Manuel Mindán. Precisamente el «Ramiro de Maeztu» le publicó su primer libro, Hombre de Dios (Salmos, elegías y oraciones) (1945), una recopilación de poemas adolescentes, algunos aparecidos ya en las revistas "Garcilaso" y "Espadaña", prologado por Dámaso Alonso y dedicado a Camilo José Cela. La resonancia de la obra le procura un nombre en el panorama literario de postguerra.
Entre 1945 y 1950 cursa estudios de Filosofía en la Universidad de Madrid, donde se afilia al Sindicato Español Universitario (SEU) y frecuenta el Café Gijón, privilegiado foro de cultura y debate en el que conoce a los poetas de su generación cronológica, especialmente a Carlos Bousoño y Eugenio de Nora. Buen amigo de Camilo José Cela, Valverde gana en 1949 el Premio Nacional de Poesía por La espera, asiste a las tertulias de Juana Mordó, de Eugenio d’Ors y, sobre todo, a las de Luis Felipe Vivanco y su mujer, María Luisa Gefaell. En casa de los Vivanco conoció a los poetas nicaragüenses que tanto habrían de influirle: Carlos Martínez Ribas, Ernesto Cardenal y Pablo Antonio Cuadra. En aquel grupo destacaban Luis Felipe Vivanco, Luis Rosales, Leopoldo Panero, José Luis López Aranguren, Pedro Laín Entralgo y el propio Valverde.
En 1950, dos años antes de doctorarse con una tesis sobre la filosofía del lenguaje en Wilhelm von Humbolt, obtuvo un puesto de lector de español en la Universidad de Roma, ciudad donde también impartió clases de Lengua y Literatura en el Instituto Español. En 1960 obtiene el Premio Nacional «Fray Luis de León» de traducción poética.
Catedrático de Estética en la Universidad de Barcelona desde 1963, dos años después, su compromiso político –y también estético– le llevó a renunciar a la Cátedra en solidaridad con los profesores Tierno Galván, López Aranguren y García Calvo, expulsados de la Universidad madrileña por las autoridades académicas franquistas. La parquedad de ingresos le obliga a exiliarse: en 1967 fue contratado como Full Professor por el Department of Romance Lenguajes de la Universidad de Virginia, en Charlotesville. Luego pasó al Department of Hispanic Studies por la Universidad de Trent, en Peterborough (Canadá), en calidad de Chairman. Su último puesto universitario en el extranjero lo ocupó en la también canadiense MacMaster University, en 1976. Dos años después recibía, por segunda vez, el Premio Nacional de Traducción «Fray Luis de León». Además, tras la desaparición de la dictadura, en el año 1977, fue reintegrado a la Cátedra a la que había renunciado por motivos políticos.
De su labor poética dejó, aparte de las obras citadas, Versos del domingo (1954); Voces y acompañamientos para San Mateo (1959); La conquista de este mundo (1960); Años inciertos (1970) y Ser de palabra, y otros poemas (1976). A este respecto, Enseñanzas de la edad. Poesía 1945-1970 (1971) y Poesías reunidas 1945-1990 son las mejores compilaciones de sus textos.
No menos importantes fueron sus ensayos, algunos de ellos dedicados a escritores y filósofos que admiraba, como Machado, Azorín o Nietzsche, sin olvidar los determinantes Vida y muerte de las ideas: pequeña historia del pensamiento occidental (1980); los diez volúmenes de Historia de la literatura universal (1986), en colaboración con Martín de Riquer; y Breve historia y antología de la estética (1987). Fallecido en Barcelona en junio de 1996, también cabe destacar sus colaboraciones en periódicos y revistas.
Emilio Alarcos Llorach [1922-1998]
Filólogo renovador y crítico literario de enorme prestigio, Emilio Alarcos Llorach figura como el mejor lingüista hispánico de la segunda mitad del siglo XX.
Nació en Salamanca el 22 de abril de 1922, pero siendo muy joven se trasladó a Valladolid. Mientras cursaba el bachillerato en el Instituto Zorrilla, donde recibió el magisterio de Narciso Alonso Cortés, su padre, el catedrático Emilio Alarcos García, le incitó a estudiar Filosofía y Letras. Así hizo: durante tres años en la Universidad de Valladolid y los restantes en la Central madrileña, donde tuvo como maestro, entre otros, a Dámaso Alonso. Aunque enseguida contactaría con la escuela filológica encabezada por Ramón Menéndez Pidal.
Licenciado en 1943, doctor en Filología Románica en 1947 con una tesis que daría pie a sus famosas Investigaciones sobre el Libro de Aleixandre (1948), catedrático de instituto en Avilés (1944), Cabra (Córdoba) y Logroño, y lector de español en Berna (1946-47) y Basilea (1947-1948), esta última experiencia fue determinante para su carrera, pues contactó con el prestigioso Círculo Lingüístico de Praga. Vivió el desarrollo de los planteamientos lingüísticos del suizo Ferdinand de Saussure, padre del estructuralismo, y aprendió de cerca los no menos novedosos enfoques de la Escuela de Copenhague.
Influencias todas que transmitió, a partir de 1951, desde su Cátedra de Gramática Histórica de la Lengua Española en la Universidad de Oviedo, abriendo así las puertas y ventanas de la lingüística española a las corrientes más avanzadas del entorno europeo. En 1956 partió hacia Estados Unidos y entre 1960 y 1961 fue profesor visitante en las Universidades de Wisconsin y Texas y en el Summer Institute. También ocupó el decanato ovetense de Filosofía y Letras (1963-1968) y dirigió con acierto la famosa Cátedra Feijoo, dedicada a estudios sobre el siglo XVIII.
Fue Alarcos el renovador por excelencia de la lingüística española, labor científica llevada a cabo mediante la introducción y difusión de escuelas del estructuralismo europeo que apenas tenían eco en España: el Círculo Lingüístico de Praga mediante su Fonología española (1950), la Glosemática de Copenhague con su Gramática Estructural (1951), y el funcionalismo martinetiano con sus imprescindibles Estudios de gramática funcional del español (1970). En 1994 publicó la obra cumbre de sus estudios gramaticales, esa Gramática de la lengua española tan extraordinariamente acogida entre universitarios y aficionados a la lengua en general, considerada texto normativo por la Real Academia de la Lengua. De hecho, fue todo un éxito editorial, con más de 70.000 ejemplares vendidos.
Escribió, además, estudios de crítica literaria como La poesía de Blas de Otero (1955) o Ángel González, poeta (1969); otros sobre escritores medievales, renacentistas y barrocos de la talla de Fray Luis de León o Quevedo, pero también sobre poetas y escritores contemporáneos, como Pío Baroja, su amigo Ángel González, Miguel Delibes, Francisco García Pavón y Luis Martín Santos.
A todo ello hay que sumar sus Ensayos y estudios literarios (1976), el librito El español, lengua milenaria (1982), el famoso Manifiesto de Valladolid, firmado en 1994 por todos los Premios Cervantes para exaltar la lengua española, o sus curiosos y no menos prestigiosos trabajos de carácter dialectal sobre el bable, el leonés y la lengua catalana.
Ingresó en la Real Academia Española de la Lengua en 1973 y recibió, entre muchos otros, el Premio Menéndez Pidal de Investigación Humanística y Científico-Social (1995) y el Premio Asturias (1996). Era Hijo Adoptivo de Oviedo (1995) y en el momento de su muerte, ocurrida en su casa de Oviedo en enero de 1998, ejercía como profesor emérito y presidente de la Asociación de Historia de la Lengua Española.
Victoriano Crémer [1907-2009]
Poeta, periodista, novelista y ensayista, Victoriano Crémer nació en diciembre de 1907 en el barrio Jimeno de Burgos, pero a los diez años se trasladó con su familia a León, donde terminaría estableciéndose después de no haber podido encontrar vivienda en Bilbao.
Su padre trabajó en la Fábrica de Gas burgalesa y luego como ferroviario en León, y su madre, oriunda de Villadiego, trabajaba en el campo para complementar el salario del marido.
Sus primeras letras las cursó en el colegio del Círculo Católico burgalés, regido por los Hermanos Maristas, mientras ganaba algún dinero vendiendo el rotativo "El Castellano" bajo el Arco de Santa María, ejerciendo de auxiliar en una escribanía y de mancebo en la «Farmacia Escudero». Aprendiz de tipógrafo en la imprenta «La Moderna», que luego regentaría, publicó su primer poema en el periódico La Crónica en 1927.
Entre sus primeras publicaciones se encuentra Tendiendo el vuelo, libro escrito en 1928 en colaboración con Francisco Pérez Herrero, poeta que también le acompañará en Dioses, su primera obra de teatro. Durante la Segunda República fue secretario del Ateneo Obrero Leonés, y en 1933 ganó el primer premio de poesía de la revista "La Tierra". Próximo al anarcosindicalismo (conoció y trató con Durruti y Pestaña), la Guerra Civil afectó de lleno a su familia. Él mismo fue encarcelado en el penal de San Marcos, trágica peripecia que dejó reflejada en una de sus novelas más difundidas.
Intentó exiliarse o trasladarse a Madrid o Barcelona, pero terminó trabajando como tipógrafo y periodista en diarios leoneses como Proa, Diario de León o La Hora Leonesa. Consiguió el carné de periodista y comenzó a colaborar de manera diaria con las secciones «Asterisco» y «Del brazo por la calle», mientras en Radio León mantenía una charla también diaria. Entregado al periodismo y la literatura, en 1944 fundó, junto a Eugenio G. de Nora y Antonio de Lama, la revista "Espadaña", que también dirigió.
Además, sus escritos también llegaron hasta el exilio, pues su Libro de Caín, publicado en México, recibió el Premio Nueva España en 1958 y ha sido inscrito en la corriente tremendista y social de postguerra. Tacto sonoro (1944) le otorgó el reconocimiento como poeta. Luego vendrían, entre muchos otros, Caminos de mi sangre (1946), Las horas perdidas (1949), La espada y la pared (1949), Nuevos cantos de vida y de esperanza (1952), Furia y paloma (1956), Tiempo de soledad (1962), El amor y la sangre (1966), Lejos de esta lluvia tan amarga (1974), y Los cercos (1976). Reunió su producción lírica en dos tomos: Poesía (1944-1972) y Poesía (1972-1984), publicados en 1984, a los que se han añadido posteriormente El cálido bullicio de la ceniza (1990), La escondida senda (1993) y El fulgor de la memoria (1996). En 2005 publicó El palomar del sordo (poesía en llamas), dos años después Relámpagos tardíos, también en 2007 Antología poética y al año siguiente, El último jinete. Frecuentó igualmente la novela, nacida de una inspiración nítidamente religiosa (Libro de Caín, 1958; Historias de Chu-MaChuco, 1970; Libro de San Marcos, 1980, etc.), y una curiosa Tabla de varones ilustres, indinos y malbaratados de León y su circunstancia (1983).
Doctor Honoris Causa de la Universidad de León (1991), Leonés del Año 1992 e Hijo Adoptivo de León y de Villafranca del Bierzo, entre los numerosos galardones recibidos destacan el Premio Ciudad de Barcelona (1951), el Premio de Poesía Juan Boscán (1959), el Premio Nacional de Poesía Leopoldo Panero por Tiempo de soledad (1963), el Premio de Periodismo Francisco de Cossío (2002), el Premio Nacional de las Letras «Teresa de Ávila» (2005), la Medalla de Oro del Mérito en el Trabajo (2007), el Premio Gil de Biedma de Poesía de la Diputación Provincial de Segovia (2008) y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2008). Desde 1973 era Cronista de León. Hasta su muerte, ocurrida en León en junio de 2009, colaboró diariamente en el Diario de León con la sección «Crémer contra Crémer».
Gonzalo Torrente Ballester [1910-1999]
El autor de Los gozos y las sombras nació en Ferrol, el 13 de junio de 1910, y pasó sus últimos diez años de vida en Salamanca. Muy pronto descubrió que quería ser escritor: «A los once años, por una apuesta con un compañero, descubro que puedo contar algo. Ese algo era una historia del Oeste», escribió él mismo. En 1917 había iniciado sus estudios primarios en el Colegio Nuestra Señora de la Merced, donde terminó el Bachillerato. En 1926 se matriculó en Filosofía y Letras en la Universidad de Santiago de Compostela, pero al poco tiempo pasó a Oviedo, donde contactó con los escritores de vanguardia del Ateneo. Sus primeros pasos literarios los dio en el periódico ovetense El Carbayón, en 1927.
Instalada la familia en Vigo, en 1929, marchó a Madrid para continuar sus estudios de Filosofía y Letras. En la capital española departió con los maestros de la literatura y el ensayo –sobre todo con José Ortega y Gassett y Manuel García Morente–, y en 1930 se incorporó al diario anarquista La Tierra. Tras una breve estancia en Galicia (1931-32) y Valencia (1932), en 1933 fijó su residencia en El Ferrol y comenzó a impartir clases en una academia privada. Afiliado ese mismo año al Partido Galleguista y licenciado en Historia en 1935 por la Universidad de Santiago, comenzó a impartir clases de Historia Antigua el mismo año de la Guerra Civil, que le sorprendió en París, donde había viajado gracias a una beca. Al año siguiente, ya en España, contacta con el grupo que en Pamplona editaba la revista "Jerarquía", donde publica su primer ensayo («Razón y ser de la dramática futura»), conoce a Pedro Laín Entralgo, Antonio Tovar y Dionisio Ridruejo, y se integra en el famoso «Grupo de Burgos». Al año siguiente daba a la imprenta El viaje del joven Tobías.
Regresó a Santiago en 1939, ganó la Cátedra de Literatura en un Instituto y en 1942 se trasladó a El Ferrol. Cinco años más tarde fijaba su residencia en Madrid e impartía clases en la Escuela de Guerra Naval, además de ejercer como crítico teatral en el diario Arriba y en Radio Nacional de España. Pero en 1963, por firmar un manifiesto que pedía esclarecer informativamente los sucesos huelguísticos de Asturias, fue cesado de la Escuela y de los periódicos y radios oficiales. Levantada la sanción en 1964, Torrente Ballester fue destinado a un Instituto de Pontevedra; descontento con su nuevo destino, al año siguiente partía hacia la Universidad estadounidense de Albany.
Regresó a Madrid en 1970. Su único medio de vida era la docencia, de modo que hasta su jubilación, en 1980, deambuló de un Instituto a otro: Orcasitas en Madrid, La Ramallosa en Pontevedra, La Guía en Vigo... Desde 1975 fijó residencia en Salamanca, ciudad que le tributó un multitudinario homenaje el mismo año de su jubilación y donde falleció en enero de 1999.
Su producción narrativa la inició con Javier Mariño (1943), entusiasmada novela dedicada a su amigo Dionisio Ridruejo, Gerineldo (1944) y El golpe de Estado de Guadalupe Limón (1946), para despuntar con la magnífica trilogía Los gozos y las sombras (1957-1962). Cambió después de registro y dio mayor predominio a la imaginación y la fantasía en Don Juan (1963) y La saga/fuga de J. B. (1972), obra que consolidó su prestigio y, merced a la acertada adaptación televisiva de Rafael Moreno Alba (1982), obtuvo un gran reconocimiento del público.
Títulos posteriores en el campo narrativo son, por ejemplo, Ifigenia y otros relatos (1987), Filomeno, a mi pesar (1988, premio Planeta), Dafne y ensueños (1989), Crónica del rey pasmado (1990), La novela de Pepe Ansúrez (1994), La boda de Chon Recalde (1995), Los años indecisos (1997) y Doménica (1999). Miembro de la Real Academia Española desde 1975, Premio de la Crítica en 1977 y Nacional de Literatura en 1981, al año siguiente obtuvo el Príncipe de Asturias de las Letras, compartido con Miguel Delibes, en 1985 el Premio Cervantes, el Planeta en 1988 y el Premio Azorín en 1994 por La novela de Pepe Ansúrez.
Francisco Rodríguez Adrados [1922-2020]
Pasa por ser, junto a Antonio Tovar, el gran creador en España de las bases científicas de la Filología Clásica. Francisco Rodríguez Adrados nació en Salamanca el 29 de marzo de 1922, en el seno de una familia culta de clase media. Estudió las primeras letras en una escuela aneja a la Normal de Maestros, el bachillerato en el Instituto de Enseñanza Media, luego Magisterio y, enseguida, Filosofía y Letras (1940-1944).
Estrechamente vinculado a Antonio Tovar, fue éste quien le impulsó a publicar la edición crítica de la Apología de Sócrates de Jenofonte (1943). Becario del Instituto Antonio de Nebrija del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), del que más adelante sería miembro, y doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Central de Madrid, con una tesis que en 1946 dio lugar a sus famosos Estudios sobre el léxico de las fábulas esópicas, fue catedrático en el Instituto Cisneros de Madrid, de Filología Griega en la Universidad de Barcelona (1951) –puesto que no llegó a ocupar–, y de la Universidad madrileña entre 1952 y 1988. Falleció en Madrid el 21 de julio de 2020.
Especialista en filología griega y latina, en lingüística comparada e historia de la Antigüedad, investigó sobre el teatro grecolatino, pasa por ser una autoridad mundial en la fábula antigua y frecuentó la historia del pensamiento político griego, la cultura y la lengua micénicas y las lenguas indoeuropeas.
Contribuyó a introducir en España el estructuralismo lingüístico y ha traducido sánscrito y clásicos griegos como Tucídides y Aristófanes. Labor científica e investigadora reflejada en más de una treintena de libros sobre Literatura y Filología Griega antigua, lingüística Indoeuropea y lingüística general, con estudios como Ilustración y política en la Grecia clásica (1966); Estudios de lingüística general (1969); Lingüística estructural (1969); Fiesta, comedia y tragedia (1972); La democracia ateniense (1975); El concepto del hombre en la antigua Grecia (1986); Historia de la fábula greco-latina (1979-1987); Sociedad, amor y poesía en la Grecia antigua (1995); Historia de la democracia (1997); Democracia y literatura en la Atenas clásica (1997); Historia de la Lengua Griega (1999); Modelos griegos de la sabiduría castellana y europea (2001); De Esopo al Lazarillo (2005); El reloj de la historia (2006), Veinte años de filología griega (1984- 2004) (2008); e Historias de las lenguas de Europa (2008). Asimismo, dirigió la edición del Diccionario griego-español (1980).
