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Conoce Castilla y León
Conoce Castilla y León
Es innegable que hoy en día el movimiento de las Comunidades se asocia con Castilla y León. Sin embargo, se trata de un acontecimiento importante tanto en la historia de la Comunidad como en la de España, ya que tomaron parte en él otras muchas ciudades y comarcas que hoy no están incluidas en las fronteras de la región.
¿Cuáles fueron las causas de la revuelta comunera? Dentro de su gran complejidad, existieron básicamente unos motivos políticos y otros sociales.
Desde la óptica política, uno de los hechos más sobresalientes fue la llegada al trono de un rey excesivamente joven y al que en Castilla y León se consideraba en ese momento extranjero: Carlos I había nacido en 1500 en Gante, hijo de Juana la Loca y de Felipe El Hermoso, y en Flandes recibió su educación hasta alcanzar los 17 años. Cuando llegó apenas sabía balbucear algunas palabras castellanas, y apareció rodeado de cortesanos flamencos que parecían ávidos de cargos y riquezas.
Comenzaron a producirse hechos que agravaron la cuestión: la concesión a estos extranjeros flamencos de cargos importantes, puestos en la dirección de la Administración del Estado, por ejemplo. Para empeorar la situación, el rey Carlos I fue nombrado emperador, un cargo que hacía presagiar largas ausencias del monarca, y la posible subordinación de los intereses castellanos a los de Flandes o a los del Imperio. Este rechazo hacia la política y la figura del Rey procedía especialmente de las ciudades de la meseta castellana, que tenían miedo de las complicaciones que podría acarrear a Castilla el verse inmersa en una política internacional donde el paso lo marcase el Imperio alemán, así como por la posible pérdida de autonomía de su Gobierno.
En cuanto a problemas sociales que motivaron las Comunidades, son difíciles de explicar. Cada grupo de los que componían la sociedad castellana del siglo XVI aprovechó el clima de rechazo al joven monarca para hacer valer sus reivindicaciones particulares. La alta nobleza quería conservar sus privilegios y no estaba conforme con la pérdida de poder político; la nobleza media deseaba recuperar el protagonismo que iba perdiendo a favor de los comerciantes y burgueses; los grupos sociales medios de las ciudades buscaban una cierta participación política, algo de lo que sólo disfrutaba la nobleza urbana. A todo ello se le sumaba la pugna entre los grandes comerciantes y los industriales de la época.
El levantamiento, que tuvo su desenlace en Villalar, comenzó en Toledo. El escenario central completo comprendía una extensa área: Tordesillas, Torrelobatón, Valladolid, Zamora, Salamanca, Toro, Segovia, Medina del Campo, Medina de Rioseco, Ávila... y Villalar. El movimiento se localiza en las zonas urbanas castellanas. El norte de España, poco urbanizado, y el sur, dominado por la alta nobleza, apenas participaron.
Monolito de Villalar.
Los representantes de las ciudades sublevadas se unieron en Ávila, donde formaron la "Junta Santa", y desde allí enviaron al Rey un memorial de sus quejas. Carlos I logró atraerse a muchos nobles, y en Villalar, el 23 de abril de 1521, derrotó a las huestes comuneras, que estaban formadas por los menestrales (artesanos) de las ciudades y los labriegos del campo. La caballería imperial causó cerca de 500 muertos y consiguió hacer prisioneros a los principales capitanes que habían promovido la sublevación del movimiento comunero, Juan de Padilla, toledano; Juan Bravo, segoviano, y Francisco Maldonado, salmantino. Un juicio sumario al día siguiente, después de haberse declarado ellos mismos responsables de sus actos, supuso su condena a muerte.
La Junta de Castilla y León, en 1986, decidió fijar por ley la fecha del 23 de abril como el "Día de la Comunidad", en vista del carácter festivo que la conmemoración de Villalar había ido adquiriendo.
El texto legislativo se encarga de recordar las tradicionales aspiraciones de la conmemoración, que quiere que la fiesta sea "a la vez homenaje a los antepasados y promesa antes quienes sigan en el afán de mejora de las condiciones de vida de los castellanos y leoneses (...)". Esta fecha, continúa la ley, "ha permanecido en la memoria colectiva del pueblo que, consciente de la trascendencia que tuvo para la determinación de su evolución y desarrollo, ha reivindicado siempre como fecha ilusionada para la recuperación de su libertad y autogobierno en la solidaridad y unidad de España".