Catedrático emérito de la universidad Complutense de Madrid y Doctor Honoris Causa por la de Salamanca (1999), era miembro de la Real Academia Española de la Lengua desde 1990 y de la Academia de la Historia (2004), miembro extranjero de la Academia de Atenas y de la de Argentina de Letras (1995), y fundador, secretario, vicepresidente, presidente y presidente de honor de la Sociedad Española de Estudios Clásicos. Dirigió las revistas Emérita y Revista Española de Lingüística, así como la colección de clásicos griegos y latinos Alma Mater del CSIC.
Recibió galardones como el Premio Nacional Fray Luis de León de traducción por la obra Lírica Griega Arcaica (1980), Premio Menéndez Pidal de Investigación en Humanidades (1988), Premio Aristóteles de la Fundación Onassis (1989), Premio del CSIC, Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio (1998), Premio Menéndez Pidal de Investigación en Humanidades (1998), Premio de Periodismo González Ruano (2004), Premio Nacional de Traducción 2005 por el conjunto de su labor como traductor, y el Premio Nacional de las Letras 2012 por su obra centrada en la filología griega, con valiosas incursiones en el campo de la lingüística y, en particular, en el estudio del indoeuropeo y del sánscrito.
Gonzalo Santonja Gómez-Agero [1952]
Ensayista, profesor universitario y defensor del patrimonio artístico de Castilla y León, Gonzalo Santonja Gómez-Agero nació en la localidad salmantina de Béjar el 12 de octubre de 1952, y está estrechamente ligado a Segovia, donde reside.
Se doctoró en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid y completó estudios con la diplomatura en Documentación por la Escuela Nacional de Documentalistas (BN). Becado en las fundaciones Fulbright y Juan March, y «Honorary Fellow in Writing» por la Universidad de Iowa (USA) en 1986, es catedrático de Literatura en la Universidad Complutense de Madrid, de cuyos famosos Cursos de Verano de El Escorial y Almería ha sido cofundador y vicedirector en sus cuatro primeros años.
Comprometido con la oposición política al Franquismo, fue detenido y procesado por el Tribunal de Orden Público; sin embargo, rechazó el exilio y volvió a España. Colaborador de numerosas publicaciones periódicas, ha escrito sobre literatos, patrimonio perdido, censuras y compromisos, y ha desvelado la actividad editorial de la España reciente. También se ha centrado en el patrimonio artístico expoliado de Castilla y León y los orígenes del toreo a pie.
Fundador y director de la editorial Hispamerca (1975-1978), empresa pionera en la recuperación de la memoria y el patrimonio literario anterior a la guerra y al exilio, Rafael Alberti le nombró asesor cultural de su Fundación, ubicada en el gaditano Puerto de Santa María Cádiz. Entre 2002 y 2021 desempeñó el cargo de director general del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua. En abril de 2022 fue nombrado consejero de Cultura de la Junta de Castilla y León.
De su obra cabe destacar: Censura de prensa y el mundo del libro (1986); Los Novelistas sociales españoles 1928-1936 (1988); Al otro lado del mar: Bergamín y la Editorial Séneca (México, 1939-1949) (1996); José Bergamín, cristal del tiempo (1983); Incierta memoria (1987); Las obras que sí escribieron algunos autores que no existen (1993); Un inventario de malas costumbres y otro de medio buenas (1993); Lo que se llevaron de esta tierra (1994); Un poeta español en Cuba: Manuel Altolaguirre. Sueños y realidades del primer impresor del exilio (1995), obra prologada por Rafael Alberti; España en sus catedrales (1996); De un ayer no tan lejano. Cultura y propaganda en la España de Franco durante la guerra y los primeros años del Nuevo Estado (1996); Al otro lado del mar. Bergamín y la Editorial Séneca (México, 1939-49) (1997); La insurrección literaria: la novela revolucionaria de quiosco (1905-1939) (2000), prologada por Alfonso Sastre; El júbilo de los días. Cuatro estaciones y un intermedio (2000); A la lumbre del día: notas sobre la lengua y literatura sefardí (2000); o Siete lugares. Tierras adentro (2002). De la guerra al exilio. Historia peregrina del libro republicano (2003); Museo de niebla. El patrimonio perdido de Castilla y León (2005); La justicia del Rey (2013); y El último viaje de León Felipe, junto a Javier Expósito (2015).
Sobre el toreo a pie y sus orígenes ha publicados cinco obras, basadas en documentación archivística de primera mano de los siglos XII-XVII que han modificado sustancialmente la historia trazada por Cossio: Luces sobre una época oscura. El toreo a pie en el siglo XVII (León, Everest, 2010), Por los albores del toreo a pie. Textos e imágenes de los siglos XII-XVII (León, Everest, 2012) y La justicia del rey (Madrid, Unión de Bibliófilos Taurinos, 2013, reeditada por Cálamo, Palencia, 2014), Tierras adentro (Valladolid, Maxtor, 2019) y Los toros del Siglo de Oro. Anales segovianos de la Fiesta (2019).
La poesía y los poetas los ha tratado en Romancero de la guerra civil española (1984); Un poeta español en Cuba (1996), y en los libros de poemas Por la noche (1997), prologado por Mario Benedetti y Premio de poesía González de Lama, y Pasadizos (2000).
Creó y dirige en el Instituto de la Lengua de Castilla y León un centro de altos estudios sobre las lenguas romances y los orígenes del castellano, distinguido por el Ministerio de Industria con un Plan Avanza. Su catálogo incluye ediciones críticas, a cargo de equipos pluridisciplinares, Las pizarras visigodas, Los becerros gótico y galicano de Valpuesta El becerro gótico de Cardeña, Las Glosas Silenses (abril de 2020), estas cuatro obras coeditadas por el ILCYL y la Real Academia Española (RAE), y el Fuero o carta puebla de Brañosera y el Tratado de Cabreros.
Coordinador de importantes premios literarios y de poesía, en especial el Jaime Gil de Biedma y el de la Crítica de Castilla y León, es Hijo Predilecto de Béjar (1996). Ha recibido importantes distinciones y premios como el Ciudad de Segovia en 1989, el Premio Ortega y Gasset en 1990, el Nacional de Literatura (Ensayo) en 1994, el González de Lama de Poesía en 1996, el Nacional de las Letras «Teresa de Ávila» en 1998, el Miguel Delibes de Narrativa en 1999, el Ateneo de México en 2000, el Premio Pemán de artículos periodísticos en 2002, el Premio de periodismo «Plaza Mayor de Salamanca», de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, en 2005, la placa de honor de la Asociación de Licenciados y Doctores Españoles en Estados Unidos (ALDEEU), en 2015.
En reconocimiento a su labor literaria y de investigación ha recibido, entre otras distinciones, la Medalla de Plata de la Real Federación Taurina de España, el trofeo Escalera del Éxito de la Fundación Los Sabios del Toreo, el Madroño de Albero de la Tertulia de los Amigos del Conde de Colombí, el IX premio ABC/La Real Maestranza de Caballería de Sevilla, el Premio Puerta de Alcalá de la Federación de Madrid y el Premio de la Asociación Taurina Parlamentaria (2020). Es, además, Huésped de Honor de la Ciudad de Camagüey (Cuba) (1994), y correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (1997).
Antonio Colinas Lobato [1946]
Poeta, traductor, narrador y ensayista, Antonio Colinas, leonés nacido en La Bañeza el 30 de enero de 1946, ha dado un gran sentido de universalidad a su vida y a su obra, aunque sus raíces se hallen siempre en su tierra natal.
Tal y como él mismo ha reconocido, se le reveló la poesía durante una breve estancia en Córdoba, ciudad a la que llegó con 15 años para terminar el bachillerato y donde escribió su primer poema. Fue en 1969 cuando irrumpió con fuerza en el panorama literario español al publicar en Adonais el libro Preludios a una noche total. Antes, a su llegada a Madrid, en el otoño de 1964, había conocido a Vicente Aleixandre, con el que mantendrá una gran amistad hasta su muerte y que será uno de sus principales maestros junto a la filósofa María Zambrano.
Durante cuatro años, entre 1970 y 1974, residió en Italia, donde trabajó como Lector de Español en las Universidades de Milán y de Bérgamo. Fruto de esa estancia es el más conocido de sus libros de poemas, Sepulcro en Tarquinia (1975), así como su conocimiento de los escritores italianos, de los que ha sido estudioso y traductor, sobre todo del romántico Giacomo Leopardi y del Premio Nobel Salvatore Quasimodo. 21 años estuvo viviendo en la isla de Ibiza, plenamente dedicado ya a su labor profesional de escritor y traductor. Actualmente reside en Salamanca.
Colinas irrumpió en la escena literaria rompiendo con la generación de los 50-60 pero entroncando con autores anteriores, como Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez, con los clásicos grecolatinos, los románticos de centro-Europa e incluso con el pensamiento místico, tanto con el oriental como con el occidental.
Sus primeros poemarios fueron Poemas de la tierra y de la sangre (1967), Preludios a una noche total (1969), Truenos y flautas en un templo (1972), Sepulcro en Tarquinia (1975), Astrolabio (1979), Noche más allá de la noche (1983), y Jardín de Orfeo (1988). Desde 1979 la obra de Colinas se hace más intimista y desencantada, tiende a la reflexión metafísica y al hondo humanismo, si bien nunca abandona los valores clásicos y estéticos.
Así lo testimonian obras como Noche más allá de la noche (1982) –el libro de poemas preferido por este autor y reeditado por la Fundación Jorge Guillén–, La viña salvaje (1985), Diapasón infinito (1986), Jardín de Orfeo (1988), Los silencios de fuego (1992), Libro de la mansedumbre (1997), Amor que enciende más amor (1999), Junto al lago (2001), Tiempo y abismo (2002), y Desiertos de la luz (2008). Sus obras poéticas más recientes son El soñador de espigas lejanas (2013), Canciones para una música silente (2014), y En los prados sembrados de ojos (2020).
Entre las antologías de su obra poética destacan El río de sombra. 35 años de poesía (1967-2002), La luz es nuestra sangre (2006) y Obra poética completa. 1967-2010 (2011). De sus libros de ensayo destacan Vicente Aleixandre y su obra (1977), Poetas italianos contemporáneos (1978), Leopardi (1985), Hacia el infinito naufragio: una biografía de Giacomo Leopardi (1988) Tratado de armonía (1990), Escritores y pintores de Ibiza (1995), Sobre la vida nueva (1996), los dos volúmenes de Del pensamiento inspirado (2001), Poética y poesía (2004), Los días en la isla (2004), La simiente enterrada. Un viaje a China (2005), y Misterios encendidos (2019), un ensayo sobe María Zambrano que fue finalista del Premio Castilla y León de la Crítica en 2020. Ha publicado dos novelas, Un año en el sur (1985) y Larga carta a Francesca (1986), y dos libros de cuentos, Días en Petavonium y Huellas (1994), así como el de memorias de la infancia El crujido de la luz (1999). En 2016 recogió sus vivencias en el libro Memorias del estanque.
Leonés del Año 2005 e Hijo Adoptivo de Salamanca (2011), su obra ha sido reconocida, entre otros galardones, con el Premio de la Crítica de 1975, el Premio Nacional de Literatura de 1982, la Mención Especial del Premio Internacional Jovellanos de Ensayo en 1996, el «Premio Internacional Carlo Betocchi» (1999), el Premio Nacional de Traducción en Italia 2005 por haber vertido al castellano la Poesía Completa del Premio Nobel Salvatore Quasimodo, el Premio de la Crítica de Castilla y León (2012), el XV Premio de las Letras Teresa de Ávila (2014), el Premio Internacional de Periodismo "Fundación Mercedes Calles y Carlos Ballestero" (2016), y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2016). En las Islas Baleares ha sido reconocido como «Personaje importante del Año 2006». Su reconocimiento en Italia ha sido reconfirmado en el año 2019 con la concesión del Premio Internacional LericiPea, que se concede a un poeta internacional, y el Premio Dante Alighieri, que le fue entregado en el Senado de Roma y que se otorga a la obra de toda una vida de un escritor internacional. Ambos galardones se han concedido por vez primera a un escritor español.
Asimismo, su trabajo de escritor «de vocación y de profesión», como él mismo asegura, y su continua defensa de los valores culturales han obtenido también otros reconocimientos en el pasado, como la Medalla de la Isla de Ibiza, la Encomienda de Número al Mérito Civil y la Cruz de San Jorge de la Generalitat Catalana.
Antonio Pereira González [1923-2009]
Ha sido calificado como un auténtico maestro en el relato corto y él mismo se definía como «cuentista». Poeta y novelista «sentimental, irónico, enfático y cordial», en palabras de Antonio González de Lama, Antonio Pereira González nació el 13 de junio de 1923 en la localidad leonesa de Villafranca del Bierzo.
Hijo de ferretero, después de pasar por el Colegio de Párvulos estudió por libre en la academia del sacerdote Manuel Santín, pequeño centro de ambiente familiar y modesto que alumbró su vocación. Estudió el bachillerato en el Instituto Padre Isla de León, donde dio a la imprenta sus incipientes escritos. Estuvo a punto de cursar Derecho en la Universidad de Barcelona, pero prefirió presentarse a aquellas oposiciones para maestro nacional que, pensadas para combatientes de guerra, dejaban presentarse a estudiantes: estudió Magisterio en un solo curso y obtuvo el título, pero nunca ejerció como tal. Fue viajante de comercio hasta que en 1949 abrió en León un negocio de venta al por mayor (una tienda de artículos de electricidad y del hogar), al que se dedicó hasta 1985.
Aunque en 1947 el Ayuntamiento leonés le otorgó un premio por un Bosquejo geográfico e histórico sobre el partido judicial de Villafranca del Bierzo, publicado luego en el Diario de León, los primeros pasos poéticos los dio contactando, en 1944, a través de Antonio G. de Lama y Victoriano Crémer, con el grupo fundador de la famosa revista "Espadaña", auténtica escuela de escritores y poetas.
Antonio Pereira ha sido considerado como el precursor de una sólida y exitosa «Escuela de León». Él mismo se catalogó como «el tercer escritor de Villafranca, detrás de Ramón González Alegre y Ramón Carnicer». Participó activamente en las tertulias madrileñas del Café Gijón e Ínsula.
Sus primeros libros de poemas (El regreso, 1964; Del monte y los caminos, 1966; Cancionero de Sagres, 1969; y Dibujo de figura, 1972) fueron recogidos en Contar y seguir (1972) y en Antología de la seda y el hierro (1986). Otras obras poéticas suyas son Poemas de ciudades (1994), y Una tarde a las ocho (1995). La poesía pereiriana ha sido recogida en un voluminoso libro titulado Meteoros. Poesía, 1962-2006, que en 2007 obtuvo el Premio Quevedo del Ayuntamiento de Madrid.
Nunca renegó de la novela, y así lo demuestran títulos como Un sitio para Soledad (1969), La costa de los fuegos tardíos (1973) y País de los Losadas (1978). Pero ha sido sin duda el relato corto donde Pereira ha plasmado sus mejores virtudes literarias. Sus obras más representativas en este ámbito son Una ventana en la carretera (1966), obra galardonada con el Premio Leopoldo Alas, El ingeniero Balboa y otras historias civiles (1976), Historias veniales de amor (1978), Los brazos de la i griega (1982), El síndrome de Estocolmo (1988), Premio Fastenrath, Cuentos para lectores (1989), Relatos de andar el mundo (1991), Picassos en el desván (1991), Las ciudades de Poniente (1994), que fue Premio Torrente Ballester, Relatos sin fronteras (1998) y Me gusta contar (1999).
En Cuentos del medio siglo (1999) presentó una antología de estos relatos, de los que en 2000 publicó una nueva colección bajo el título Cuentos de La Cábila. A este género también responden Recuento de invenciones (2004), Clara, Elvira, la teta de doña Celina, mujeres (2005), Oficio de volar (2006) y Cuentos del noroeste mágico (2006). Además, recopiló sus artículos periodísticos en Reseñas y confidencias (1985).
Cronista e Hijo Predilecto de Villafranca del Bierzo (1976), Antonio Pereira recibió numerosos galardones provinciales (León, Astorga, Lugo, Ponferrada, Palma de Mallorca y Avilés). Fue nombrado Leonés del Año 1985 y Doctor Honoris Causa por la Universidad de León (2000), ciudad en la que falleció en abril de 2009. Un año antes, la Universidad de León y la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León pusieron en marcha la Fundación que lleva su nombre, cuyo cometido es promover todo tipo de actividades de carácter cultural o de interés social que contribuyan a la conservación y divulgación de la obra literaria de Antonio Pereira, así como fomentar el desarrollo de todo tipo de actividades relacionadas con las Artes y las Humanidades.
Luis Mateo Díez [1942]
Es uno de los escritores más universales de León, autor de un universo personal que, rozando lo mágico, ha cautivado a millones de lectores. Luis Mateo Díez nació en la localidad leonesa de Villablino el 21 de septiembre de 1942, aunque lleva más de 35 años trabajando y residiendo en Madrid.
En 1954 la familia se trasladó desde Villablino a León, donde su padre había sido nombrado secretario de la Diputación. Estudió con maestros que se habían formado en la pedagogía de la Institución Libre de Enseñanza, y que le inculcaron el placer y el valor de la lectura de los clásicos. Cursó el bachillerato en el colegio leonés Nuestra Señora del Buen Consejo y la carrera de Derecho en las Universidades Madrid y Oviedo, donde la finalizó. En 1969, al poco de terminar sus estudios, ganó por oposición una plaza del Cuerpo de Técnicos de Administración General del Ayuntamiento madrileño.
Funcionario y escritor, más lo segundo que lo primero, desde muy joven se volcó en la escritura, en las estrofas, en relatos breves y en la edición pionera. Ha reconocido la influencia de Faulkner, Pavese y Valle-Inclán en su literatura, si bien su modelo como narrador es Kafka. Fue, junto a Agustín Delgado, Ángel Fierro y José A. Llamas, cofundador y responsable de la revista "Claraboya", editada en León entre 1963 y 1968 y cuya pretensión era lograr una completa renovación de la poesía, cuya estética consideraban una de las menos evolucionadas entre las artes del momento.
Aparte de lo publicado en Claraboya, Luis Mateo Díez se estrenó con libros de cuentos y poemas como Memorial de Hierbas (1973), finalista del premio «Novelas y Cuentos» de 1972; Señales de humo (1972) y, junto a José María Merino y Agustín Delgado, Parnasillo provincial de poetas apócrifos (1975).
Diez años más tarde llegó su consagración. Apócrifo del Clavel y la Espina (1977), Relato de Babia (1981), Las Estaciones Provinciales (1982); la decisiva La Fuente de la Edad (1986), Premio Nacional de la Crítica y Premio Nacional de Literatura; Brasas de Agosto (1989), Las Horas Completas (1990), El Expediente del Náufrago (1992), El Porvenir de la Ficción (1992), Los Males Menores (1993), Camino de Perdición (1995), El Espíritu del Páramo (1996), La Mirada del Alma (1997), Días del Desván (1997), Premio NH al mejor libro de relatos del año; y El Paraíso de los Mortales (1998), entre otras, le dieron fama de alcance internacional.
Los años 90 le vieron triunfar con La ruina del Cielo (1999), Premio Nacional de la Crítica y Nacional de Narrativa. A esa novela siguieron Las palabras de la vida (2000), libro de ensayo y relato, el volumen con tres novelas cortas titulado El diablo meridiano (2001), Balcón de piedra, Visiones de la Plaza Mayor (2001), El eco de las bodas (2003), Fantasmas del invierno (2004), El fulgor de la pobreza (2005), El árbol de los cuentos (2006), Blasón de muérdago (2006), Cuentos del gallo de oro (2008), Los frutos de la niebla, Premio de la Crítica de Castilla y León 2008; El expediente náufrago (2008), El animal piadoso (2009), Azul serenidad o la muerte de los seres queridos (2010), Pájaro sin vuelo (2011); la recopilación de novelas cortas La cabeza en llamas (2012), Fábulas del sentimiento (2013), La soledad de los perdidos (2014), Los desayunos del Café Borenes (2015), el libro de relatos El árbol de los cuentos (2017), Vicisitudes (2017), una recopilación de 85 relatos con la que quedó finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León 2018, la novela El hijo de las cosas (2018), Gente que conocí en sueños (2019), cuatro historias de aire fantasmagórico, Juventud de cristal (2019), finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León 2020, y la novela Los ancianos siderales (2020). En 2022 revisó su territorio mítico con la publicación de Celama (un recuento), libro compuesto por 38 relatos.
Miembro de la Real Academia Española desde 2001, en 2020 recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas y en 2023, el Premio Cervantes, el máximo galardón literario en lengua castellana. Es también Premio Café Gijón de novela corta por Apócrifo del Clavel y la Espina (1977), y Premio Ignacio Aldecoa de cuentos por Cenizas (1976), ha recibido también el Premio Francisco Umbral por La cabeza en llamas (2012). Asimismo, su cuento Los Grajos del Sochantre, perteneciente al libro Brasas de Agosto (1989), fue llevado al cine por J. M. Martín Sarmiento en la película El Filandón, y Julio Sánchez Valdés ha rodado la versión cinematográfica de La Fuente de la Edad para Televisión Española. Por otro lado, en 2008, el Teatro Corsario, dirigido por Fernando Urdiales, adaptó su obra al teatro con Celama.
Eugenio G. de Nora [1923-2018]
Figura como uno de los poetas existenciales más importantes de España, crítico literario y profesor de prestigio internacional. Su nombre completo era Eugenio García González de Nora, aunque se le conoce como Eugenio G. de Nora.
Nació en la localidad cepedana de Zacos el 13 de noviembre de 1923. Casi un niño, reside en León, en un ambiente campesino –aunque su padre no era labrador, sino propietario de un pequeño taller de carpintería y serrería–, en contacto directo con la naturaleza y un paisaje de gran belleza. En 1932, la familia se traslada a León. Mientras estudia cuarto y quinto de Bachillerato en el Colegio de los Maristas conoce a Antonio González de Lama; finalizó los estudios secundarios en el Instituto Padre Isla.
En 1941, una vez aprobada la reválida en Oviedo, parte hacia Madrid y se instala en la Residencia de Estudiantes y en el Colegio Mayor Cisneros. En 1947 se licencia en Filología Románica, pero antes tuvo tiempo de fundar, junto a Victoriano Crémer y al cura Antonio González de Lama, la determinante revista Espadaña. Años más tarde, en 1960, conseguiría el título de doctor por la Universidad Central de Madrid, con una tesis sobre La transición de la literatura deshumanizada al nuevo realismo, en el arte narrativo en España, entre 1920 y 1940, que corresponde aproximadamente al tomo II de su famosa obra La novela española contemporánea (1962).
En 1949 partió hacia Berna, en cuya Universidad fue lector de español (1950-60), Privatdozent (1961-1962), Nebenamtlicher (1962-1966), Vollamtlicher (1966) y Ordinarius (1971) hasta su jubilación, en 1989. Su voz, sus reflexiones y su talento han podido escucharse en diversas conferencias impartidas en Universidades españolas y extranjeras, en países como Francia, Bélgica, España, Holanda, Alemania, Italia y Estados Unidos, pero también en los Cursos de Verano de León. Falleció en Madrid el 2 de mayo de 2018 a causa de una insuficiencia respiratoria.
Considerado como gran poeta social de la postguerra y renovador de la poesía española de su época, aparte de fundar Espadaña, fue redactor en Cisneros y participó en una suerte de contestación literaria a la dictadura franquista a través del libro clandestino Pueblo cautivo, cuya autoría, señalada por algunos estudiosos, no reconoció expresa y públicamente hasta bien entrados los años 90. Dicha obra, editada en 1946 por la Federación Universitaria Escolar (FUE), fue atribuida a «un poeta sin nombre» y convertida en exponente de la poesía política del momento.
Publicó también en la revista Cordel, y su poesía existencial y social se encuentra recogida en Cantos al destino (1945), Amor prometido (1946), Contemplación del tiempo (1948), Siempre (1953), España, pasión de vida (1953), Poesía (1975), No he de callar (1997), Días y sueños (1999) y Canción (2004). Su monumental estudio sobre La novela española contemporánea (1898-1967), con el que obtuvo el Premio de la Crítica en 1959, es considerado el más completo y brillante sobre la materia.
Tradujo, entre otros, poemas de T.S. Elliot, W.B. Yeats, Paul Claudel, Paul Válery, Jean Cocteau, Pierre Emmanuel y Eugenio Montale.También publicó ensayos, no reunidos en libro, sobre Antonio y Manuel Machado, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Gabriel Celaya, Blas de Otero, Jarnés, Max Aub, Camilo José Cela, Francisco Ayala, Ignacio Aldecoa, José María Merino, Luis Mateo Díez y Juan Pablo Aparicio, entre otros. Doctor Honoris Causa por la Universidad de León (2000), obtuvo un accésit del Premio Adonais en 1947, el Premio Boscán de Poesía en 1953, el Premio de la Crítica (1958) y el Premio León Felipe (1998). Era miembro de la Hispanic Society of América, del Collegium Romanicum suizo y de la Academia Castellana-Leonesa de la Poesía.
Elena Santiago [1936-2021]
Leonesa nacida el 8 de febrero de 1936 en la localidad de Veguellina de Órbigo y afincada en Valladolid desde 1965, Elena Fernández (Elena Santiago para la Literatura) estudió para maestra, pero acabaría dedicándose por completo a la escritura y el arte. Los nueve primeros años los pasó aprendiendo lo más básico en la escuela de Veguellina, y luego en el Colegio de la Asunción de León.
Cursó la carrera de Magisterio, se trasladó a Madrid para seguir con las Letras y decidió dedicarse exclusivamente a pintar y a escribir; muy pronto, sólo a escribir. Sus primeros dos cuentos, El Hijo (1969) e Historia sobre el terremoto de Perú (1970), fueron seleccionados por la revista "Temas". Su estilo se caracteriza por el cuidado, la exquisita pulcritud, sencillez y naturalidad del lenguaje, desde un perfecto dominio del diálogo.
Dio a la imprenta Un camino amarillo, La última puerta, Las horas quietas y Cada invierno (cuentos todos entre 1973 y 1975); La oscuridad somos nosotros (1976), primera novela que presentaba una historia familiar en un contexto rural y cotidiano durante la Guerra Civil y la postguerra, que le valió el Premio Ciudad de Irún; Un mundo detrás de la puerta, El ruido y Antes de cerrar la puerta (ambos en 1977), Ácidos días (1979), novela con la que saltó al primer plano de la narrativa española. Gente oscura (1980), que resume la lucha por romper el cerco de la soledad; Una mujer malva (1981); Manuela y el mundo (1983); Alguien sube (1985); Relato con lluvia (1986); Veva (1988); El amante asombrado (1994); Amor quieto (1997); Cuentos (1997); Ángeles oscuros (1998); Un susto azul (1998); Asomada al invierno (2001); Olas bajo la ciudad (2003); Sueños de mariposa negra (2003); Lo tuyo soy yo (2004), un libro de 17 relatos sobre el amor, el desamor, la memoria y la soledad con ilustraciones de Pablo Ransa; La muerte y las cerezas (2009), una historia de amor, ausencia y aprendizaje; Nunca el olvido (2015), sobre la violencia doméstica; y Los delirios de Andrea (2019), novela de inspiración cervantina.
Colaboró en diversos periódicos (ABC, El Norte de Castilla, El Mundo), formó parte del consejo de redacción de diferentes revistas literarias y frecuentó la poesía y la prosa poética en obras como Después, el silencio (1978), Ventanas y palabras (1986), Valladolid desde la noche (1998), No estás (2001), Hombres de viento (2005), y Sostenida luz (2014). En 2004 publicó, junto a Eduardo Cuadrado, Hombres de viento, repleto de curiosas fotografías y poemas. Ha participado con el relato «Finalmente, ¿una oscuridad?» en el libro colectivo Inmenso estrecho. También Cuentos sobre inmigración (2005), obra solidaria dirigida a sensibilizar en el tema de la inmigración y señalar la necesidad de avanzar hacia una sociedad multicultural. Para el público infantil destaca su cuento Sueño de mariposa negra (2003) y los poemas de Mat y Pat. Vuelos de niños (2018).
Sostuvieron los premios su inicial trayectoria literaria, y vinieron luego a consagrar su obra. De todos ellos destacan el Ciudad de León (1973), el Ignacio Aldecoa (1974), el Premio Lena (1976), el Ciudad de Irún (1976), el Premio Jauja (1977), el Calderón Escalada (1977), el Novelas y Cuentos (1979), el premio La Felguera (1980), el Hucha de Plata y Hucha de Oro (1981), el Premio Ciudad de Barbastro (1981), el reputado Felipe Trigo (1983), el Premio Ateneo de Valladolid (1985), el Rosa Chacel por el conjunto de su obra (1998), y el Premio a la Trayectoria Literaria, concedido por la Diputación Provincial de Valladolid en 2001. En 2003, su Veguellina natal la nombró Hija Predilecta, y la Plaza del pueblo lleva su nombre. Falleció en Valladolid el 3 de enero de 2021.
Josefina Aldecoa [1926-2011]
Escritora de la generación de los 50 y protagonista de empresas pedagógicas de hondo calado social, Josefina Rodríguez, viuda del novelista Ignacio Aldecoa, nació en la localidad leonesa de La Robla el 8 de marzo de 1926, donde disfrutó de una infancia feliz en la casa de sus abuelos maternos. Según su propio testimonio, fue su abuelo paterno, autodidacta, librepensador, ateo y republicano, el que la introdujo en el mundo de la lectura. Además, su madre y su abuela eran maestras formadas en la pedagogía de la Institución Libre de Enseñanza, lo que supondrá una influencia determinante para su quehacer posterior.
En León no tardó en contactar con el círculo creado en torno a Antonio G. de Lama y la revista Espadaña en la Biblioteca Azcárate. Junto a Lama, Crémer, Nora, José Castro Ovejero y el filósofo Eloy Terrón frecuentó, además, los «libros prohibidos» de la época, «toda la novela del XIX francesa, rusa, inglesa...».
En 1944 se trasladó con su familia a Madrid, en cuya Universidad se doctoró en Filosofía y Letras (1956). En la capital española publicó en la revista del SEU La Hora, y contactó con aquellos jóvenes que, en breve, pondrían nombre a la famosa «generación de los 50»: Rafael Sánchez Ferlosio, Alfonso Sastre, Jesús Fernández Santos, Francisco Pérez Navarro, Carmen Martín Gaite e Ignacio Aldecoa, al que conoció en el Café Gijón y con el que contrajo matrimonio en 1952 en la ermita de San Antonio de la Florida, «sin invitados ni traje blanco, ni banquete ni viaje de novios». Juntos participaron en la puesta en marcha de Revista Española, para la que Josefina tradujo el primer relato de Truman Capote editado en España.
Antes de eso había perfeccionado el inglés en el British Institute, disfrutado de una estancia en el Crosby Hall londinense (1950) y reeditado, junto a otros compañeros, las famosas misiones pedagógicas republicanas visitando pueblos, cercanías de Madrid y localidades andaluzas.
En junio de 1959 decidió poner en marcha el colegio privado Estilo, uno de los centros educativos laicos más prestigiosos del país. Recién publicada su tesis doctoral, titulada El arte del niño, junto a Rosario Correa y Salvador Pons alquiló un chalet en El Viso donde ensayar sus ideales pedagógicos, que mucho tenían que ver con la influencia recibida de su madre y su abuela materna. Fue directora única del colegio desde 1962.
A su faceta pedagógica y literaria sumó, además, la de mujer comprometida con su tiempo: en ese mismo año de 1962 participó en una manifestación de mujeres convocada en solidaridad con los mineros asturianos que habían sido represaliados por las fuerzas de orden público a raíz de las famosas huelgas convocadas en la primavera. Tomaron la Puerta del Sol y fueron detenidas: tras 12 horas encerrada en un edificio del Ministerio, fue puesta en libertad bajo multa de 5.000 pesetas. La muerte de su marido, ocurrida en 1969, la sumió en una profunda crisis que la apartó temporalmente de la literatura.
Con ayuda de Clemente e Isabel Auger abrió, en 1976, la librería Aldecoa, situada en un rincón de La Castellana, que poco después traspasó a su sobrino Juan. Regresó a la literatura a instancias del editor Gustavo Domínguez, que en 1979 le encargó recopilar los cuentos de su marido, publicados al año siguiente: «Ignacio fue quien indirectamente me devolvió a la literatura», confesaría.
Entre sus obras publicadas destacan La casa gris (1952, reeditada en 2005), A ninguna parte (1961), Los niños de la guerra (1983), La enredadera (1984), Porque éramos jóvenes (1986), El vergel (1988), Cuento para Susana (1988), Historia de una maestra (1990), Mujeres de negro (1994), La fuerza del destino (1997), Confesiones de una abuela (1998), Fiebre (2001), El enigma (2002), el libro de memorias En la distancia (2004) y Hermanas (2008). En 2005 recibió el Premio Julián Besteiro a la trayectoria literaria y la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo.
Falleció en la localidad cántabra de Mazcuerras en marzo de 2011.
Luciano González Egido [1928]
Hombre de tardía dedicación como novelista, el salmantino Luciano González Egido atesora, sin embargo, una fecunda experiencia en el mundo de las letras.
Nacido en Salamanca en 1928, se licenció en Filología Románica y en 1957 se doctoró en Filosofía y Letras con una tesis sobre el estilo de Baltasar Gracián. Antes había ganado por oposición el “Premio La Gaceta Regional” para estudios de Doctorado, y en 1955 el “Primer Premio del Concurso Nacional de Guiones”, organizado por el Cine-Club de la ciudad, con un guión titulado “Las nubes rojas”, con el que inauguraba su atención literaria a su lugar de nacimiento, que continuaría a lo largo de toda su obra.
Colaboró en las publicaciones universitarias "Trabajos y días" y "El Gallo", y en la revista de poesía "Intus". Hasta 1958 fue profesor adjunto y profesor de clases prácticas de la Universidad de Salamanca. Obligado a dejar la docencia universitaria, tuvo que rehacer su vida profesional desde el principio, trasladándose a Madrid, donde encontró trabajo en las empresas de la familia Urgoiti, descendientes de Don Nicolás Urgoiti, amigo de Ortega y Gasset y fundador de El Sol y la editorial Espasa-Calpe.
Dirigió la legendaria revista "Cinema Universitario" hasta su prohibición por la censura, en 1963. Su gran interés por el cine le llevó a participar en los rodajes, como ayudante de dirección, de dos películas de Juan A. Bardem, Los Segadores (1957), título que la censura cambió por La venganza, y Nunca pasa nada (1963), calificada por algunos críticos de Calle Menor en recuerdo de la obra maestra del autor: Calle Mayor (1956). Escribió y dirigió, entre 1962 y 1976, más de veinte documentales industriales y obtuvo diversos premios en los Festivales de Cine industrial, como en el de Barcelona, de 1965, en Valencia, en 1966, y el Primer Premio, en su categoría, en el Festival de Bilbao del año 1967. Redactó los temas españoles, portugueses e iberoamericanos de la Encyclopédie du Cinéma, de la editorial parisina Bordás (1967, 2ª edición de 1981). En 1968, la Universidad mejicana de Veracruz publicó su Diario de rodaje de ‘Los segadores’.
Como especialista en temas cinematográficos empezó a colaborar en el diario Pueblo en 1963; hasta el cierre del periódico, en 1984, escribió frecuentes artículos semanales en la famosa “Tercera Página” y luego en la Primera, bajo el seudónimo de “Copérnico”. Además, durante siete años (1964-1970) fue crítico cinematográfico titular de la revista "Insula" de Enrique Canito, de tendencia democrática. Su labor de columnista la continuaría en "Informaciones", "El Independiente" y otros periódicos, para terminar su vida periodística en el semanario La Clave, de José Luis Balbín, desde su aparición hasta su cierre en el año 2003. Tras la desaparición de Pueblo y por los derechos adquiridos, se incorporó a Televisión Española como lector de guiones, y después de dos años fue nombrado por Pilar Miró director de Programas de Ficción.
A los 65 años inició su carrera de escritor, si bien antes, interesado por la figura de Miguel de Unamuno, le había dedicado los ensayos Salamanca, La gran metáfora de Unamuno (1983) y Agonizar en Salamanca (1986); en 1991 redactó el capítulo dedicado a «Unamuno» en la Spanische Literatur de la Suhrkamp Verlag, de Frankfurt am Main, y en 1997 publicará la biografía Miguel de Unamuno, editada por la Junta de Castilla y León. Lo cierto es que su dedicación a la obra de este escritor ha sido constante en artículos y conferencias y en varios Prólogos a la edición de sus obras.
Su primera novela, El cuarzo rojo de Salamanca, mereció el Premio Miguel Delibes en 1993. A ella sucedieron El corazón inmóvil (1995), galardonada con el Premio Nacional de la Crítica (además de ser finalista del Premio Nacional de Narrativa, del Premio Ciutat de Barcelona y de la revista Elle del mismo año); La fatiga del sol (1996); El amor, la inocencia y otros excesos (1997); La piel del tiempo (2002), ganadora del Premio de la Crítica de Castilla y León en 2003; Los túneles del paraíso (2009), Premio Villalar de novela histórica; y Tierra violenta (2014).
También ha cultivado el relato, como lo demuestran sus ya clásicos Cuentos del lejano oeste (2003), obra finalista del Concurso de Relatos NH 2003, y Veinticinco historias de amor (y algunas más) (2004).
No han faltado en su producción aportaciones sobre diversas facetas de la vida cultural e histórica de Salamanca, como demuestran El estudiante de Salamanca (1986); La cueva de Salamanca (1994); El segundo corazón (2007); Las raíces del árbol (2010); y Las ramas del árbol (2013). En 2003, el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, con motivo del Premio que le había concedido, editó una Antología de su obra con el título de Un escritor plural: antología 1963-2003. La producción literaria y ensayística de González Egido ha sido traducida al alemán, inglés, francés, holandés, griego, polaco, rumano e italiano. En 1995, cuando recibió el Premio Nacional de la Crítica, fue nombrado “Salmantino del Año”, y en 2010 el Ayuntamiento de Salamanca le otorgó la Medalla de Oro de la ciudad. En 2015 ingresó en el Centro de Estudios Salmantinos.
José Ángel González Sáinz [1956]
Profesor, traductor y autor calificado de nihilista, José Ángel González Sáinz nació en Soria en 1956. Tras una alegre infancia en la provincia soriana estudió en un colegio de jesuitas en Barcelona, en cuya Universidad cursó la carrera de Filología Hispánica, para pasar luego a Madrid.
Desde 1982, y durante cerca de veinte años, residió en Venecia, en cuya Universidad ha ejercido como profesor de literatura y traductor. Actualmente reside en Trieste. Fundador, en 1988, y codirector hasta 2002 de la prestigiosa revista "Archipiélago", en 1985 publicó, junto a Ignacio Llorens, el ensayo de corte libertario Porque nunca se sabe; cuatro años más tarde veía la luz su libro de relatos Los Encuentros, que inició su andadura literaria; y, por fin, en 1996, Un mundo exasperado, novela con la que obtuvo el prestigioso Premio Herralde.
Además del relato «Antonomasia», publicado en el libro colectivo Narraciones (1991), y de una colaboración en "Reisende auf Abwegen" (1993), en 2003 publicó Volver al mundo, novela ambientada en el noroeste soriano que fue muy bien valorada por la crítica especializada. En 2024 dio a la imprenta Por así decirlo, una obra que reflexiona sobre la época actual.
Entre sus principales referentes literarios reconoce a autores como Faulkner, Proust, Kafka, Bernhard, Benet, Galdós, Musil, Machado, Mailville y Dostoievski, pero también a filósofos como Nietzsche o Agustín García Calvo.
Ha traducido obras de Claudio Magris, Emmanuele Severino, Guido Ceronetti, Daniele Del Giudice y Giani Stuparich, se declara «lector empedernido de cosas tan dispares como Filosofía o Botánica», y sigue vinculado a la Universidad de Venecia como profesor.
Ha colaborado en El Mundo, El País, Letra Internacional y Abanco/Cosas de Soria, entre otros medios. En 2010 publicó Ojos que no ven, novela que recrea, en el ámbito familiar, el drama del terrorismo en el País Vasco, y en 2014 El viento en las hojas, libro de seis relatos en el que desgrana su obsesión por el paso del tiempo, la vida y la muerte. Es codirector del Centro Internacional Antonio Machado (Soria).
Raúl Guerra Garrido [1935-2022]
Madrileño de nacimiento pero berciano de adopción, Raúl Guerra Garrido (1935) aunó siempre trayectoria literaria y personal mediante un compromiso social que llegó a poner en riesgo su vida. Su trayectoria literaria se caracteriza por la preocupación por ofrecer un testimonio literario de la realidad contemporánea a través de sus historias, que enfrentan al lector con situaciones que se desenvuelven en escenarios agitados por el drama de nuestro tiempo.
Guerra Garrido pasó su infancia y primera adolescencia en la localidad leonesa de Cacabelos, circunstancia que ha influido de forma decisiva en buena parte de su trayectoria literaria. En los últimos tiempos, su obra se ha ido decantando desde el compromiso inmediato con su vivencia en el País Vasco hacia un nuevo escenario literario que se ha ido imponiendo en su narrativa desde la novela El año del wolfram (1984).
Autor de trayectoria dilatada y con un compromiso claro con el acto de la escritura, creó una copiosa obra narrativa y ha sido responsable de algunos libros decisivos sobre espacios y referencias literarias de nuestra Comunidad. Sus obras reflejan diversos espacios y vivencias: las más íntimas y psicológicas, en las que tiene cabida una personal interpretación del paisaje berciano; la experiencia dramática del País Vasco; el espacio castellano, y el espacio madrileño.
Su vocación literaria, aunque temprana, no se materializó hasta pasados los 30 años. Se licenció en Farmacia en Madrid y compaginó la escritura con el ejercicio de su profesión en San Sebastián. Debutó en 1969 con la novela Cacereño, donde abordaba la inmigración al País Vasco, y en los años siguientes dio a la imprenta ¡Ay! (1972), Hipótesis (1976), Lectura insólita de El Capital (Premio Nadal 1976), La pluma del pavo real y Tambor de piel de perro (ambos 1977), Copenhague no existe (1979), El año del wolfram (1984), La mar es mala mujer (1987), La carta (1990), Tantos inocentes (1996), El otoño siempre hiere (1999), Cuaderno secreto (2003), La Gran Vía es Nueva York (Premio de la Crítica de Castilla y León 2005), La soledad del ángel de la Guarda (2007), Quien sueña novela (2010), y La estrategia del outsider o la vuelta al mundo de Naraya Sola (2012).
Entre sus novelas cortas destacan La sueca desnuda (1983), Micrófono oculto (1989), Dulce objeto de amor (1989) y Viaje a una provincia interior (1990), y entre sus volúmenes de ensayos y literatura de viajes, La muga en el horizonte (1996), Castilla en canal (1999), Tertulia de rebotica (2018) y Un morroi chino con un higo en la coleta (2018). En 2008 publicó, junto al fotógrafo Eduardo Margareto, la primera edición ilustrada de Castilla en Canal, a propósito del cual declaró: «Para mí el Canal de Castilla es la gran epopeya civil española de todos los tiempos. Es un tajo que abre las entrañas del país hacia el norte, en dirección al mar, para poner en valor estas tierras y que los trigos se pudieran comercializar. Llegó a ser el AVE de su época, un intento de locos».
Públicamente comprometido contra la banda terrorista ETA, fue uno de los fundadores del Foro de Ermua. En julio de 2000, su farmacia, ubicada en el barrio de Alza en San Sebastián, fue calcinada por los violentos; tras ello, el escritor decidió clausurar definitivamente el local. Premio Farmacéutico del Año 2001, en 2003 recibió la Medalla de la Orden al Mérito Constitucional por su labor en pro de la libertad, y en 2019 la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X El Sabio.
De hecho, parte de esa terrible experiencia aparece reflejada en su producción. Así, el incendio de su farmacia, en el que perdió un valioso manuscrito de su abuelo, le inspiró la obra El cuaderno secreto, mientras que su tenso relato El corto viaje hacia la muerte recrea el impacto que generó en su ánimo el asesinato de su amigo José Luis López de la Calle.
Presidente de la Asociación de escritores desde 1984 hasta principios de los 90 y miembro fundador del Colectivo Miguel de Unamuno (1984), en 2006 recibió el Premio Nacional de las Letras por toda su trayectoria literaria. Poseía además el Premio Ciudad de Oviedo por la novela ¡Ay! (1972), el Premio Eulalio Ferrer en 1977 por Pluma de pavo real, tambor de piel de perro, y el Premio Villa de Madrid en 2005 por La gran Vía es Nueva York. En 2014, la localidad vallisoletana de Medina de Rioseco le dedicó una calle en agradecimiento por la labor de divulgación del Canal de Castilla. Falleció el 2 de diciembre de 2022, a los 87 años.
Gustavo Martín Garzo [1948]
Escritor de prosa profunda y personal y creador de universos presididos a menudo por la magia y el misterio, Gustavo Martín Garzo nació en Valladolid el 13 de febrero de 1948. Su infancia discurrió en la localidad vallisoletana de Villabrágima, en plena Tierra de Campos, circunstancia que marcará algunas de sus novelas.
Hijo del abogado y agricultor Alberto Martín Mateo y de la leonesa Emilia Garzo, en el pueblo castellano disfrutó viendo trillar y arar la tierra con arado romano. Hermano de cinco varones, cuenta él mismo que las frecuentes visitas de unas primas le descubrieron el misterio de lo femenino.
Estudió con los jesuitas del Colegio de San José de la ciudad del Pisuerga y, tras abandonar los estudios de Ingeniería, que le ocuparon dos años en Madrid, se licenció, también en la capital de España, en Filosofía y Letras en la especialidad de Psicología Clínica, profesión que ejerció en su ciudad natal.
Su temprana vocación literaria procede, según su propio testimonio, de lecturas infantiles como la novela El capitán Tormenta, de Emilio Salgari, que le revela el enorme poder de seducción de las palabras. Aunque comenzó a escribir con mayor regularidad a partir de 1978, sus primeros pasos de relevancia en el terreno literario consistieron en la puesta en marcha de dos revistas destacadas: "El signo del gorrión" y "Un ángel más". Incluso codirigió esta última publicación entre 1987 y 1990 junto con los poetas Miguel Suárez y Carlos Ortega. En ella, además, colaboraron escritores tan destacados como Rosa Chacel, Francisco Pino o Leopoldo María Panero.
Irrumpió con fuerza en el panorama literario del país cuando recibió, en 1994 y en buena medida por sorpresa, el Premio Nacional de Narrativa por su novela El lenguaje de las fuentes, imponiéndose a prosistas de la envergadura de Juan Marsé.
Aunque ya entonces, Martín Garzo gozaba un merecido prestigio en el terreno de la literatura merced a tres novelas anteriores, a sus trabajos periodísticos, críticas literarias y a la vinculación con revistas y ambientes literarios de su ciudad natal. Pero fue en 1999 cuando su carrera literaria fue lanzada definitivamente a lo más alto merced el Premio Nadal ganado con Las historias de Marta y Fernando.
Decidió entonces aparcar su profesión de psicólogo para dedicarse por completo a la literatura. La tendencia a sumergirse en el mundo de lo fantástico y del misterio, el gusto por el prodigio, el amor que crea y destruye, la infancia, el papel primordial de la mujer y el asombro del perpetuo descubrimiento de la literatura son los temas más recurrentes de su producción.
Ésta, copiosa y variada, se compone de títulos bien conocidos: Luz no usada (1986), Una tienda junto al agua (1991), El amigo de las mujeres, que obtuvo el Premio Emilio Hurtado en León (1991), Marea oculta (1995), que fue Premio Miguel Delibes, La princesa manca (1995), La vida nueva (1996), Ña y Bel (1997), El pequeño heredero (1997), El valle de las gigantas (2000), La soñadora (2001), Pequeño manual de las madres (2003), Los amores imprudentes (2005), Dulcinea y el caballero dormido (2005), Mi querida Eva (2006), Premio Mandarache 2008, El cuarto de al lado (2007), El jardín dorado (2008), Sesión continua (2008), La carta cerrada (2009), Todas las madres del mundo (2010), El pacto del bosque (2010), Tan cerca del aire (2010), Y que se duerma el mar (2012), No hay amor en la muerte (2016), La ofrenda (2018), La rama que no existe (2019), El árbol de los sueños (2021), su particular homenaje a Las mil y una noches, y El último atardecer (2023).
Articulista en varios medios de comunicación escritos, es autor también de El hilo azul (2000), libro que recoge los artículos escritos entre los años 1990 y 2000 y publicados en ABC y El País, y de Los cuadernos del naturalista (1997); ha dado a la imprenta libros infantiles como Una miga de pan (2000) y Tres cuentos de hadas, con el que ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil (2004), Dulcinea y el caballero dormido (2005), Un regalo del cielo (2007); y ensayos como El libro de los encargos (2003) y La calle del paraíso (2006).
Además, en 2015 se estrenó como director de cine con el cortometraje "Un dedo en los labios", que se proyectó en el 60 certamen de la Seminci (2016).
José María Merino [1941]
Lo califican como un auténtico maestro en el relato breve, en la unión formidable entre tradición e innovación, un amante del clásico procedimiento de contar historias con personajes y argumentos.
Nació en La Coruña el 5 de marzo de 1941 porque su padre, militante de la Federación Universitaria Escolar, asociación estudiantil republicana, se vio obligado a huir de León y establecerse temporalmente en tierras gallegas para evitar la represión tras la Guerra Civil. Luego, de nuevo en León con su familia, el progenitor abrió un bufete de abogado y una gestoría. Aquella infancia leonesa, repleta de libros y diccionarios familiares, aparece inmortalizada en Intramuros (1998). «Los tres libros que me marcaron fueron Heidi, Mientras agonizo y Rojo y Negro», ha confesado.
En Madrid se licenció en Derecho antes de ingresar en el cuerpo de funcionarios del Ministerio de Educación. Durante años colaboró con la UNESCO en proyectos para Hispanoamérica, realidad fascinante que no tardaría en reflejar en posteriores obras, y ocupó la dirección del Centro de las Letras Españolas del Ministerio de Cultura entre 1987 y 1989.
Sus inicios en la literatura vinieron de la mano de la poesía, a través de una lírica autobiográfica plasmada en libros como el que en 1972 dio a la imprenta con el título de Sitio de Tarifa; juntos a otros dos, también de mediados de los 70, que publicaría en 2006. Pero fue en 1976 cuando su primera obra narrativa de importancia, titulada Novela de Andrés Choz, le otorgó el Premio Novelas y Cuentos. En ella apunta ya su inclinación hacia la metaficción, es decir, la incursión de la literatura dentro de la novela, que constituye uno de los ejes de su obra.
Desde entonces, con mayor énfasis a partir de la década de los 80, José María Merino es considerado parte integrante de una destacada escuela leonesa que une tradición e innovación sin menospreciar el experimentalismo.
Junto a los escritores, y buenos amigos suyos, Luis Mateo Díez y Juan Pedro Aparicio, acuñó el apócrifo Sabino Ordás, que les sirvió para escribir artículos en el diario Pueblo. Dicha experiencia ha sido recopilada en Sabino Ordás: Las cenizas del fénix (1985). Además, junto al citado Aparicio llevó a cabo un apasionante recorrido literario por el río Esla, titulado, precisamente, Los caminos del Esla (1980).
Empeñado en explorar los recovecos de la memoria, de atrapar la identidad resbaladiza de los individuos en tiempos de crisis permanente y analizar la tensión entre el autor y su obra, sus novelas y cuentos transitan, según los expertos, por los siempre borrosos límites que separan la realidad de la ficción, la vigilia del sueño.
Dedicado en exclusiva a la literatura desde 1996, su producción es abundante, pues ha cultivado novela, cuento, microrrelato y poesía. De entre el casi medio centenar de obras publicadas destacan El caldero de oro (1981), La orilla oscura (1985), obra con la que ganó el Premio Nacional de la Crítica; El oro de los sueños (1986), La tierra del tiempo perdido (1987), Las lágrimas del sol (1989), El viajero perdido (1990), Las palabras del mundo y otros relatos (1991), Cuentos del Barrio del Refugio (1994) Las visiones de Lucrecia (1996), la citada Intramuros (1998), en la que refleja la ciudad de León; Cuentos del reino secreto (1998), La casa de los dos portales y otros cuentos (1999), Los narradores cautivos (1999), La memoria tramposa (2000), Los invisibles (2000), Las novelas del mito (2000), Días imaginarios (2002), El heredero (2003), Cuentos de los días raros (2004), Cuentos del libro de la noche (2005), Tres semanas de mal dormir (2006), El lugar sin culpa (2006), libro con el que ganó el Premio Torrente Ballester; La sima (2009), El libro de las horas contadas (2011), El río del Edén (2012), obra con la que consiguió el Premio de la Crítica de Castilla y León y el Nacional de Narrativa 2013, Musa décima (2016), Cuentos de la naturaleza (2018), Noticias del Antropoceno (2021) y La novela posible (2022).
También ha conseguido el Premio Nacional de Literatura Juvenil con No soy un libro (1992) y el Premio Miguel Delibes 1996 con Las visiones de Lucrecia. En 2021 recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas por el Ministerio de Cultura y Deporte, y el Premio CEDRO por su defensa de la cultura y de los derechos de autor. Es, además, miembro de la Real Academia de la Lengua Española desde 2008.
Su importante producción de microrrelatos aparece recogida en La glorieta de los fugitivos: Minificción completa (2007), que obtuvo el Premio Salambó de Narrativa en castellano. Asimismo, Historias del otro lugar (2010) reúne todos los cuentos escritos entre 1982 y 2004.
José Luis Alonso de Santos [1942]
Es un hombre de teatro y su carrera está jalonada por importantes éxitos que también se han hecho célebres en la gran pantalla. José Luis Alonso de Santos, vallisoletano nacido el 23 de agosto de 1942, cursó el Bachillerato en el Instituto Zorrilla, de esta ciudad, y en 1959 se trasladó a Madrid, donde se licenció en Ciencias de la Información (Imagen) y Filosofía y Letras (Psicología), y cursó estudios teatrales en el Teatro Estudio de la capital, con maestros como Miguel Narros y William Layton. Catedrático de Escritura Dramática en la Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid, que también ha dirigido, ha hecho otro tanto con la Compañía Nacional de Teatro Clásico entre 2000 y 2004.
A finales de los 60 se vinculó a diversos grupos de teatro independiente: TEM, TEI y TABANO. En 1970 pasó a El Corral de Comedias, compañía titular del Colegio Mayor San Juan Evangelista, y al año siguiente se puso al frente del grupo de teatro de la Universidad Complutense de Madrid. A finales de 1975 estrenó con Teatro Libre su primera obra, ¡Viva el Duque, nuestro dueño! Después vinieron una serie de títulos de gran éxito, como: El combate de don Carnal y doña Cuaresma (1980), La verdadera y singular historia de la Princesa y el Dragón (1981), La estanquera de Vallecas (que Eloy de la Iglesia llevaría al cine), etc. Las principales características de estas obras son su amenidad, su cuidado y rico lenguaje, el sentido del humor no exento de amargura, la sensibilidad social y su manera directa de comunicarse con el público, lo que caracterizaría desde entonces su producción.
Tras El álbum familiar, de 1984, en el Teatro María Guerrero de Madrid, llegaría uno de los momentos más importantes de su carrera: el Premio Rojas Zorrilla, logrado en 1985 por Fuera de quicio; y, sobre todo, el estreno de Bajarse al moro, que también fue llevada al cine. Con ella obtuvo los Premios Tirso de Molina, Nacional de Teatro 1986 y Mayte 1987, etc.
En 1987 estrena La última pirueta, y en 1988 funda la productora teatral Pentación. Con ella estrena ese mismo año Pares y Nines. La amplísima producción del vallisoletano incluye títulos como Trampa para pájaros (1990), Vis a vis en Hawai (1992), La sombra del Tenorio (1995), Yonquis y yanquis (1995), Salvajes (1997), Dígaselo con válium (2001), Cuadros de amor y humor al fresco (2001), La comedia de Carla y Luisa (2003), En manos del enemigo (2007), Amor líquido (2008), La cena de los generales (2009) y La llegada de los bárbaros (2011), entre muchas otras. Además ha dirigido muchas de sus propias obras, y otras de Shakespeare, Calderón, Lope de Vega, etc.
Alonso de Santos también ha frecuentado a autores clásicos, con versiones de obras de Plauto, Terencio, Agustín Moreto, Aristófanes, Molière, Shakespeare, Pío Baroja, Arniches, Moliere, Valle-Inclán, Lope de Vega o Calderón de la Barca, y ha escrito guiones de cine y series de televisión como Eva y Adán.
Su producción incluye la novela de humor Paisaje desde mi bañera (1993), el relato juvenil Una de piratas (1994) y ensayos como: Teatro español de los 80 (1985), La escritura dramática (1998) y Manual de teoría y práctica teatral (2007). En 2008 se recopiló su producción bajo el título Obra teatral, editada por el Ayuntamiento de Valladolid y la Editorial Castalia.
Entre los numerosos galardones recibidos destacan, además de los ya citados, el Baco de Andalucía, Ciudad de Valladolid, Gayo Vallecano, Medalla de Oro de Teatro de Valladolid, Asociación Espectadores de Alicante, Ciudad de Cazorla, Muestra de Autores Contemporáneos de Alicante, Premio Max, Premio Nacional Literatura Infantil y Premio Nacional de las Letras Teresa de Ávila. Premio Ateneo de Valladolid a la excelencia cultural (2019), Coronación como Letraherido del Ayuntamiento de Valladolid (2019), Premio de la Crítica de Castilla y León (2020), y el VI Premio de Creación Literaria Villa del Libro por su obra Los jamones de Stalin (2022).
En 2013 donó su fondo documental a la Fundación Jorge Guillén, en Valladolid, que en la actualidad posee todos sus archivos y materiales. En 2014 fue el artífice del nacimiento de la Academia de las Artes Escénicas de España, de la que fue Presidente cinco años, y en la actualidad es Socio de Honor (2021).
Andrés Trapiello [1953]
Es escritor en el más amplio sentido, pues ha cultivado casi todos los géneros, novela, ensayo y poesía, si bien sus diarios siguen siendo lo más admirado y comentado de su abundante producción literaria. Leonés nacido en La Vega de Manzaneda el 10 de junio de 1953, Andrés Trapiello se crió en el seno de una familia de diez hermanos. Su padre, que comenzó trabajando en la finca La Vega, pasaría a regentar junto a su esposa una tienda de ultramarinos y coloniales.
Aficionado a la lectura a raíz de la influencia de su tío, el sacerdote César Trapiello, con apenas ocho años compró su primer libro, una edición de El Quijote de Edelvives para escolares, con ilustraciones de Doré. Estudió el bachillerato en el colegio de la Virgen del Camino, de los dominicos, y el preuniversitario con los Maristas de Palencia. Luego trabajó dos meses como camarero en la hospedería de la Sainte Beaume, cerca de Marsella, y a finales de 1970 entró como novicio en el convento de Santo Domingo, en Caleruega (Burgos), de donde le expulsaron al poco tiempo por, según su propio testimonio, «falta notoria de espiritualidad y descreimiento general».
Expulsado igualmente de casa con 17 años por leer Mundo Obrero, órgano oficial del Partido Comunista, pasó cinco meses en Madrid antes de trasladarse a Valladolid, donde inició la carrera de Filosofía y Letras, que no llegaría a terminar, y trabajó para la delegación del diario Pueblo. Además, en la capital del Pisuerga militó hasta 1974 en la oposición de extrema izquierda al Franquismo; al año siguiente regresó a Madrid para trabajar primero como redactor para una revista de arte y hasta 1978 en el programa de TVE “Encuentros con las Letras”.
A partir de entonces se dedicaría en exclusiva a su vocación, la poesía y la literatura. Con Juan Manuel Bonet dirigió, en 1980, las Entregas de la Ventura, y él solo, la revista de poesía "Número". Refundó la editorial Trieste con Valentín Zapatero entre 1981 y 1987, y dos años después, invitado por los responsables de la editorial granadina Comares, Miguel Ángel del Arco y Mario Fernández Ayudarte, fundó y empezó a dirigir La Veleta. En 2021 fundó junto a su mujer y sus dos hijos la editorial Ediciones del Arrabal para publicar sus famosos diarios.
Hasta el momento suma trece títulos de poesía entre libros y antologías, desde Junto al agua (1980) hasta la antología Oficio Parvo (2006), género que le ha valido el Premio de la Crítica por su obra Acaso una verdad (1993). En 1991, reunió sus primeros poemarios en la antología Las tradiciones. Sus libros más recientes en este género son Un sueño en otro (2004) y Segunda oscuridad (2012).
La preocupación por el pasado late en su faceta como novelista, que estrenó en 1988 con La tinta simpática, a la que siguió El buque fantasma (1992), que obtuvo el VIII Premio Internacional de Novela Plaza y Janés. Tras La malandanza (1996), Días y noches (2000) y Mar sin orilla (2002), obtuvo el Premio Nadal por Los amigos del crimen perfecto (2003), que además ha sido reconocida como Mejor Novela Extranjera en China. Otras novelas suyas son Al morir Don Quijote (2004), que obtuvo el Prix Europèen Madeleine Zepter a la Mejor Novela Extranjera, Los confines (2009), Ayer no más (2012), que aborda el espinoso asunto de la memoria histórica, y El final de Sancho Panza y otras suertes (2014), segunda parte de la citada Al morir Don Quijote.
Pero ha sido sin duda su labor como ensayista la que le ha deparado mayor renombre. Trapiello ha rescatado del olvido a autores españoles del siglo XIX y de las primeras décadas del XX, ha indagado en la figura del autor de El Quijote en Las vidas de Miguel de Cervantes (1993), y su tono discursivo es perceptible en Clásicos de traje gris (1990), Viajeros y estables (1993), Las armas y las letras (1994), Los nietos del Cid (1998) y El arca de las palabras (2006). Por su parte, Los vagamundos (2011) consta de 49 artículos, prólogos y ensayos sobre escritores como Unamuno, Juan Ramón Jiménez, Baroja, los Machado, Chaves Nogales y Agustín de Foxá. En 2015 publicó una edición del Quijote traducida al castellano actual, en 2018 El rastro. Historia, teoría y práctica, y en 2019 Un poco de compañía. Impromptu barojiano. Al año siguiente vio la luz Madrid, un libro en el que entrecruza sus memorias personales con la memoria de la ciudad.
Sus diarios, iniciados en 1990 bajo el título genérico de Salón de los pasos perdidos. Una novela en marcha, constituyen la obra que más lectores le ha deparado. Hasta el momento acumula 23 volúmenes plagados de reflexiones e inconfesables debilidades plasmadas con un singular e irónico registro.
Como editor ha desempolvado obras y autores marginados, como Manuel Machado, Sánchez Mazas, José Gutiérrez Solana o Leopoldo Panero, sin olvidar a Unamuno, Bergamín o Ramón Gómez de la Serna, entre otros, mientras que su producción crítica y como articulista aparece reunida en la serie titulada Los desvanes, que hasta el momento suma trece títulos desde Más de mil (1985-1995), publicado en 1995, hasta Los baluartes (2006), de 2009.
Traducido a 14 idiomas, entre los numerosos premios recibidos, y no citados, destacan el Don Juan de Borbón 1995 por Las armas y las letras, el Premio de las Letras 2002 de la Comunidad de Madrid por toda su obra, el Premio de la Fundación José Manuel Lara 2005 por Al morir Don Quijote, el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes 2005 por el artículo «El arca de las palabras», publicado en La Vanguardia el 23 de abril de 2005, el Premio Julio Camba 2007, el Premio Unicaja 2009, el Premio Francisco Valdés 2009 y el Premio de los Libreros 2021 por Madrid. Además, en 2021 recibió la Medalla de Oro de Madrid.
José María Fernández Nieto [1920-2013]
Cuando recibió el Premio Castilla y León de las Letras, José María Fernández Nieto ostentaba el honor no buscado de ser el decano de los poetas de la región. Nacido en la localidad palentina de Mazariegos de Campos el 7 de diciembre de 1920 y fallecido en enero de 2013, su trayectoria de autor y promotor de revistas resume en buena medida la historia de la poesía palentina contemporánea.
Fernández Nieto era farmacéutico de profesión –se licenció en 1945 y regentó la farmacia familiar sita en la Calle Mayor de Palencia- y padre de ocho hijos. Aficionado a la poesía desde niño, su primera composición, con apenas 15 años, se la dedicó a su padre, fallecido por el impacto de una bala perdida al comenzar la Guerra Civil. En 1942 comenzó a darse a conocer a escala local al ganar el premio de la Asociación de la Prensa con la composición «Elegía a la vida y la muerte del río Carrión». Al año siguiente se haría con la Flor Natural en el Certamen Nacional; también ganó el primer premio en los Juegos Florales del centenario de Zorrilla en 1944 y en la Fiesta de Exaltación Palentina de 1945, entre otros galardones recibidos en eventos culturales de la época.
En su dilatada trayectoria poética frecuentó asuntos como el amor, la muerte, las costumbres, los toros y su Castilla natal. Su producción abarca una veintena de libros, entre los que sobresalen Aunque es de noche (1947), La muerte aprendida (1949), La trébede (1961), Un hombre llamado José (1961), La claridad compartida (1972) y La nieve (1974).
Si La trébede inauguraba una nueva etapa en su obra, atenta a la visión de lo cotidiano, de la costumbre rural en el ámbito castellano, sostenida con un lirismo efectista que enseguida contó con seguidores, La nieve representa su obra más importante, pues con ella obtuvo el Premio González de Lama.
Especialmente destacada fue su labor como promotor de revistas líricas. Fernández Nieto fue fundador y miembro activo de "Nubis" (nombre romano del río Carrión) revista editada entre 1945 y 1955 y en la que compartió protagonismo con autores como Gabino Alejandro Carriedo o Félix Buisán, bajo la dirección de Dacio Rodríguez Lesmes. La llamada «peña Nubis», de la que formaron parte, junto a Fernández Nieto, los poetas Carriedo y Urueña, el pintor Cesteros, Mariano del Mazo y también Santiago Amón, quienes solían reunirse en el bar ‘La Reja’, en la Plaza Mayor, pretendía crear un órgano de expresión propio que fuese más allá de la oportunidad que desde 1941 les ofrecía el diario local en la sección «Literatura, ciencia, arte...». Fernández Nieto formó parte del núcleo inicial de la revista junto a los citados Carriedo, Buisán y Rodríguez Lesmes. Luego se incorporarían Carlos Urueña, los hermanos del Mazo (Antonio y Mariano), Jesús Unciti, Luis Martín Santos Andérica, el pintor Ricardo Cesteros, el fotógrafo Florencio Domínguez y muchos otros.
No menos determinante fue la contribución de Fernández Nieto a la puesta en marcha de la revista "Rocamador", iniciada junto al también poeta Marcelino García Velasco y en pie entre 1956 y 1968. Se trata de su aportación más importante en el ámbito de las revistas poéticas palentinas, manteniéndola incluso con su propio dinero, así como con la colección de poesía que con el mismo nombre dio a la imprenta un total de 87 títulos.
Los expertos destacan tres etapas en la trayectoria de esta publicación: una más local, entre 1956 y 1959, en la que la revista es subvencionada por la Diputación Provincial de Palencia, pero en la que ya tienen cabida poetas innovadores como Eduardo Cirlot o Carlos Edmundo de Ory; una segunda etapa hasta 1963, que refleja las mareas de la poesía nacional, busca la equidistancia y acoge a todas las figuras importantes de la lírica nacional, tanto de orientación social (Celaya, Crémer, Ángela Figuera, Gloria Fuertes, José Agustín Goytisolo), como más formalistas, encabezadas por Vicente Aleixandre, su figura de referencia. En esta segunda etapa, además, se dedica un número de homenaje (el 32) a Antonio Machado y se incorporan voces nuevas, como Ullán o Gimferrer.
Finalmente, en la tercera etapa, entre 1964 y 1968, adquiere mayor relevancia la crítica de poesía y se incorpora en páginas centrales la sección “Esta es Castilla”, dedicada a poetas de la tierra. También en esta tercera etapa se dedican números monográficos a Vicente Aleixandre, al malogrado Rafael Melero y al escultor Victorio Macho.
Juan Pedro Aparicio [1941]
Autor de una literatura personal e imaginativa, vinculada a León y a lo leonés, pero que al mismo tiempo lo trasciende para crear personajes y circunstancias imaginarias desde los que reflexionar sobre los conflictos entre el individuo y su medio, Juan Pedro Aparicio nació en León el 11 de septiembre de 1941.
Aunque sus géneros más divulgados son el cuento y la novela, ha cultivado también el ensayo, el artículo periodístico, el relato corto y el libro de viajes. Cursó los estudios primarios con los Padres Agustinos y el Bachillerato en el Colegio de los Hermanos Maristas, ambos en León. Estudió la carrera de Derecho en las Universidades de Oviedo y Madrid, donde participó activamente en los movimientos de oposición a la dictadura, y comenzó a escribir sus primeros cuentos, más como una necesidad de decir algo que como una inquietud literaria.
Lector empedernido desde niño, tras realizar estudios de Periodismo en la Escuela Oficial madrileña se trasladó a Inglaterra, donde pasó un tiempo empleado en oficios como el de pinche de cocina en un hospital. De hecho, su conocimiento de las Islas Británicas le llevaría más adelante a ser designado como director del Instituto Cervantes de Londres, cargo que desempeñaría hasta 2009 a lo largo de cinco años. A la vuelta de Inglaterra se instaló en Madrid y comenzó a trabajar como abogado en el departamento de Comercio Exterior de una empresa de agroalimentación, lo que le posibilitaría conocer numerosos países de los cinco continentes.
Se dio a conocer en 1975 con El origen del mono y otros relatos, si bien el despegue de su carrera se produjo a partir del Premio Nadal, obtenido en 1988 por Retratos de ambigú. Integrado, según determinados especialistas, en la llamada «nueva narrativa leonesa» junto a colegas como José María Merino, Julio Llamazares y Luis Mateo Díez, ha publicado obras como Lo que es del César (1981), El año del francés (1986), finalista del Premio Nacional de Literatura, (ambas recientemente reeditadas en Espasa Bolsillo), La forma de la noche (1994), Malo en Madrid o el caso de la viuda polaca (1996), El Viajero de Leicester (1997), Qué tiempo tan feliz (2000), La Gran Bruma (2001), Tristeza de lo finito (2007), Nuestros hijos volarán con el siglo (2013), centrada en la figura de Jovellanos; los libros de cuentos La vida en blanco (2005, Premio Setenil) y Asuntos de amor (2010); y los de microrrelatos La mitad del diablo (2006), El juego del diábolo (2008) y London calling (2015). También cabe destacar su obra El Transcantábrico (1982), que inspiró el rescate turístico del viejo tren hullero que lleva ese mismo nombre. Su ensayo Nuestro desamor a España: cuchillos cachicuernos contra puñales dorados recibió el Premio Internacional de Ensajo Jovellanos 2016.
Es un habitual de los “filandones”, singulares manifestaciones de narrativa oral tan extendidas antaño por los pueblos de su León natal, al lado de figuras de las letras como Luis Mateo Díez y José María Merino.
Precisamente, junto a Merino escribió el libro Los Caminos del Esla, una especie de reportaje literario sobre este río. Y en Sabino Ordás: Las cenizas del fénix (1985) se recoge una colección de artículos periodísticos, de nuevo con Luis Mateo Díez y José María Merino, publicados en el diario Pueblo bajo dicho seudónimo. La mirada de la luna (1997), León (2003), Guía monumental y turística y del cuento literario (2007) y la colección de microrrelatos Palabras en la nieve: un filandón son otras de sus obras en colaboración. Ha escrito artículos repartidos en periódicos como Pueblo, Informaciones, Diario 16 (de cuyo Consejo Editorial formó parte) y ABC, y en revistas literarias como "Leer" o "Revista de libros"; algunos de ellos aparecen reunidos en el libro ¡Ah, de la vida! (1991).
Entre los numerosos reconocimientos recibidos destacan el Premio Garbo de Novela Corta por el cuento El origen del mono (1974); el Premio Guernica por Lo que es del César (1979); finalista del Premio Nacional de Literatura por El año del francés en 1987; el citado Premio Nadal por Retratos de ambigú (1988); y el Premio Setenil 2006 al mejor libro de relatos publicado en 2005 por La vida en blanco. En 2010 fue nombrado Comisario para la Conmemoración del 1100 Aniversario del Reino de León.
Jesús Hilario Tundidor [1935-2021]
Adscrito al grupo denominado “Poetas del 60”, Jesús Hilario Tundidor nació en Zamora en 1935. Comenzó a leer de niño, con apenas ocho años, libros de cómics y clásicos como Robinson Crusoe, Las mil y una noches y algunas obras teatrales de Lope de Vega. Como señala Víctor García de la Concha, fue en marzo de 1987 cuando Jesús Hilario Tundidor, Joaquín Benito de Lucas, Miguel Fernández, Ángel García López, Antonio Hernández, Diego Jesús Jiménez y Manuel Ríos se reunieron en Zamora, liderados por el primero, con voluntad fundacional de grupo: “Poetas del 60”.
Desde la adolescencia sentirá verdadera fascinación por la obra de Nietzsche. Tras cursar el bachillerato en el Instituto Claudio Moyano de su ciudad natal, realizó estudios de Magisterio e Historia. Dedicado profesionalmente a la docencia desde mediados de los años 50, residió en varias localiades españolas (Yelo de Medinaceli, en Soria; Olmillos de Castro, en Zamora; Puertollano, en Ciudad Real; Zamora capital; Valencia y, finalmente, Madrid), circunstancia que también puede palparse en sus obras.
El mismo Tundidor organizaba su producción poética en dos épocas: una primera en la que, como escribe Joaquín Benito de Lucas, “muestra una tendencia hacia la interpretación simbólica de la realidad «real», en la que los elementos que la componen y aparecen en el poema quedan transformados en signos representativos de una realidad superior”. Iniciada esta etapa con Junto a mi silencio (1963), que obtuvo el Premio Adonais de 1962 -si bien su primera obra es Río oscuro (1960), retirada por él mismo de su bibliografía-, prosigue con Las hoces y los días (1966), En voz baja (1969), que logra el Premio ‘Álamo’, y Pasiono (1972), galardonada con el Premio ‘González de Lama’. Tetraedro (1978) da paso a una segunda época formada por libros que presentan una clara voluntad reflexiva y una línea argumental unitaria.
A ella pertenecen Libro de amor para Salónica (1980), Repaso de un tiempo inmóvil (1982), que obtiene el primer premio ‘Esquío’; Mausoleo (1988), que para Hilario Silva supone, sin embargo, una obra de ruptura dentro de la literatura española, aparte, por tanto, de estas dos etapas, Construcción de la rosa (1990), Tejedora de azar (1995), y Las llaves del reino (2000).
Entre ambas etapas existe, sin embargo, una continuidad en las reflexiones, desde el existencialismo de los primeros momentos hasta una mayor abstracción en tiempos posteriores. Interesado por la realidad siempre y cuando le permita transmitir las emociones, que para Tundidor es la esencia de la poesía, él mismo ha definido su obra no como una hermenéutica de lo real sino como “una posible ordenación sentimentalizadora de lo inteligente”.En su obra poética siempre están presentes la naturaleza, el lenguaje, el hombre y el tiempo.
De 1993 es su primera antología, Lectura de la noche, y en 1999 se publica Mundo ahí, con poemas de su primera época. Entre 2001 y 2003 vieron la luz sus antologías Elegía en el alto de Palomares (2001), Un paso atrás. Antología (2002-1960) (2003), y La tierra que más amo (2003). Más recientes son Libro de amor para Salónica (2005); Escalada (como si fuese una memoria) (2006); Fue (2007); Un único día (Poesía 1960-2008), 2 vols. (2010); y la antología selectiva La fertilidad de los vocablos (2013).
Como ensayista, publicó trabajos en los que reflexionaba sobre la obra de otros poetas o sobre la propia, como Seis poetas de Zamora (1976); El hacer del deshacer. El autor ante su obra (1990); y Reflexiones sobre mi poesía (1994), conferencia dictada en el Colegio Universitario ‘Santa María’, de Madrid.
En 2006, el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua publicó Inventario de Jesús Hilario Tundidor, que recorre y estudia con minuciosidad la obra de este poeta zamorano.
Protagonizó relevantes recitales de poesía (en la Residencia de Estudiantes de Madrid, en las Universidades italianas de Bérgamo y Venecia, en el Festival de Poesía celebrado en 2001 en la localidad argentina de Rosario, en el Simposium poético de San José de Costa Rica, en 2004, en Universidades de Rumanía, etc.). En 2007, los cantautores Moncho Otero y Rafa Mora pusieron música a parte de sus poemas en el libro-disco Viento de octubre. Falleció en Madrid el 2 de mayo de 2021.
Junto a los premios ya citados, el zamorano recibió el Premio "San Juan de Baños 1997" en reconocimiento a su Obra Poética, el Premio de la Academia Castellano-Leonesa de Poesía 1999, el Premio "León Felipe, 2000”, y el de la Asociación Madrileña de Críticos 2006. En 2001 fue nombrado Zamorano del Año por la Fundación Científica Caja Rural y recibió sendos homenajes en la Fiesta del Libro de Benavente y en el Teatro Principal de Zamora. También se le homenajeó en el VI Encuentro de Poetas Hispanoamericanos celebrado en 2003 en Salamanca, y en 2015 recibió en Valladolid el premio extraordinario del grupo literario 'Viernes del Sarmiento'.
Fermín Herrero [1963]
Su poesía es un homenaje a la tierra humilde y desolada, a su Castilla natal y a la comarca soriana de Tierras Altas, arquetipo de la devastación y la soledad del entorno rural. Nacido en Ausejo de la Sierra en 1963, Fermín Herrero Redondo es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza y profesor de Lengua y Literatura Española en un Instituto en la capital vallisoletana (antes impartió docencia en el Instituto Antonio Machado, de Soria). En una de sus obras se le describe como "agricultor reconvertido en profesor de Literatura".
Hasta el momento lleva publicados once libros de poesía. Anagnórisis (1994), poemario dividido en tres partes (“Singladuras”, “Permanencias” y “Diálogos”), inaugura sus temas centrales, como son la naturaleza, el elogio de lo humilde, los ciclos unidos a la existencia, la niñez en el entorno rural y la devastación producida por las ideologías que impregnaron la vida política del siglo pasado. Galardonado con el Premio Gerardo Diego, Anagnórisis muestra además un estilo caracterizado por la mezcolanza de la hechura clásica con el verso libre.
Con Echarse al monte (1997), libro que refleja la escisión entre la vida y la poesía, retrató un mundo rural asediado por la sociedad actual, y en 1999 siguió esa misma senda, pero algo más optimista e intimista, con Un lugar habitable, poemario que, según sus propias palabras, "trata de explorar otro territorio virgen, más íntimo, el lugar habitable entre el campo y la ciudad, el amor y el cansancio, la memoria y el instante". En prosa poética escribió Paralaje (2000), que narra las biografías paralelas de un hombre y una mujer, mientras que El tiempo de los usureros (2003) incide de nuevo sobre el mundo rural en el que desenvolvió su niñez.
Su Soria natal, tema reiterado en sus obras, está presente en Tierras Altas (2006), y lo mismo podría decirse de Tempero (2011), que obtuvo el Premio Alfons el Magnaním de poesía. Por su parte, La lengua de las campanas (2006) se compone de tres formas estróficas japonesas, tanka, haiku y cheedoka. En De la letra menuda, publicado en 2010, nos traslada a su infancia para recuperar visiones y sensaciones de un niño crecido en la naturaleza.
En 2012 obtuvo el Premio Ciudad de Salamanca de Poesía por el poemario De atardecida, cielos, una emotiva reflexión sobre el paso del tiempo y la caída del crepúsculo, y dos años después, el Premio Jaime Gil de Biedma por La gratitud, que también le ha procurado el Premio de la Crítica de Castilla y León (2015). En este poemario aborda sentimientos o actitudes que se han perdido o están minusvalorados, como la propia gratitud, que le da título. En 2017 publicó Sin ir más lejos, poemario presidido por la humildad y la sencillez bien entendidas, en el que nuevamente se hacen presente la naturaleza, el paisaje soriano, el campo. Este poemario fue galardonado con el Premio de la Crítica 2016. También de 2017 es Fuera de encuadre, una suerte de retorno a la infancia y la juventud pero que con referencias a la cultura pop, en especial la música, el cine y la televisión. En 2019 publicó Nunca será bastante. Poesía casi de amor, una recopilación de poemas inéditos y otros tantos esparcidos entre sus libros, que el autor dedicó a su esposa, y al año siguiente reunió una colección de 'juéjùs', acompañados por fotos de Henar Sastre, en Húrgura. En la tierra desolada, publicado en 2021, recoge atmósferas de sus poemarios anteriores; son 64 poemas en los que predomina el paisaje y se combinan la descripción impresionista, las referencias bucólicas y, en ocasiones, el tono de denuncia.
Afincado en Simancas (Valladolid) y colaborador habitual del suplemento literario ‘La Sombra del Ciprés’, del periódico El Norte de Castilla, posee también el Premio Fray Luis de León 2006 por ‘Endechas del consuelo’. Además de las obras citadas, Herrero ha participado en antologías como Campo abierto (2005), Cambio de siglo (2008), Animales distintos (2009) y Fuera de campo (2013).
Arcadio Pardo Rodríguez [1928-2021]
Nacido en 1928 en Beasáin, Guipúzcoa, a los cinco años, sus padres, que eran oriundos de Castilla (su padre era burgalés y su madre vallisoletana), se trasladaron, primero a Madrid y luego a Valladolid, en 1935. De 1939 a 1946, Arcadio Pardo Rodríguez cursó la enseñanza secundaria en el Instituto Nacional de Enseñanza Media Zorrilla, bajo el magisterio de Narciso Alonso-Cortés y Rosario Fuentes. Alcanzó el título de Bachiller en 1946 por la Universidad de Valladolid y en esta misma institución cursó los estudios superiores de Filosofía y Letras, Sección de Historia, de los que se graduó en 1951 con Premio Extraordinario de Licenciatura. Al mismo tiempo fue becario residente en el Colegio Mayor de Santa Cruz.
Desde ese año hasta 1955 fue lector de Español en el Lycée Corneille de Ruán, cuando opositó y obtuvo la Cátedra de lengua francesa en Escuelas de Comercio. Lector en el Departamento de Español de la Universidad de Aix-en-Provence entre 1956 y 1960, tres años más tarde presentó su oposición de Lengua Francesa en Institutos Nacionales de Enseñanza Media. A partir de 1960, y durante cuatro cursos, fue lector en el Institut Hispanique de la Universidad de Paris-Sorbona. En 1962 participó en la fundación del Centro Experimental de Enseñanza Media, posteriormente denominado Liceo Español de París, donde fue catedrático durante doce años, en comisión de servicios, al tiempo que lector en el Departamento de Español de la Universidad de Paris X-Nanterre. Al año siguiente, en 1981, leyó su Tesis Doctoral, titulada La visión del arte español en los viajeros franceses del siglo XIX, y dirigida por Juan José Martín González, catedrático de Historia del Arte.
Fue designado por el Ministerio de Educación y Ciencia (Subdirección General de Educación en el Exterior, Madrid) para fundar y dirigir la Sección Española del Instituto de Enseñanza Media «Lycée International de Saint Germain-en-Laye» en el periodo comprendido entre 1980 y 1986, año en que comienza a ejercer como profesor titular de «Lengua y Civilización Españolas» en la Universidad Paris X-Nanterre, hasta 1994, asignatura que también impartió en el Master «Magistère des Relations internationales» de la Universidad Paris –Sorbona, en esa misma etapa. En 1998 ingresó en la Academia Castellano-Leonesa de la Poesía. La Universidad de Paris X-Nanterre le rindió homenaje en 2008. Falleció en París el 6 de noviembre de 2021.
Arcadio Pardo inició muy tempranamente su labor literaria. Junto con los poetas Manuel Alonso Alcalde y Luis López Anglada, todos discípulos de Narciso Alonso Cortés, fundó la Revista de Poesía Halcón, cuyo primer número se editó en septiembre de 1945. En total se publicaron 13 números, hasta 1949. Con los citados autores y con Fernando González creó asimismo la Colección de libros de poesía Halcón (1946-1950).
Arcadio Pardo es difícil de ubicar generacionalmente, pues no entraría ni en la generación de los 50 ni tampoco en la del 36, y además es un autor que ha vivido al margen de las corrientes poéticas de España. Aun así, su escritura de los primeros años se puede encuadrar dentro del ámbito de los Panero y Luis Rosales, con los temas eternos dentro del llamado garcilasismo, como se pone de manifiesto en su primer poemario, Un tiempo se clausura (1946).
En los libros siguientes (El cauce de la noche, de 1955; Rebeldía, 1957) abandona el garcilasismo y alcanza un tono más personal, pudiéndose percibir ya lo que será en él una obsesión: la adaptación del verso al pensamiento. Así se manifiesta en Soberanía carnal (1961), una obra unitaria que contiene una mayor preocupación por lo formal: revalorización de lo fonético y sintaxis rota. En ella abandona los temas eternos, aunque no la obsesión por su tierra.
Después de este libro inicia un lapso de catorce años en los que dejará de publicar. El mutismo se romperá con Tentaciones de júbilo y jaleo (1975), obra a la que seguirán En cuanto a desconciertos y zozobras (1977); Vienes aquí a morir (1980), nacida de una crisis existencial y de existencial contenido, en la que plantea el problema de la contingencia y de la finitud; Suma de claridades (1983), Premio José Luis Núñez 1982; Plantos de lo abolido y lo naciente (1990); 35 Poemas seguidos (1995); Efímera efeméride (1996); Silva de varia realidad (1996); Travesía de los confines (2001); Efectos de la contigüidad de las cosas (2005); El mundo acaba en Tineghir (2007), obra que hace de la actividad lírica un lugar de experimentación y de objetivación de la realidad; De la lenta eclosión del crisantemo (2010); y Lo Fando, Lo Nefando, Lo Selecto (2014).
Luis López Álvarez [1930]
Nacido en 1930 en La Barosa, en la comarca leonesa del Bierzo, Luis López Álvarez inicia su vocación poética a la edad de trece años en Valladolid, donde, cumplidos los 16, entró a formar parte del Círculo Literario Marqués de Santillana. Con 19 años fue nombrado secretario del Ateneo de la misma ciudad. En su adolescencia, Luis López Álvarez tuvo de profesor de Bachillerato a Narciso Alonso Cortés, quien prologaría años más tarde Arribar sosegado (1952), su primer libro de poemas.
A los veinte años se traslada a la capital francesa, donde realiza todos sus estudios superiores, diplomándose sucesivamente en Periodismo (1952), Ciencias Políticas (1957) y Sociología del Arte (1970); en 1985 obtuvo el título de doctor en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de París III-Sorbona. Durante trece años trabajó como periodista al servicio de la Radiodifusión-Televisión Francesa, tanto en París como en Brazzaville (República del Congo), y de nuevo en París. Comprometido culturalmente con el Congo, fundó en Brazzaville el Instituto de Estudios Congoleños, tornándose su compromiso cultural en compromiso político al lado de Patrice Lumumba, futuro Primer Ministro del ex-Congo Belga, actuación que habría de renovar muchos años más tarde como asesor del Presidente de la República Democrática del Congo, Laurent Kabila.
Desde mayo de 1968 trabajó como funcionario internacional al servicio de la UNESCO, asumiendo varios cargos, tanto en París como en La Habana y Caracas: Jefe del Servicio de Radio-Televisión en Lengua Española, Asesor Regional de Cultura para América Latina y el Caribe, Portavoz de la UNESCO para América Latina, Director Regional de Cultura para América Latina y el Caribe, Ombudsman de la Organización en su central de París, Coordinador de las actividades de la misma en el ámbito de América Latina y el Caribe.
Tras su regreso a España, en 1986, se asentó en Segovia, donde coordinó los Programas Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid y fue designado por el Consejo de Europa Coordinador de su Comité Científico y Cultural para la Exposición Universal de Sevilla en 1992. Al año siguiente regresó a América Latina, primero a Caracas, donde fue profesor titular de la Universidad Simón Bolívar, y desde 1998 a Mayagüez y San Juan como catedrático de la Universidad de Puerto Rico, donde ejerció hasta 2013.
Es autor de catorce poemarios, entre los que destacan Las querencias (1969), que sigue la senda de la tradición española; Rumor de Praga (1971), de factura clásica, donde exalta sentimientos como el compromiso, la solidaridad y la denuncia de la injusticia y los abusos de poder; y Elegíaca (1985), una crónica desgarradora de la muerte de su esposa. Junto a ellos destaca otra línea poética que busca la innovación temática y formal y que está representada por la trilogía formada por Cárcava (1974), Tránsito (1979) y Pálpito (1990).
En 1972, aparece su obra más conocida, Los comuneros, un auténtico himno de Castilla que ha sido musicado por grupos como Nuevo Mester de Juglaría. Es además una de las personas que más ha trabajado por la recuperación de la significación de las celebraciones de Villalar de los Comuneros. Otras obras suyas son Adarmes (1991); Querencias y quereres (2001), El amor en tiempo de Acuario (2002) y Memorial de Trinidad (2012).
Es asimismo autor de las novelas La puerta sin bisagras (1950), que fue finalista del Premio Nadal, y Cóncavo Congo (2008); y en ensayo ha publicado Salvador de Madariaga, el hombre, el europeo, el español (1962); Lumumba ou l’Afrique frustrée (1965); Neruda, muerte y testamento (bajo el seudónimo de Álvaro Sarmiento) (1974); Conversaciones con Miguel Ángel Asturias (1974); Antología de Aimé Cesaire (1979); Caracas (1989); Literatura e identidad en Venezuela (1991); y En Europa con Madariaga (2002).
En 1985 recibió la Medalla de Oro de la Provincia de Valladolid, en 1992 obtuvo el Premio Prometeo de Poesía, en 2011 el Municipio de San Juan, en Puerto Rico, le otorgó el Premio Luis A. Ferré en reconocimiento de su obra y acción cultural, y al año siguiente fue nombrado Alcalde Honorario de la ciudad de Beaton Rouge (Luisiana). Es Miembro Honorario del Círculo de Escritores de Venezuela, académico de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, y miembro de la Sociedad Colegial de Escritores de España y del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana.
Óscar Esquivias Galerón [1972]
Nacido en Burgos el 28 de junio de 1972, Óscar Esquivias Galerón expresó muy pronto su vocación literaria. Según ha confesado él mismo, ya de niño, con apenas 11 años, concebía la escritura como un juego y fueron decisivos en su vocación literaria autores como Kipling, Carmen Kurtz, Dumas, Verne y Dostoievski. Desde muy joven, además de publicar relatos, poemas y artículos en revistas de España y América, consiguió ser galardonado en sucesivas convocatorias del Premio Letras Jóvenes de Castilla y León (años 1990, 1995 y 1997), circunstancia que le animó a dedicarse a la literatura.
Mientras se licenciaba en Filosofía y Letras (especialidad de Geografía e Historia) en la Universidad de Burgos, codirigió la revista El mono de la tinta entre 1994 y 1998 y colaboró asiduamente en otras publicaciones, como Luzdegás. Después fundó y dirigió Calamar, revista de creación (1999-2002) y participó activamente en la vida literaria burgalesa organizando tertulias y recitales. Gracias a la Beca Valle-Inclán de creación literaria otorgada por el Ministerio de Asuntos Exteriores, en 2006 residió en la Academia de España en Roma para documentarse sobre los años que pasó en Italia el compositor francés Héctor Berlioz.
Su primera novela, Jerjes conquista el mar (2000), reeditada por Ediciones del Viento en 2009, ha sido calificada por la crítica como una obra luminosa en la que ya aparecen ingredientes característicos de su obra, como el humor, la agilidad, el encanto y la pulcritud de su escritura; fue galardonada con el premio Arte Joven de la Comunidad de Madrid 1999. Con El suelo bendito, título que remite a ciertos versos del Himno a Burgos, ciudad en la que se sitúa la acción y que aparece en la historia casi como un personaje más, ganó el V Premio Ateneo Joven de Sevilla (2000).
Su consolidación definitiva en el panorama literario nacional llegó con Inquietud en el Paraíso (2005), Premio de la Crítica de Castilla y León 2006, una novela escrita con maestría, en la que destaca la prosa clara y la amena narración realista, no carente de elementos fantásticos y humorísticos. Ambientada en los primeros momentos de la Guerra Civil en Burgos, es reflejo claro de la asombrosa madurez literaria del escritor burgalés y forma parte de una trilogía que, inspirada en la Divina Comedia pero siguiendo un itinerario inverso al que imaginara Dante, completan La ciudad del Gran Rey (2006) y Viene la noche (2007).
En el ámbito de la literatura juvenil ha escrito Huye de mí, rubio, publicada en 2002 (una novela de aventuras dedicada a lectores jóvenes, que al año siguiente fue seleccionada en los White Ravens de la Internationale Jugend Bibliothek de Múnich) y la serie El signo de los valientes, compuesta hasta el momento por Mi hermano Étienne (2007) y Étienne el Traidor (2008), obras ambientadas durante la Revolución francesa que recrean la historia de la familia Galeron a través de los ojos de un niño de 12 años llamado Roch, a cuyo hermano mayor, Étienne, considera un valiente pese a que todos lo ven como un traidor.
Sus tres libros de relatos lo han consagrado como uno de los referentes del cuento español: La marca de Creta (2008) está compuesto por dieciséis cuentos escogidos entre los que Esquivias fue publicando en revistas literarias de España y América y con él obtuvo el V Premio Setenil; Pampanitos verdes (2010), conformado por diez relatos en los que predominan protagonistas adolescentes y jóvenes que se enfrentan a momentos cruciales de su vida, galardonado en 2011 con el Premio ‘La tormenta en un vaso’; Andarás perdido por el mundo (2016), que incluye catorce relatos, cuyo título hace referencia a la maldición de Yahvé contra Caín en el Génesis, pero tomada a menudo de modo irónico; y El chico de las flores (algunos cuentos favoritos), una selección personal de relatos publicada en 2019.
La ciudad de plata (2008) es un libro a medias ensayístico y autobiográfico dedicado a su ciudad natal. Está ilustrado con fotografías de Asís G. Ayerbe, artista con el que Esquivias ha colaborado en otros libros como Secretos xxs (2008), En el secreto Alcázar (2008), El canal de Castilla (2012) y Calle Vitoria (2015). También ha trabajado estrechamente con el ilustrador Miguel Navia en diferentes proyectos: en 2022, por ejemplo, publicaron Alguien se despierta a medianoche, libro en el que el universo literario de Esquivias se funde con el arte de Navia y en el que lugares verosímiles y ciudades como Bilbao, Burgos, Valladolid o Madrid se transmutan en escenarios de fábulas y de relatos de la tradición bíblica acaecidos en Nínive, Babilonia o Jerusalén.
Su obra poética ha aparecido en revistas y antologías como Aquí llama primera del XXI (2004) y Jóvenes poetas españoles (2007). Colaborador habitual de la prensa, sus artículos y reportajes se publican regularmente en Veinte minutos y Diario de Burgos. Desde junio de 2008 es académico correspondiente de la Real Academia Burgense de Historia y Bellas Artes (Institución Fernán González).
Juan Carlos Mestre [1957]
Leonés de Villafranca del Bierzo, donde nació el 15 de abril de 1957, Juan Carlos Mestre puede definirse como un creador polifacético, pues además de poeta es músico, ensayista, artista visual, grabador y juglar moderno. Aunque se licenció en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona, muy pronto se decantó por el arte en sus múltiples facetas. Es una de las voces líricas más reconocidas y premiadas del panorama poético peninsular y el eco de su obra se extiende con éxito por los países hispanoamericanos.
La crítica literaria describe su poesía, sustentada en versos largos, sinuosos y repletos de metáforas, como un auténtico laboratorio de sensaciones. Su primer poemario, Siete poemas escritos junto a la lluvia, lo publicó en 1981; le siguieron, en 1983, La visita de Safo, finalista del Premio Provincia de León, (La visita de Safo y otros poemas para despedir a Lennon en la edición ampliada de 2011), y en 1985, Antífona del otoño en el Valle del Bierzo, con el que obtuvo el Premio Adonais de Poesía de ese año, su primer galardón de relieve.
Pasó varios años en Chile, donde publicó Las páginas del fuego (1987) y, a su regreso a España, obtiene el Premio Jaime Gil de Biedma con La poesía ha caído en desgracia (1992), libro notablemente ampliado en su edición de 2014. En 1999 logra el Premio Jaén con La tumba de Keats, poemario escrito durante su estancia en Italia como becario de la Academia de España en Roma, acompañado en una de sus ediciones con fotografías de José Antonio Robés, al que siguio Cuaderno de Roma (2005), libro que recoge ilustraciones realizadas durante su etapa de becario en la capital italiana.
En 2006 publica El universo está en la noche, una curiosa versión sobre mitos y leyendas mesoamericanas. Su obra poética entre 1982 y 2007 ha sido recogida en las antologías Las estrellas para quien las trabaja (León, 2007), La poesía no es una misa cantada (edición de Carlos Ordóñez, Lustra editores, Lima, 2013), La imagen de otro espacio (edición de Manuel Ramos Van Dick, Ediciones Sarita Carbonera, Perú 2013), Tierra de los significados (edición de Xavier Oquendo, Ecuador, 2014), Historia Natural de la felicidad (edición de Jesús Aguado, Fondo de Cultura Económica, 2014).
Escribió la edición comentada de la novela de Enrique Gil y Carrasco, El señor de Bembibre (2004), ha recopilado la obra poética de Rafael Pérez Estrada en La palabra destino (2001), la de Rosamel del Valle en La visión comunicable (2001) y traducido, junto a Guadalupe Grande, La aldea de sal de Lêdo Ivo. Otra vertiente de su obra surge del diálogo con otros poetas y artistas; es el caso, por ejemplo, de Piedra de Alma, con José María Parreño (1994), Crónica de amor de una muchacha albina, con Rafael Pérez Estrada (1994), Emboscados, con Amancio Prada (1995), Bestiario apócrifo, con Álvaro Delgado (2000), Enea y los gatos, con Javier Fernández de Molina (2002), El Adepto, con Bruno Ceccobelli (2005), Los sepulcros de Cronos, con el escultor Evaristo Bellotti (2007), Extravío en la luz, con Antonio Gamoneda (2008), la edición francesa de Le Bestiaire de Livermoore con Rafael Pérez Estrada (2013), y su intenso diiálogo con la obra de Antón Lamazares y Alexandra Domínguez. En 2015 escribió y publicó junto a Juan Carlos Monedero La Cenicienta, una versión crítica del clásico cuento infantil, diálogo colectivo que proseguirá en L.O.R.C.A. (2017), junto a Clemente Bernard, Isabel Cadenas, Juan Carlos Monedero y Emilio Silva.
Ha editado numerosos libros de artista y adaptado y dirigido para el Festival de Teatro Clásico de Almagro la versión radiofónica de El perro del Hortelano de Lope de Vega con el cuadro de actores de Radio Nacional de España. Ha colaborado con músicos como Amancio Prada, Santiago Auserón, Paco Ibañez, Luis Delgado, Cuco Pérez, María José Cordero, José Zárate o Hugo Westerdahl, con quienes también ha realizado conciertos, performances y lecturas ante diversos auditorios de Europa y América.
Como artista plástico ha expuesto su obra gráfica y pictórica en galerías de España, Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. En 1999 obtuvo una Mención de Honor en el Premio Nacional de Grabado de la Calcografía Nacional y semejante distinción, en 2000, en la VII Bienal Internacional de Grabado Caixanova (Orense), el Premio Internacional de Arte Gráfico Atlante 2009 y III Premio Internacional de Grabado Fundación Vivanco en 2010.
José Luis Puerto [1953]
Salmantino de La Alberca, donde nació el 19 de marzo de 1953, el poeta José Luis Puerto Hernández estudió en la Universidad de Salamanca, donde se licenció en Filología Románica. Ha ejercido la docencia como catedrático de Lengua y Literatura de Instituto de Enseñanza Secundaria en Sevilla, Segovia y León.
Atesora una dilatada y brillante trayectoria en el ámbito literario de Castilla y León. En Segovia, codirigió Encuentros. Revista de Literatura, de la que se publicaron 22 números, y fundó y dirigió la colección poética «Pavesas. Hojas de Poesía», donde han aparecido poemas de personalidades como Juan Ramón Jiménez, José Ángel Valente, Antonio Colinas y Aníbal Núñez, entre muchos otros, junto a traducciones de autores como Celan, Keats o Mallarmé.
Como poeta y secretario de Rafael Alberti participó en cursos de verano de El Escorial (Universidad Complutense de Madrid) y de otras Universidades. Ha leído sus poemas en varios foros (Círculo de Bellas Artes, universidades, instituciones públicas y privadas, etc.), ha impartido conferencias sobre literatura y etnografía, y es asiduo colaborador de revistas y publicaciones literarias, con trabajos de creación propia y otros de análisis y crítica de autores como San Juan de la Cruz, María Teresa León, Leopoldo Alas Clarín, fray Luis de León, José Ángel Valente, Eugenio G. de Nora, Antonio Gamoneda, José Jiménez Lozano y Antonio Colinas.
En León puso en marcha la colección literaria ‘Cuadernos del Noroeste’ y ha dirigido ‘Plástica & Palabra’, colección de arte y literatura editada por la Universidad de León, y ahora ‘Caligramas’. Su actividad literaria se complementa con una amplia investigación etnográfica, la crítica de arte y la traducción de destacados poetas portugueses, como Eugénio de Andrade, Jorge de Sena, José Bento, Fernando Echevarría, Herberto Helder y Nuno Júdice.
En su poesía, hay afinidades con poetas tan dispares como José Ángel Valente, Antonio Colinas, Claudio Rodríguez o Paul Celan, así como con otros líricos como Hölderlin o Rilke; la naturaleza, el espacio del origen, el mundo de la memoria son temas de una poesía intensa y vibrante; también se ha distinguido por la obsesión central por el tiempo; pero a la vez, en su poesía de los últimos años, denota una vertiente más meditativa que concibe la poesía como un instrumento de reflexión e interpretación del mundo. Su poesía ha sido traducida al inglés, francés, portugués, italiano y árabe.
Entre su libros de poesía y de prosa poética destacan El tiempo que nos teje (1982); Un jardín al olvido (1987); Paisaje de invierno (1993); Estelas (1995); Señales (1997); Las sílabas del mundo (1999); De la intemperie (2004); Memoria del jardín. Antología poética 1977-2003 (2006); Proteger las moradas (2008); Trazar la salvaguarda (2012); Melodías del padre (2014); La protección de lo invisible (2017, finalista del Premio Nacional de la Crítica); y Abecevarios (2018).
Es autor de obras de creación en prosa, como Las cordilleras del alba (1991), El animal del tiempo (1999), Un bestiario de Alfranca (2008) y La casa del alma (2015).
Ha escrito varios libros de ensayo literario, como Poesía renacentista: San Juan, Fray Luis (1989); Hondo oficio de inocencia (2000); El cuento literario en Castilla y León (dos tomos, 1999 y 2002); El camino de Santiago en la literatura: la ruta imaginada (2004); o una edición y estudio de la revista segoviana Manantial (2004).
Es autor, además, de una obra etnográfica y de temas de folclore, con títulos como Ritos festivos (1990); Guía de la Sierra de Francia (1992); El tiempo de las fiestas (1994, en colaboración con María Campos); Paseos por las Hurdes (1995 y 2001, junto con Ramón Grande del Brío); Cuentos de tradición oral en la Sierra de Francia (1995); Teatro popular en Sierra de Francia: las loas (2001); Fascinación del mundo: motivos legendarios tradicionales (2006); Rumor de la palabra: tradiciones orales de la comarca leonesa de Rueda (2014); Romances y cantares narrativos de tradición oral en la Sierra de Francia (2016), o Leyendas de tradición oral en la provincia de Salamanca (2018).
Fue finalista del Premio Adonais de Poesía 1986 con Un jardín al olvido. Ganador, en 1990, del Premio Ciudad de Segovia de poesía por Paisaje de invierno. En 1997 se hizo con el prestigioso Premio Gil de Biedma con Señales.
Gonzalo Calcedo Juanes [1961]
Nacido en Palencia en 1961 y funcionario de profesión, Gonzalo Calcedo Juanes ha dedicado al cuento la mayor parte de su producción literaria. Es, de hecho, uno de los cuentistas españoles más brillantes y un autor de referencia para todos los lectores del género. A los ocho años se trasladó con su familia a Santander. Después de residir un tiempo en León, obtuvo plaza en la administración autonómica cántabra. En la actualidad reside en Pedreña.
Es autor de numerosos libros de relatos y de tres novelas, La pesca sin mosca (2003), Playa Omaha (2015) y Senectus (2017). Comenzó su carrera literaria en 1995, año en el que quedó finalista del II Premio Nuevos Narradores. Su trayectoria en los relatos cortos se caracteriza por la capacidad para hacer de los sucesos cotidianos o de una simple anécdota una experiencia universal, con un lenguaje sobrio, conciso y elegante, donde destaca la naturalidad en el uso del diálogo.
A menudo se ha dicho que la suya es una poética de la desolación, pues sus relatos nos acercan a la cotidianeidad gris de personajes aturdidos por las pérdidas, el aburrimiento, la melancolía y la soledad. Y es que muchos de los protagonistas de sus cuentos son seres escépticos que, a menudo, adolecen de alguna orfandad o extrañeza de índole identitaria, de ahí que sus relatos versen sobre incertidumbres, alegrías y desesperanzas.
Inspirado por la tradición cuentística norteamericana, muy especialmente por autores como Henry James, John Cheever, J. D. Salinger, Tobías Wolf, Richard Ford, o Ernest Hemningway, pero también por la realidad inmediata que le rodea, es autor de los libros de relatos Esperando al enemigo (1996), Otras geografías (1998), Liturgia de los ahogados (1998), La madurez de las nubes (1999), Apuntes al natural (2002), La carga de la brigada ligera (2004), El peso en gramos de los colibríes (2005), Mirando pájaros y otras emociones (2005), Chejov y compañía (2006), Saqueos del corazón (2007), Temporada de huracanes (2007), Cenizas (2008), Picnic y otros cuentos recíprocos (2010), El prisionero de la avenida Lexington (2010), Siameses (2011), Las inglesas (2015), Necios y ridículos (2020) y Como ánades (2021).
Asimismo, ha participado en antologías de relatos como Los cuentos que cuentan (1998), Cuentos de hijos y padres (2001), Lo que cuentan los cuentos (2001), Cuentos contemporáneos (2001), Pequeñas resistencias (2002), Cuento español actual, 1992-2012 (2014) y Cuentos pendientes (2021).
Los numerosos galardones recibidos lo acreditan como uno de los máximos exponentes del cuento en el mundo hispánico. Entre ellos destacan el Premio José Hierro, en su juventud como escritor, tres Premios NH-Vargas Llosa (mejor libro inédito de relatos, mejor relato presentado en solitario y mejor libro de cuentos editado en España), el Alfonso Grosso (2005), Tiflos (2005), Caja España (2005), el Premio Iberoamericano de Relatos Cortes de Cádiz (2006), Concurso de Cuentos ‘Manuel Llano’ (2007), Premio Literario de Cantabria (2007), Premio Ciudad de Coria (2009), Hucha de Oro (2012), XV Certamen de Relatos Cortos ‘Tierra de Monegros’ (2013), el Premio Literario Relatos Cortos de Cine (Huesca, 2014), el Internacional de Novela Corta Diario de Jaén (2015), el Premio Internacional de Cuento ‘Las Dalias’ (2017) y el Premio de Narrativa Ciutat de Vila-real (2017) por Senectus. En 2016 fue finalista del Premio Hispanoamericano de Cuentos ‘Gabriel García Márquez’, el más importante del género en el ámbito hispano, con Las inglesas, así como del Premio de la Crítica de Castilla y León.
Además de impartir conferencias sobre el género literario que es su especialidad, el palentino colabora como articulista en varios medios de comunicación y ha escrito en revistas especializadas.
Juan Manuel de Prada Blanco [1970]
Aunque nació en Baracaldo (Vizcaya) en 1970, Juan Manuel de Prada se trasladó a Zamora, la tierra de origen de sus padres, cuando apenas contaba tres meses, y allí pasaría su infancia y adolescencia. En su formación y en su pasión por la lectura influyó mucho la figura de su abuelo, pues le enseñó a leer y escribir a una edad muy temprana, antes incluso de ir a la escuela, y le aficionó a ir diariamente a la biblioteca pública.
Se licenció en Derecho por la Universidad de Salamanca, carrera que nunca ha ejercido, y acaba de obtener en 2022 el título de doctor en Filología por la Universidad Complutense de Madrid con su tesis El derecho a soñar, una biografía de la escritora catalana Ana María Martínez Sagi que el autor publicará el próximo mes de septiembre.
Lector voraz desde la infancia, en su juventud obtiene diversos premios en certámenes literarios, sobre todo en la modalidad de cuento. Juan Manuel de Prada irrumpe en el panorama literario y editorial español en 1995 con la obra titulada Coños, un curioso libro de glosas a mitad de camino entre la prosa lírica y la escritura automática, concebido como un homenaje a la obra Senos de Ramón Gómez de la Serna.
Ese mismo año publicó la colección de cuentos El silencio del patinador, uno de los cuales, titulado Gálvez, constituye el embrión de su primera y monumental novela, Las máscaras del héroe (1996), un atractivo friso de la bohemia española del primer tercio del siglo XX que le consagró en el panorama literario nacional y le otorgó el Premio Ojo Crítico. En 1997, su novela La tempestad, que toma el título del célebre cuadro de Giorgione y está ambientada en Venecia, fue reconocida con el Premio Planeta, lo que le catapultó al gran público. De hecho, La tempestad fue adaptada al cine y ha sido traducida a más de veinte idiomas.
Tres años después publica Las esquinas del aire y en 2001 da a la imprenta Desgarrados y excéntricos, una colección de semblanzas de escritores que nunca lograron el reconocimiento que ansiaban. Con La vida invisible, publicada en 2003 logró el Premio Primavera de Novela y el Premio Nacional de Narrativa en 2004. El séptimo velo (2007), una suerte de novela épica en la que el autor cuestiona las grandes mentiras de la Historia y señala los peligros de la memoria, le procuró el Premio Biblioteca Breve y el Premio de la Crítica de Castilla y León. Posteriormente, publicaría otras novelas como Me hallará la muerte (2012), una novela de aventuras y suspense ambientada en el gulag soviético y el Madrid de los años cincuenta; Morir bajo tu cielo (2014), sobre la pérdida de Filipinas, en la que recrea la proeza de “los últimos de Filipinas”; El castillo de diamante (2016), que evoca las difíciles relaciones de santa Teresa de Jesús y Ana de Mendoza, princesa de Éboli, con el que volvió a obtener el Premio de la Crítica de Castilla y León; y, más recientemente, Mirlo blanco, cisne negro (2016) y Lucía en la noche (2019), en las que recupera a su personaje Alejandro Ballesteros, protagonista de La tempestad, en contextos muy diversos.
Junto con su obra literaria, Juan Manuel de Prada ha mantenido desde sus inicios una amplia colaboración en la prensa escrita, especialmente en el diario ABC y la revista XL Semanal. Ha publicado diversas recopilaciones de artículos y crítica literaria y cinematográfica; entre las más recientes merecen destacarse Los tesoros de la cripta (2018), Cartas del sobrino a su diablo (2020), Una biblioteca en el oasis (2021) y Una enmienda a la totalidad (2021). Su periodismo literario ha merecido algunos de los más importantes premios que se conceden en España en esta modalidad, como el Julio Camba, el José María Pemán o el Mariano de Cavia.
Fernando Sánchez Dragó [1936-2023]
Aunque nació en Madrid el 2 de octubre de 1936, el escritor Fernando Sánchez Dragó estaba profundamente ligado a la provincia de Soria, pues en ella había pasado gran parte de su vida, afincada desde 1999 en una aldea de las Tierras Altas: Castilfrío de la Sierra, donde falleció el 10 de abril de 2023. Es más, durante su niñez, a partir de los ocho años, su adolescencia y parte de su juventud, hasta que en 1962 se trasladó a Italia, pasó los meses de verano en la casa de la librería Las Heras, en la calle El Collado, y devoró todos los libros depositados en ella. Una voracidad lectora que le llevó también, en numerosas ocasiones, a la biblioteca infantil del parque de la Dehesa, al lado de la rosaleda. Además, a principios de los 70, nada más regresar a España después de seis años de exilio, se estableció durante un tiempo en el piso de la calle de El Collado y participó activamente en la tertulia de intelectuales de la librería G/AR, propiedad de Antonio Ruiz Ruiz y sede del grupo de intelectuales y artistas SAAS (Sociedad de Artistas Actuales Sorianos). Esta intensa vinculación a las tierras sorianas le procuró, en 1992, el título de Hijo Adoptivo de Soria.
De niño estudió en el colegio madrileño de Nuestra Señora del Pilar, regentado por religiosos marianistas, y con tan solo ocho años fundó, dirigió y redactó un periódico autógrafo: La nueva España. Sánchez Dragó hizo de todo en la vida, pasó por guerras, cárceles y exilios, trabajó como profesor, traductor y periodista y siempre cultivó la literatura. Entre 1954 y 1962 estudió Filosofía y Letras en la Universidad Complutense (secciones de Filología Románica y Lenguas Modernas -sección de Italiano-, más los cursos de Doctorado), tuvo tiempo de fundar la revista literaria Aldebarán (1955), que apenas sobrevivió cuatro números a la censura, e intervino asidua y vehementemente en las algaradas antifranquistas de finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta (en julio de 1955 ingresó en el clandestino Partido Comunista de España), destacando su participación en los famosos disturbios estudiantiles de febrero de 1956, donde fue detenido junto a Miguel Sánchez-Mazas, Dionisio Ridruejo, Javier Pradera, Enrique Múgica, Gabriel Elorriaga, Ramón Tamames y José María Ruiz-Gallardón, entre otros.
Aquel activismo universitario le valió cinco procesos, diecisiete meses de cárcel, seis de prisión domiciliaria, y seis años de exilio (1964-1970) desde que en 1964 el Tribunal de Orden Público le condenara a dos años de prisión menor y cuatro meses de arresto mayor, más una multa de 20.000 pesetas, por haber participado en la Alianza Democrática Popular Española (ADPE) y en la Federación Universitaria Democrática Española (FUDE). Ya entonces había sido expulsado del PCE (otoño de 1963), acusado de trotskista y anarquista. No regresó a España hasta julio de 1970, si bien tampoco fue un regreso definitivo, pues estuvo yendo y viniendo hasta 1985.
Viajero infatigable, recorrió más de cien países y él mismo contaba que había cruzado los Pirineos sin pasaporte, y atravesado varias veces el Sáhara y una el Tíbet cuando nadie lo hacía. Estuvo en la guerra de Vietnam, llegó a Katmandú, estuvo en la India, Indochina, conocía toda Asia, América, Europa, el África musulmana y la subsahariana, Mongolia, Yemen, Bután, la Ruta de la Seda, el Mekong, el Nilo, el Amazonas, el litoral de Fukushima después del tsunami, la Ruta 66 y, de costa a costa, los siete mares. Vivió en Italia, Japón, Marruecos, Senegal, Kenia, Francia y Jordania, entre otros países.
Desde 1959 hasta mediados de los años 80 ejerció la docencia universitaria en España y fuera de sus fronteras como profesor de Lengua, Literatura e Historia en trece universidades de tres continentes, e impartió y dirigió más de cincuenta cursos en distintas universidades y en diversos centros culturales. Como periodista acreditó una trayectoria abrumadora, intensa y plural, pues fue corresponsal y enviado especial en muchos países y trabajó en numerosos medios de comunicación, nacionales y extranjeros. Así hizo, por ejemplo, en la Japanese Broadcasting Corporation (NHK japonesa) y en la RAI italiana, en el diario Informaciones, en las publicaciones del Grupo 16, donde fundó el suplemento de libros Disidencias, en la SER, en la revista Época, en Radiocadena, donde obtuvo el Premio Ondas en 1988, en Radio Nacional de España y en infinidad de revistas. A todo lo anterior hay que sumar sus trabajos en Televisión Española, en programas como “Encuentros con las letras”, “Tauromaquia”, “Biblioteca Nacional”, “El mundo por montera”, “La Tabla Redonda”, y “Negro sobre Blanco”; en Canal 9 con “El faro de Alejandría”; y en Telemadrid con “Las Noches Blancas”, “Diario de la Noche” y “Dragolandia”.
Su última aventura televisiva fue el programa de divulgación literaria “Libros con uasab”, que presentó y dirigió durante tres temporadas en TVE. Durante la pandemia del coronavirus (2020) fundó y dirigió el semanario online La Retaguardia. Fue colaborador habitual en El Mundo, Época, Onda Cero, La Cope y otros medios de información. En el momento de su fallecimiento era columnista en el diario La Razón, en La Gaceta y en Posmodernia.
Comenzó su carrera literaria en 1962 como traductor de italiano. Cinco años después daba a la imprenta su primera obra propia, titulada España viva, con el seudónimo de Ramiro Delso. Como escritor cultivó el ensayo, la novela y las memorias. Su producción literaria, que engloba más de cincuenta obras, experimentó su primer gran éxito con Gárgoris y Habidis. Una historia mágica de España, libro con el que en 1979 obtuvo el Premio Nacional de Literatura (modalidad de Ensayo) y que es considerado su primer gran trabajo de indagación sobre la historia de la España heterodoxa y esotérica. Este ensayo marcaría, de hecho, la temática fundamental de gran parte de su obra, dirigida a responder a las preguntas más profundas del ser humano, transida siempre de un pensamiento heterodoxo que bebe, en gran medida, de las fuentes de las religiones orientales, pero también de sus viajes y de su propia experiencia con la muerte.
Le seguirían La España Mágica. Epítome de Gárgoris y Habidis (1983), Eldorado (1984), Las fuentes del Nilo (1986), Del priscilianismo al liberalismo. Doble salto sin red (1987), El camino del corazón (finalista del Premio Planeta de 1990), La prueba del laberinto (Premio Planeta 1992), numantino. Segunda y última salida de los ingeniosos hidalgos Gárgoris y Habidis (1995), La del alba sería (1996), Historia mágica del Camino de Santiago (1999), Carta de Jesús al Papa (2000), Y si habla mal de España… es español (2008), Soseki. Inmortal y tigre (2009), Dios los cría (conversaciones con Albert Boadella) (2010), Esos días azules. Memorias de un niño raro (2011), Shangri-La: El elixir de la eterna juventud (2016), La canción de Roldán: crimen y castigo (2015), Santiago Abascal. España vertebrada (2019). Habáname (2021) y Galgo corredor. Los años guerreros (1953-1964) (2020).
Había recibido galardones como el Premio Nacional de Ensayo, el Ondas (1988), el Nacional de Fomento a la Lectura (2000), el Premio Espiritualidad Martínez Roca por El sendero de la mano izquierda (2002), el Fernando Lara por Muertes paralelas (2006), y en dos ocasiones el Premio Nacional del Gremio de Editores (2000 y 2009). En 2022 recibió el Premio taurino del Senado por su defensa de la tauromaquia. Su obra periodística está recogida en Volapié. Toros y tauromagia (1987), La Dragontea (diario de un guerrero) (1992), En el alambre de Shiva: la Dragontea 2 (1997), El camino hacia Ítaca (1998), Sentado alegre en la popa (2004), Diario de la Noche. Los textos más polémicos del informativo nocturno más personal (2007), El lobo feroz (2011) y España guadaña: arderéis como en el 36 (2019).
Fernando Arrabal [1932]
Nacido en Melilla el 11 de agosto de 1932, el escritor, dramaturgo y pintor Fernando Arrabal posee un vínculo especial con la localidad salmantina de Ciudad Rodrigo, donde pasó su infancia y adolescencia, como recoge, por ejemplo, en su novela autobiográfica Un gozo para siempre, publicada en 2023. De hecho, él mismo ha recordado en algunas entrevistas a su maestra de párvulos, Mercedes Unceta, que, según sus propias palabras, «me enseñó a estar siempre y a ser humildemente quien soy». Es más, Arrabal convierte literariamente Ciudad Rodrigo en Villa Ramiro en obras como Baal Babilonia, El árbol de Guernica y La torre de Babel. Autor de una obra polifacética que abarca multitud de géneros y que ha sido definida como «jubilosamente lúdica, rebelde y bohemia (…) el síndrome de nuestro siglo», ha sido en el dramático en el que ha obtenido mayor reconocimiento y en el que ha ejercido mayor influencia.
Hijo de un oficial republicano represaliado por Franco (condenado a muerte, finalmente se le conmutó la pena por treinta años de prisión), Arrabal se trasladó con su madre y sus dos hermanos a Madrid, en 1940, obteniendo al año siguiente una beca de niño superdotado que le permitió estudiar con los Escolapios. En 1949 ingresó en la Escuela Teórico-Práctico de la Industria y Comercio del Papel de Tolosa, regentada también por los Escolapios. Con catorce años escribió su primera obra de teatro, Pic-Nic, que hoy es la más representada en el mundo.
Finalizó el Bachillerato en Valencia en 1951 y al año siguiente, ya de vuelta en Madrid, prosiguió su trabajo en la Escuela del Papel mientras cursaba la carrera de Derecho y seguía escribiendo obras de teatro. Con El Triciclo (1953) ganó el segundo Premio Ciudad de Barcelona. Comenzó entonces a viajar a París, y en 1955 inició los estudios de teatro gracias a una beca de tres meses que le permitió hospedarse en la Casa de España en la Ciudad Universitaria Internacional. Fijó su residencia en la capital del Sena, hasta el extremo de considerarse él mismo «aprohijado por la cultura francesa». De esos primeros años en París son sus obras Fando y Lis, Ceremonia por un negro asesinado, Los dos verdugos, El laberinto, El cementerio de automóviles y Oración, escritas entre 1956 y 1957.
Después de estrenar en Madrid, en el Teatro de Bellas Artes, Los hombres en el triciclo (1958), escribió obras dramáticas como Concierto de un huevo (1958), La primera comunión (1958) o Guernica (1959), y se estrenó como prosista con Baal Babilonia (1959). En 1962 fundó el Grupo Pánico junto a Alejandro Jodorowsky y Roland Topor, nombre que hace referencia al dios griego Pan. También conoció a André Bretón, aunque no se identificó del todo con el surrealismo. Amigo de Milan Kundera, Michel Houellebecq, Jodorowsky, Topor, Breton y Eugene Ionesco, entre otros, se le ha definido como el único superviviente de los «cuatro avatares de la modernidad: Dadá, Surrealismo, Pánico y Patafísica». Su «Movimiento Pánico», caracterizado por el carácter experimental y heterodoxo y por la búsqueda de los límites expresivos del lenguaje literario, fue recopilado en el primer número de la revista surrealista La Bréche bajo el título La piedra de la locura. Reconocido y ponderado a nivel internacional, sus obras de teatro comenzaron a ser representadas en México, Sydney y París, frecuentó la pintura, escribió guiones para películas y dio a la imprenta títulos como El gran ceremonial (1963), La coronación (1963), Ars Amandi (1967) El Arquitecto y el Emperador de Asiria (1966) y El jardín de las delicias (1967).
Su regreso a España, en 1967, no pudo ser más accidentado. Fue acusado por la dictadura franquista de blasfemia y ultraje a la nación española, detenido a continuación y trasladado a Murcia, lo que desató una sonada campaña de solidaridad internacional. Finalmente absuelto, siguió escribiendo y publicando obras como Y pusieron esposas a las flores (1969), La aurora roja y negra (1968), El cielo y la mierda (1972) y Oye Patria, mi aflicción (1975), mientras era censurado en España. De hecho, en 1976, José María de Areilza, ministro de Asuntos Exteriores, lo incluyó públicamente en la lista de seis personas a las que no se les permitiría regresar a España; los otros cinco eran Dolores Ibárruri La Pasionaria, Rafael Alberti, Santiago Carrillo, Enrique Líster y Valentín González El Campesino. Algo tuvo que ver en ello su Carta al general Franco, enviada al dictador en 1972 y que no obtuvo respuesta. Con esta epístola, y otras como Carta a Fidel Castro (1984) y, más recientemente, Carta a Stalin (2003), que igualmente remitió a los autócratas cubano y soviético, Arrabal quiso, en sus propias palabras, «denunciar a los tiranos». De hecho, ha desarrollado una relevante labor solidaria con el exilio cubano y con los presos políticos de Cuba, hasta el extremo de crear en París, en 1987, el Comité para la liberación de los presos políticos de esa isla, gracias a cuya gestión se consiguió que el poeta Jorge Valls saliera de prisión.
En la década de los 80, establecido libremente en nuestro país, siguió con su obra literaria y dando a la imprenta, entre otros títulos, El rey de Sodoma (1978), Inquisición (1980), Arrabal celebrando la ceremonia de la confusión (1981), La Virgen roja (1983), La torre herida por el rayo (1983), La Hija de King Kong (1985), La extravagante Cruzada de un Castrado Enamorado (1988), El Mono (1990), La dudosa luz del día (1996), y Carta de amor (como un suplicio chino) (1999). También ha escrito biografías, como Un esclavo llamado Cervantes (1996), libretos de ópera, libros de artista, una profusa obra periodística que le hizo merecedor del Premio Mariano de Cavia en 1998, y abundante poesía que ha sido reunida en el volumen Credo quia confusum (2016). Sobre su abundante obra, traducida a treinta y siete idiomas, se han realizado trece largometrajes documentales por artistas como Javier Esteban, Kenny Ozier, Humberto López (Premio Italia) y Xavier Pasturel, y también ha sido objeto de numerosas tesis, monografías y doctorados.
Arrabal ha sido profesor de Literatura Española en la Universidad de La Sorbona y, como artista polifacético, ha expuesto obras donadas por maestros y sus propios lienzos en diversos centros y museos: Institutos Cervantes, Cercles des Beaux-Arts, Palais Borromée, Centre dArt de París, Musée du Montparnasse, Shanghai Museum of Art and Urban Planning y Ateneo Veneto-Biennale deVenise. Varios catálogos ilustran estas exposiciones, como Arrabal Espace, Visiones de Arrabal, Les nuits dHéliogabale y Las cinco luces del arte chino. En el terreno cinematográfico ha dirigido siete largometrajes, varios cortometrajes y películas para France 2. Destacan, a este respecto, Viva la muerte (1970), El árbol de Guernica (1975), Le cimetière des voitures (1981), y Adieu, Babylone! (1992).
Su trayectoria y su obra han recibido numerosos premios. Como dramaturgo, el Premio de Teatro de la Academia Francesa de 1993 y el Premio Nacional de Teatro de 2001; La torre herida por el rayo fue Premio Nadal 1982, y La dudosa luz del día recibió el Premio Espasa de Ensayo 1994. También posee la Medalla de Oro de Bellas Artes (1987), el Premio Nabokov de novela, el Premio Nacional de Literatura Dramática (2003), el Worlds Theater, el Wittgenstein de Filosofía, el Pasolini de Cine, el Premio Internacional Teatro del Milenario, el Alessandro Manzoni de poesía y el Premio Españoleto (José Ribera) de pintura, entre muchos otros. En 2005 se le concedió la Légion dhonneur francesa, en 2007 fue nombrado Doctor Honoris Causa de la Universidad Aristóteles (Grecia), y en el año 2000 el Colegio de Patafísica le distinguió con el honor de «Trascendente Sátrapa», su título más importante. Posee además la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.
(La imagen que ilustra esta semblanza es una intervención de Fernando Arrabal sobre fotografía de Juan Barte)